El director de Flamenco On Fire detalla las claves de una edición que celebra el toque, la tradición y el riesgo
Desde hace doce años, el festival Flamenco On Fire transforma Navarra en el epicentro del arte jondo. Bajo la dirección de Arturo Fernández, la cita no solo ha consolidado una programación artística de primer nivel, sino también una filosofía: defender el flamenco como cultura viva, arraigada y en constante evolución. En esta edición de 2025, el festival inicia una trilogía dedicada a contar la historia del flamenco desde 1830 a través del concepto “Tandal”, un guiño al patio tradicional donde el arte se compartía y se transmitía.
Conversamos con Arturo Fernández sobre los pilares de esta edición, el protagonismo de la guitarra, la fuerza de la tradición oral, las nuevas voces del cante y la capacidad del festival para conectar pasado, presente y futuro del flamenco.
Un festival que cierra el verano con compás
Antes de entrar en conversación pedimos a Arturo que nos dé cinco razones claras para asistir a Flamenco On Fire y aunque hay más nos indica las siguientes:
“La primera, la programación, sin duda. Tenemos siete ciclos entre musicales y extramusicales. La segunda, el territorio: Viana, Tudela y Pamplona ofrecen espacios únicos. La tercera, el ambiente flamenco. Es un festival donde artistas y público se cruzan en la calle. Cuarta, la gastronomía: Navarra se disfruta también con el paladar. Y la quinta, porque es la mejor manera de cerrar el verano y arrancar el otoño con arte y emoción”.
Sabicas como raíz y faro
Flamenco On Fire nació como homenaje a Sabicas, y ese espíritu sigue guiando el festival. “Sabicas está presente en cada edición. Su legado nos impulsa a dar protagonismo a la guitarra flamenca. De ahí nacen iniciativas como el ciclo Alzapúa, que este año celebra su tercera y última edición con cuatro grandes guitarristas: Manolo Franco, Gerardo Núñez, Rafael Riqueni y José Antonio Rodríguez. Cerramos este proyecto con Pepe Habichuela, nuestro embajador, como homenaje a toda una generación”.
La guitarra, el alma del festival
La apuesta por el toque es clara: el festival se abre y se cierra con guitarra. Desde Juan Requena en el balcón de Viana hasta Tomatito en el Auditorio Baluarte, la guitarra está en el centro. “La guitarra es una puerta de entrada al flamenco tan válida como el cante o el baile”, afirma Arturo. Y lo demuestra la programación del Escenario Sabicas, con cinco recitales: Miguel y Juan Vargas, José Antonio Rodríguez, Daniel Casares, David Cerreduela y Alfredo Lagos. “Todos ellos elevan la guitarra flamenca como instrumento solista de concierto”.
Cante de raíz y voces de presente
El cante tiene una presencia destacada. La propuesta Reseteando reúne a tres de las cantaoras más rompedoras del momento: Lela Soto, Ángeles Toledano y María Terremoto. “Son tres mujeres que comparten tradición oral y mirada de futuro. No es para que compitan, sino para que se nutran mutuamente”.
A esto se suma el Escenario Pansequito, reservado al cante clásico, con artistas como Manuel de la Tomasa, José Canela, Esmeralda Rancapino, Ismael de la Rosa “El Bola” y Domingo Rubichi. “Queremos dar espacio a las familias cantaoras, a los linajes, a las voces que mantienen viva la memoria del flamenco”.
Baile con alma de Lorca y cuevas de Granada
El baile también está presente con propuestas de fuerte identidad. Antonio Najarro presenta Romance Sonámbulo, inspirado en los sonetos de Federico García Lorca. “Es una producción que encaja perfectamente con la temática histórica del festival”, explica Arturo.
En el ciclo nocturno destaca Alba Heredia, bailaora de la saga de los Maya, que regresa al festival tras una pausa personal. También Vero “La India”, otra granadina con sello propio estará presente en el Tablao On Fire, junto a Duquende, La Macanita y un homenaje a Canela de San Roque.
Escenario Siglo XXI: flamenco en expansión
Flamenco On Fire no teme cruzar fronteras estilísticas. El Escenario Siglo XXI busca atraer nuevos públicos con propuestas de fusión e innovación. Los Planetas son el emblema de esta apertura. “Su vínculo con el flamenco viene de lejos: colaboraciones con Morente, homenajes a Camarón, armonías que beben del cante”, recuerda Fernández.
Completan este ciclo Yerai Cortés, con su proyecto Guitarra coral, Queralt Lahoz presentando su nuevo álbum 9.30PM y Rocío Márquez & Bronquio, con el exitoso Tercer Cielo. “Todos ellos representan ese flamenco que se mueve entre géneros sin perder autenticidad”.
El flamenco sale a la calle
Uno de los elementos más distintivos del festival es su capacidad para ocupar el espacio público. Los balcones del Ayuntamiento y del Hotel La Perla, las plazas y patios de Pamplona se llenan de música en directo. “Es una experiencia urbana y colectiva. La gente pasea de plaza en plaza y de concierto en concierto, creando una comunidad”.
Además, los conciertos gratuitos en el Palacio de Navarra, en el nuevo Escenario Pansequito y los ciclos de guitarras en el Civivox Condestable permiten a todo tipo de público acercarse al flamenco.
Más allá del arte: compromiso social y memoria
Flamenco On Fire es también un festival con dimensión social. Este año se concederán galardones a figuras clave como Isamay Benavente, José Manuel Gamboa y José Luis Ortiz Nuevo, además de un homenaje póstumo a la periodista Loretxo Iñárrea.
Se desarrollarán actividades como flashmobs, conferencias, acciones medioambientales, entradas solidarias para colectivos vulnerables y el ya habitual Autobús de Mujeres Flamencas, que acerca a mujeres del entorno rural a espectáculos del festival.
La pelota vasca y el “tandal”: raíces en movimiento
Este año, el cartel conceptual rinde homenaje a la pelota vasca, tradición navarra con muchas similitudes con el flamenco. “Ambas se consolidan en el XIX, tienen dimensión internacional y giran en torno a figuras: pelotaris y artistas”, cuenta Arturo. La metáfora se completa con 12 composiciones sonoras creadas por Fernando Vacas, inspiradas en el golpe de la pelota y en el compás de amalgama flamenco.
Una ciudad que se convierte en tablao
Pamplona acoge durante una semana una programación intensa y variada: desde el virtuosismo del toque hasta la fuerza del cante familiar; desde el baile escénico al cante a pie de calle. “El objetivo es claro: emocionar, enseñar, provocar, crear comunidad. El flamenco, como decía Morente, es memoria y es vanguardia. Y en Flamenco On Fire queremos que sea también una experiencia compartida”.
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