La Tremendita conduce en la Bienal de Madrid un espectáculo en blanco y negro en el que, a ratos, salpica la sangre (metafórica).
Me perdí el arranque de la Bienal de Madrid por un compromiso anterior que me llevó al festival de músicas sagradas de la ciudad de Fes, otro continente, otra religión y muy poca cerveza. Así que tenía prisa por volver a casa, dejar la maleta, saludar a la familia y cruzar Madrid.
Llevas doce horas de viaje en el cuerpo y no tardas ni un segundo en captar por qué Rosario La Tremendita ha diseñado este espectáculo para la Kaita. La hija del Tremendo escuchaba a la Kaita desde pequeña. Y eso es algo que cuentan que hacía Camarón, que cuando iba a Badajoz buscaba a esa gitana por los rincones de la Plaza Alta, ya saben Ustedes/Vosotros que Camarón era un enciclopedista (oral) del cante que siempre estaba aprendiendo y en el capítulo extremeño figuran con sangre los cantes de los Porrina con Ramón el Portugués a la cabeza, Juan Cantero, La Marelu y la Kaita…
Me contaba Alfredo Grimaldos que cuando la reina del fado Amália Rodrigues iba a visitar a Porrina de Badajoz, su cochazo se quedaba atascado en las estrechas calles de la Plaza Alta para alborozo del chascarrillo y la chiquilleria. Una historia de leyenda, como la de la Kaita, que nunca fue importante para la flamencología hasta que fue reivindicada por el cineasta Tony Gatlif, especialmente en “Latcho drom” (1993). Cosas que pasan, a los flamencos no los salvan los flamencos, los salvan los OTROS (sean turistas o extranjeros, a elegir). En el flamenco reina la anarquía, cada uno es cada uno, pero no encontrarán nada más anárquico ni más flamenco que el “rajo” de esa gitana. Así que lo que hace Rosario es ponerle una alfombra a su maestra y que se exprese.
Lo conceptual llegan por una iluminación bajo mínimos, unas proyecciones de imágenes innecesarias para un flamenco (cuando vea a un “indie” le pregunto) y una estética en blanco y negro que no esconde lo esencial del cante. Así que ocurrió lo que ya sabemos, que la Kaita canta a fogonazos por tangos y jaleos extremeños y que ese cante va bien con todo, con el bajo de Rosario y, sobre todo, con la batería de Daniel Suárez. No es apto para todo los públicos, porque la Kaita va con las entrañas por delante. Por eso se llama el espectáculo “Matancera” porque la cosa va de hacer la matanza, que salpique la sangre y ya después embutimos el chorizo y la morcilla. No apto para la morería.
Kaita dijo aquello de: “Vamos a tocar en Badajoz” y le faltó una miaja para decir: “si me queréis… venirse”. Este cronista se lo está pensando porque lo que se vio en el cuartel de Conde Duque no es lo habitual… porque nunca es suficiente…
Lo seguro es que el concierto siguiente será distinto aunque ya sabemos que vamos a tener una ración extra de tangos y jaleos bien macerada por la batería de Daniel Suárez y algunos pasajes electrónicos que rellenan lo esencial.
Resumiendo, quisieron que el público bailara la última rumba con temas de Parrita y de los Chichos. Eso anunciaron, lo de los Chichos fue “A veces quiero estar sola” pero la de Parrita se me escapó o era la ración discotequera de bakalao que nos regalaron entre medias. A la salida no no pusimos de acuerdo en qué era mejor: si escuchar a la Kaita con guión, sin guión, con las guitarras de los Vargas, en España o en el extranjero. Por si acaso, vayan a verlas a las dos y seguro que salen con una opinión distinta.
Vídeo & fotografías @Manjavacas.flamenco
“MATANCERA”. Rosario la Tremendita & La Kaita. Bienal flamenco Madrid. Patio de cuartel del Conde Duque
Rosario La Tremendita, bajo eléctrico, guitarra, cantaora
La Kaíta, cantaora
Daniel Suárez, percusión y electrónica.
Idea, Rosario La Tremendita, Carmen Almirante
Dirección escénica, Verónica Morales
Ayudante de dirección, Anaisa García
Dirección musical, Rosario La Tremendita
Composición musical, Rosario La Tremendita, Daniel Suárez
Visuales y fotografía, Claudia Ihrek
Espacio escénico, Orangerie.Project
Diseño de iluminación, Andreu Fabregas
Dirección técnica y sonido, Manu Meñeca
Técnico visuales e iluminación, Rafa Gómez
Vestuario, Pepa Papel
Regiduría, María Martínez
Colaboración vestuario, Ana Roncero
Dirección de producción, Carmen Almirante
Ayudante de producción, Sofía Fernández
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