La vigésima edición de Suma Flamenca arrancó este martes 14 de octubre en los Teatros del Canal con una artista que encarna el espíritu de esta cita: Ángeles Toledano, joven cantaora andaluza que ha sabido tender puentes entre la raíz y lo contemporáneo. Presentó su espectáculo Sangre sucia, título de su primer disco y metáfora de esa sangre mestiza que da vida al flamenco, donde tradición y vanguardia laten al unísono.
La Sala Verde se vistió de blanco para recibirla. Sobre una tarima iluminada por una aureola de luces de neón, dispuesta como un corazón invertido, Toledano apareció vestida también de blanco, luciendo sus tatuajes y su larga melena trenzada. Desde el primer compás, su voz —joven pero curtida en la hondura— cautivó a un público que llenó la sala hasta el último asiento.
En el recital se mezclaron lo electrónico y lo orgánico, lo ancestral y lo moderno. La artista, acompañada por Benito Bernal a la guitarra, Manu Masaedo en batería y percusión, y las voces y palmas de Belén Vega y Sara Corea, construyó un paisaje sonoro tan preciso como libre. Un grupo de coristas se sumó para envolver su cante con ecos corales que potenciaron la emoción.
Hubo también instantes íntimos, como el saludo grabado de su abuela Mariana, que la cantaora compartió con ternura antes de lanzarse a los pasajes más viscerales de su repertorio. Esa conexión entre lo familiar y lo experimental, entre el pasado y el futuro, define la esencia de Sangre sucia y de la propia Toledano, figura emergente del nuevo flamenco.
Vídeo – Imágenes grabadas por el equipo de comunicación de los Teatros del Canal
Fotografías por Pablo Lorente









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