Espectáculo Homenaje al Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba
Texto: Estela Zatania
Fotos: Paco Sánchez
Artistas invitados. Guitarra: Javier Latorre, Rafael Estévez. Montaje musical: Faustino Núñez. Director: Javier Latorre.
Después de 20 días de preselecciones, semifinales y finales, además de exposiciones de fotografía y pintura, libros nuevos y reeditados, una diversidad de eventos a lo largo del año, y finalmente las lujosas galas del Ballet Flamenco de Andalucía, Manolo Sanlúcar, Carmen Linares y Mayte Martín, el “Año Flamenco”, declarado de manera oficial en octubre del 2005, y que ha durado casi año y medio, está llegando a su natural conclusión.Catorce ganadores han sido anunciados, y anoche, en el Gran Teatro de Córdoba, se estrenó el Espectáculo Homenaje al Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba.
Javier Latorre
Con una fuerte competencia generada por el mismo calendario flamenco cordobés, incluyendo el festival flamenco “Cruzando el Río”, y más sorprendente, el espectáculo “Gitanas” de la Farruca, ambas presentaciones ofrecidas al aire libre la misma noche de viernes, había muchos asientos vacíos en el Gran Teatro de Córdoba. No obstante, el deseo de celebrar 50 años de este festival trienal, y recordar la gloriosa victoria del actual Llave de Oro del Cante, Antonio Fernández Díaz “Fosforito”, hizo que todos los inconvenientes y defectos de la presentación quedaran pequeños: hemos venido a Córdoba para celebrar medio siglo de buen flamenco y honrar a los grandísimos artistas que han pasado por sus escenarios.
La presentación creada y dirigida por Javier Latorre empezó directamente con un audiovisual recordando a algunos de los ganadores más destacados del festival; las caras de Fosforito, Lebrijano, Paco de Lucía, el Cabrero, Manuela Carrasco, Fernanda de Utrera, Chocolate, Calixto Sánchez, Manolo Mairena, José Antonio Rodríguez, Chano Lobato, Matilde Coral, Vicente Amigo, El Pele o el mismo Javier Latorre entre muchos otros se juntaron en un elocuente compuesto gráfico.Frases inolvidables de la música de Amigo, Manolo Sanlúcar y Paco de Lucía dieron lugar a un baile de conjunto con el marchamo inconfundible de Latorre.
Representando la parte guitarrística, José Antonio Rodríguez, Premio “Ramón Montoya” en 1977, ofreció su mini recital dentro del recital. Con un sabor tradicional pasado por el tamiz de su sensibilidad contemporánea, tocó por soleá, seguida de una composición jazzística con el acompañamiento de percusión y segunda guitarra.
Hemos venido a Córdoba para celebrar medio siglo de buen flamenco y honrar a los grandísimos artistas que han pasado por sus escenarios.
José A. Rodríguez
Un ambicioso pero desigual recorrido relámpago con fragmentos de cante en las voces más representativas de ganadores anteriores, música de orquesta, el sonido de castañuelas y demás elementos, sirve de pretexto para un baile popurrí a la par. La inevitable confusión conduce a la impecable sencillez de un cantaor con su tocaor: José de la Tomasa, Premio “Manuel Torre” 1977, y Manolo Herrera. El sobrino-nieto de Manuel Torrecantó serranas y lo que anunció como “cantes de la Alameda”, es decir, soleá por bulería con sabor sevillano “afrijonao”, diferente a aquellos cantes nacidos en los tabancos jerezanos y que algunos todavía llaman “bulería pa’ escuchar”. Finalizó su actuación por siguiriyas entregadas con la totalidad de sus facultades, golpes de pecho incluidos, provocando aplausos efusivos.
A continuación vendría el momento más rugoso de la velada.Un audiovisual de Eva Yerbabuena perdió primero el audio, y después el visual, dejando al respetable en un bochornoso y oscuro silencio imposible de maquillar. Entra el percusionista y arranca con el pelado compás de Lebrija para acompañar una voz lebrijana, José Valencia, además de Juan Manzano el “Coco” y el interesantísimo granadino Antonio Campos. Es la puesta en escena para Daniel Navarro, brillante bailaor joven, Premio “Mario Maya” 2001. Su presencia es impresionante, y la clave de su éxito es el dominio del arte de la tensa calma, una placidez minimalista que simultáneamente oculta y revela la turbulente vida interior del artista. Este trasfondo psíquico, respaldado por su buen gusto y una técnica impecable, hace que Navarro sea una de las figuras más prometedoras del baile flamenco actual. Con razón es adorado en su tierra natal cordobesa, y los cariñosos gritos de “¡vamos, Dani!” no paran de escucharse.
José de la Tomasa
Lo que tenía que ser un final apoteósico, con el cuerpo de baile interpretando y siguiendo el mismo baile proyectado en el telón de fondo de un joven Javier Latorre de cuando triunfó en este mismo concurso, quedó en buenas intenciones; nuevamente la parte audiovisual no estaba a la altura, y el cuerpo de baile estaba descoordinado, pero la emotiva reacción del público cordobés y foráneo fue el bálsamo que curó todo al instante, y no tenemos más remedio que unirnos a este merecido homenaje que el venerable Concurso de Córdoba se ha servido en el medio siglo de su existencia.
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