Resumen: Homenaje a Caracol. Luisa Ortega, Miguel Poveda, Paco Cepero, Manolete…
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El duende de Caracol. |
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Artistas: Miguel Poveda, Chicuelo, Carlos Grilo, Luis Cantarote, Pedro Ricardo Miño, El Pele, Aurora Vargas, Diego Amaya, Paco Cepero, Manolete, Luisa Ortega. Los jardines de la Alhambra, han estado nada menos que todos esos años sin escuchar cante. Y ha sido en un sentido homenaje a Manolo Caracol, en el centenario de su nacimiento cuando se han vuelto a abrir al flamenco. Un tributo especial, en el cuál el invitado principal ha sido la idea de cuanta flamenquería se reunió en aquel año para dar un premio al Tenazas, y otro a Caracol, el niño Caracol.
En ocasiones, los eventos y/o festivales flamencos se dan cita en emplazamientos que hacen que el espectador recuerde más el lugar donde ha estado, que lo que ha escuchado o visto. El objetivo se cumple, para algunos, cuando se habla de esto. Pero hay lugares en los que no sólo es bonito el sitio en sí, sino que están poseídos. Un duende vive en ellos y de allí no sale así pasen 87 años, o más. Y de esto sabe mucho uno que lleva habitando los jardines de la Alhambra todo este tiempo. Con una única diferencia: en el año de 1922 se celebró un concurso de Cante Jondo y ahora es un homenaje a todo lo que aquello fue para uno de los participantes, que contaba tan solo con 13 años y que le dio la alternativa como artista. Un auténtico privilegio para los afortunados que se acercaron. El requisito para estar ahí, era claro: recordar de la mejor manera a Caracol, y qué mejor forma que acercándose a su cante, que ya es mucho. Fue Poveda el que principió la noche y se acordó del maestro interpretando el pregón del uvero, seguido de zambra y fandangos por bulerías. Corta se hizo su actuación, que dejó paso al piano de Pedro Ricardo Miño que hizo las delicias de la noche. No podía faltar el piano que tantas satisfacciones dio a Caracol y a Arturo Pavón, que fueron precursores de esta unión tan bonita. Una fantasía en forma de granaína recordando a Falla y bulerías con aires gaditanos para el sevillano. Manuel Moreno “El Pele” fue otro de los invitados a recordar a Caracol. Soleá y seguiriya ejecutó con acompañamiento de guitarra, para volver a escuchar la extensión de las manos de Miño en forma de teclas y con la voz del Pele por malagueñas.
Aurora Vargas puso el flamenco más puro en su cante por soleá, alegrias y bulerías con pataítas que animaron al público. El baile por excelencia se quedó en un artista de la tierra. Fue corto pero intenso: por alegrías. La figura, la de Manolete. Cumplió con la parte dancística. El jerezano Paco Cepero y Diego Amaya se aunaron en la guitarra, para interpretar uno de los primeros éxitos de Cepero. El momento emotivo de la noche mágica granaína vino con la aparición en escena de Luisa Ortega, nerviosa, sín articular palabra. El recuerdo y el amor paterno la omnibuló cuando piano, guitarra y su voz sonaron en una zambra por seguiriyas. Los nervios la dejaron frágil de voz, pero la entrega y el duende la empujaron a resistir hasta el final. El leitmotiv de la noche se cumplió sobremanera. El duende de Caracol se paseó toda la noche por los jardines del Patio de los Aljibes. Se dejó sentir. Y gracias a él, la noche fue una de esas que no se olvidan, al menos para los que tuvimos la suerte de poder participar de ella.
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