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MIGUEL POVEDA Miércoles, 16 de mayo, 2007. |
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Fotos: Rafael Manjavacas
Cantaor sin fronteras El teatro Español de Madrid acogía el nuevo montaje que estrenaba Miguel Poveda, “Sin Fronteras”, donde el cantaor barcelonés rinde homenaje a Jerez de la Frontera, porque como se recoge en el programa, más que frontera, es uno de los centros capitales del flamenco. Tras su sublime espectáculo “Tierra de calma”, el montaje que hace en directode sunuevo disco y queha presentado por diversas ciudades de España, es comprensible que cualquier otra propuesta de este joven artista, en estado de gracia, cause expectación y más si comparte cartel con otras figuras del cante, el baile y la guitarra, por lo que agotó las localidades. Un diálogo entre Barcelona y Jerez se establece en el escenario. Luis el Zambo acompañado de un nutrido grupo de artistas de Jerez desde Joaquín Grilo a Moraíto, canta bulerías al golpe. Le sucede Poveda con la guitarra de Chicuelo cantando una minera. Del cante netamente jerezano del Zambo, cantaor por el que Poveda siempre ha mostrado su admiración, pasamos al candor de la voz de Poveda, soniquete y cante exquisito. El Zambo canta por soleá, Joaquín Grilo nos da una pincelada de su baile, marca de la casa. Por malagueñas y abandolaos Miguel sienta cátedra, se recoge y trabaja su cante hasta lograr una jondura aterciopelada de gran belleza. Ese cante grande al que nos tiene acostumbrados. Con la toná, Miguel se va acercando al Zambo. Sus cantes se funden,el rancio y el joven, el de dos generaciones. Se da la grandeza de que ados cantaores de procedencias tan distintas, les una su amor por este arte. De lo puro a lo festero, nos cantan de nuevo ambos la bulería “Que borrachera”, un maravilloso tema del disco «Zaguán» de Poveda, en el que rinde tributo al cantaor jerezano. Los tientos y tangos de Miguel nos devuelven a su cante creativo, inmenso en registros. El eco del Zambo por seguiriyas es la tradición pura. Joaquín Grilo baila por alegrías. Para la ocasión ha elegido su baile vacilón, templado, que seduce, que cautiva, con el que dialoga con el público. Pies, manos, giros, todo con pellizco. Su baile también es técnica, pero la aflamenca de pies a cabeza. Un bailaor que es tradición e innovación, personalísimo. Llega la exhibición total de la bulería: de guitarra con Moraito chico, único interpretando este estilo. Con unas bonitas coplas por bulerías de Poveda, se da paso a la fiesta. Todos bailan con gracia, incluido el propio Poveda, que todo lo hace bien. Joaquín Grilo también se luce, porque aquí todos hacen gala de cómo se domina el compás. Con Miguel Poveda cantando “Alfileres de colores”, el disfrute continúa, pero ahí no se queda la cosa. Solos se quedan conversando y cantando Poveda y el Zambo y se va cerrando el telón. Todo un recital de arte del que gozamos de la mano de Miguel Poveda. A veces da reparo prodigar tantas alabanzas a un artista tan joven, por si su crecimiento deja de ser tan apabullante, aunque eso parece imposible si se piensa en él. Es completo, generoso, de los pocos que engrandece y comparte lo que hace con otros grandes artistas como los que participan en este montaje. Ahora mismo en el flamenco es un número uno, un cantaor que afortunadamente no se cansa de brindar arte, un cantaor sin fronteras. |
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