Juana la del Pipa, Dolores Agujetas, Macanita
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Hoy en día cuando todo el flamenco es “innovador”, “arriesgado” o “fresco”, cuesta hacer algo que gire cabezas y despierte el interés de los aficionados. La grabación con el ingenioso título “Mujerez” ha logrado llamar la atención con lo más novedoso: cante clásico con guitarra. Sin cajón ni claqueta. Palos flamencos. En directo. Es una fórmula que dio resultado durante décadas, cuando el flamenco era del dominio de unos cuantos, y el gran público se interesó por otras músicas españolas más populares. Alrededor de los años setenta llegó la revolución llamada Paco de Lucía y Camarón de la Isla, y de la noche a la mañana el flamenco se popularizó hasta el punto de alcanzar las listas de superventas. Nada de malo tuvo eso, pero lo que nadie pudo prever, fue la paulatina desaparición del cante tradicional del ámbito comercial, incluyendo el mercado discográfico. Si los franceses grabaron la primera antología de cante y los norteamericanos descubrieron a Diego del Gastor, una vez más han sido foráneos los que han valorado aquello que los del lugar de origen han pasado por alto. Es tarea admirable y más que bienvenida esta producción patrocinada por BBK, entidad bancaria del País Vasco que por segunda vez apoya un empeño de este tipo, siendo la primera grabación “La Nueva Frontera del Cante de Jerez”. En aquella ocasión, un grupo de jóvenes promesas, varones todos, tuvieron la oportunidad de demostrar su valía. Esta vez, ha sido el turno de las mujeres, no jóvenes promesas sino cantaoras maduras y experimentadas.
1 Bulería para escuchar TE QUISE SIN DARME CUENTA Juana La del Pipa Moraito 06:25 |
Tres grandes e inconfundibles voces femeninas: Juana la del Pipa, Dolores Agujetas y Tomasa la Macanita.
Juana Fernández de los Reyes, la del Pipa, nació hace seis décadas en el barrio de Santiago. Es incapaz de decir un solo verso de manera superficial debido a su voz rajada y sentenciosa. Su cante goza de la ventaja de muchos años cantando al baile de su sobrino Antonio el Pipa, circunstancia que le permite revolcarse en el compás a sus anchas. Más que cualquier otro palo, lo que en Jerez se llama “bulería pa escuchar”, y en otros sitios es bulería por solea, solea por bulería o bulerías al golpe, es, sin duda el palo o cante que más define a Jerez, incluso más que la bulería. De hecho, es un cante que en esta ciudad tiene identidad específica que los cantaores de otras localidades no han querido otorgarle. La interpretación de Juana es rica y fundamental, algo agresiva, pero su voz no está para preciosismo.
Otra voz rancia es la de Dolores de los Santos Bermúdez, “Dolores Agujetas” hija del gran Manuel, que aquí representa el barrio de San Miguel con todo el peso específico que eso implica. De las tres, es la que menos se ha prodigado profesionalmente. Posee el inconfundible eco de la familia, quizás insistiendo excesivamente en ello, hasta imponiendo una voz de ancianita cuando la suya propia es limpia y natural. No obstante, debemos admirar y apreciar su aportación como fiel representación de un tipo de cante que escasea. Recreando las desafinaciones que tan hábilmente maneja su padre, no las acaba de controlar, y la aspereza resultante no será del gusto de todos en los fandangos, especialmente el de Torre con el que cierra, o en la siguiriya de Manuel Molina. Pero también es de agradecer la ausencia de manipulación digital que hoy en día corrige este tipo de descontrol, a menudo restando impacto. Seguidores de la línea de los Agujeta no estarán decepcionados, porque Dolores se entrega sin reserva. Por siguiriyas dedicadas “a mi pare Agujeta”, canta los estilos habituales de éste, alcanzando algunos momentos muy buenos.
Un ambiente de fiesta y espontaneidad que aporta vida y autenticidad, valores que tanto faltan en grabaciones actuales.
Macanita, Tomasa Guerrero, la más joven de las tres, a la vez que la más experimentada y profesional, sin que esto reste espontaneidad ni impacto de sus interpretaciones. Muchos habíamos esperado más de aquella jovencita de la voz cálidamente rozada que salió cantando villancicos en la película de Saura, pero no somos golosos, la mujer ha encontrado su camino y se ha ganado un sitio de honor en la historia del cante de Jerez. Su solea es abordada por Moraíto con aire de solea por bulería, posiblemente a instancias de la cantaora, empapada del decir utrerano, localidad donde este cante se lleva a un compás airosillo. Cantando algunos estilos poco cultivados en Jerez, pone la característica energía jerezana. Perfecta demostración de lo que el flamenco da de sí cuando se rechaza el localismo que hoy en día infecta, y no digo afecta, el género.
Espléndida ronda de tonás, la mejor prueba de que las mujeres pueden cantar este duro palo con tanto empaque como los hombres. A cada una le toca el turno por fiesta. Dolores recuerda mucho a la lebrijana Cristobalina, con bulerías bien variadas, y cada una de las tres pone su personalidad. La malagueña y el cante minero de Macanita, tientos de Juana, aquí nadie puede quejarse de un repertorio cortito. Se cultiva un ambiente de fiesta y espontaneidad que aporta vida y autenticidad, valores que tanto faltan en grabaciones actuales.
El acompañamiento del maestro Moraíto despacha el aire jerezano en los cantes de Juana y Tomasa, y Dieguito Agujetas apoya perfectamente el cante de su madre plazuelera en esta grabación de la que ningún aficionado debe privarse.
Caracol decía que las tres cosas que necesita un cantaor son voz, voz y voz. Aquí, tres señoras del cante, con sus más y sus menos, gracias en gran parte a la producción de José Ma. Castaño, Alfredo Benítez y Gonzalo López, lucen tres irresistibles voces flamencas que no dejarán indiferente a nadie.
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