XXIX Noche Flamenca de Écija – Córdoba. Homenaje a la Casa de los Mairena

XXIX
Noche Flamenca de Écija

Sábado, 10 de septiembre,
2005. 2300h. Patio de Colegio de la SAFA. Écija (Sevilla)

Texto y fotos: Estela Zatania

Un año después de que se otorgara
la Llave de Oro del Cante al maestro Antonio Mairena, en 1962
se celebró la primera Noche Flamenca de Écija,
lo cual sitúa este evento entre los primeros de la
movida de los festivales. Después de varios baches,
no debidos a una falta de afición sino a motivos administrativos,
el festival fue recuperado en 2004, y este año alcanzó
su vigésimo novena edición. Con cariño
e inteligencia, confiando en una fórmula comprobada,
los organizadores de la Noche Flamenca de Écija 2005
lograron reunir un cartel variado y de alta calidad.

Dentro del rombo dorado del cante – es que no tiene
forma de triángulo, se mire como se mire – existe
un óvulo que se extiende desde Alcalá de Guadaíra
y Mairena del Alcor hasta La Puebla de Cazalla Marchena y
Carmona, y en el extremo oriental se encuentra Écija.
Estamos en el territorio flamenco de Antonio Mairena, donde
su influencia sigue tan vigente como hace cuarenta años
cuando el cantaor escribió, junto a Ricardo Molina,
“Mundo y formas del cante flamenco” y embarcó
en una cruzada para conservar y dignificar el cante y desacreditar
el llamado “cante bonito” que había acaparado
la casi totalidad del interés popular durante décadas.

La Noche Flamenca de Écija de este año, dedicada
a “la Casa de los Mairena”, se honró con
la presencia del único sobreviviente de esa saga cantaora,
Manuel Cruz García, “Manolo Mairena” y
fue prologada por una apasionada ponencia de Antonio Reina,
presidente de la Fundación Antonio Mairena.

Antonio Reyes	José Menese

La imagen proyectada de Antonio
Mairena en el telón de fondo da fe de la continuidad
del cante que tanto luchó por conservar.

El astigitano Salvador Gutiérrez abrió la parte
musical con un espléndido solo de guitarra por soleá
con esa mezcla de sonidos antiguos y detalles modernos, gentileza
de Paco de Lucía, que tan bien nos suena. El joven
maestro sacó máximo provecho de la resonancia
de su instrumento sin cejilla en tono de Mi, y un pulgar prodigioso.

La primera voz de la noche, otro joven en proceso de consagrarse,
el chiclanero Antonio Reyes con el jerezano Antonio Higuero
a la guitarra. Por soleá, por siguiriya y por bulerías
dedicadas a Manolo Mairena, sota, caballo y Reyes con el sonido
dulce y cálido pero hiriente de este joven que logró
llevarse los premios Manolo Caracol y Antonio Mairena en el
penúltimo concurso nacional de Córdoba. La imagen
proyectada de Antonio Mairena en el telón de fondo
da fe de la continuidad del cante que tanto luchó por
conservar.

“En esta noche cuando hay como ocho mil personas
en la plaza de toros de Jerez para la Fiesta de la Bulería,
tenemos aquí a una de las primeras figuras jerezanas”.
Con estas palabras Manuel Curao presentó a Tomasa la
Macanita y su grupo con Juan Diego acompañando. Tientos
tangos con bastante más tangos que tientos, jerezanos,
cortitos y airosos. Está un poco ‘tocá’
de la voz, pero aprovecha la lucha con sus facultades para
fernandear por soleá y logra unos detalles francamente
excelentes. Malagueña de Chacón y del Mellizo,
palo desaconsejado para esta cantaora al juicio de una servidora,
pero todo se perdona por bulería y el público
es generoso con sus aplausos.

Pura escencia y heredera de la
escuela sevillana, que no es más ni menos que la escuela
“Matilde Coral”.

Empieza a caer el relente en la sartén de Andalucía
y le toca el turno a José Menese que empieza por tonás,
no sin antes ofrecer un escueto sermón acerca de la
importancia de Antonio Mairena, reiterando el mensaje con
el remate cantado: “…y si no es verdad, la casa
de los Mairena tiembla y no callo”. Por marianas,
“hay que hacer cosas diferentes” nos explica
el cantaor, y con su tocaor habitual Antonio Carrión,
los dos hacen lo humanamente posible con un cante que no da
para mucho. Por soleá, un amplio recorrido de estilos,
y Menese está más centrado que hace pocos días
en el festival de Mairena, por siguiriyas con la voz rompiéndose
a ratos, detalle que se agradece en un cantaor que a veces
resulta excesivamente cerebral para algunos gustos.

La Macanita	Milagros Mengíbar

A continuación un emotivo homenaje a la casa de los
Mairena con la presencia de la hermana y hermano de Antonio,
además del alcalde de la localidad y otros personajes
locales que da la entrada al baile. Milagros Mengíbar,
pura esencia y heredera de la escuela sevillana, que no es
más ni menos que la escuela “Matilde Coral”.
Generosa elegancia de mujer, andares garbosos, delicadeza
y minimalismo puntualizado por el moño y maquillaje
impecables y un vestuario clásico donde nunca falta
la bata de cola que maneja como una extensión de su
cuerpo. La caña y por alegrías con el sorprendente
toque de Rafael Rodríguez y el cante de los veteranos
Juan Reina y Manolo Sevilla, la bailaora es más estilizada
de cuerpo, más ligera y ágil, más joven
incluso, y cada instante es una pura delicia.

El cordobés Manuel Moreno Maya “El Pele”
no es un asiduo en los festivales de verano y se agradece
el cambio de personal. Con el toque de Salvador Gutiérrez
el cantaor empieza por soleá dedicada a “Antonio
Mairena, uno de los genios más grandes de siempre”,
pero lo que sale por su boca es puro Caracol aunque logra
imponer su sello personal. Hay unos momentos descuidados y
otros muy logrados…el Pele parece tener problemas con el
sonido y se queja a los técnicos de que se está
quedando mudo. Su siguiriya es interesante, diferente, Córdoba
queda lejos de Jerez pero Pele tiene su particular ‘ange’
y conecta con el público…después de todo,
de eso se trata. Malagueña de Chacón y la de
Juan Breva para terminar, con unos gritos desagradables –
el cantaor tiene un toque de anárquico que da resultado,
no cabe duda, y el público es suyo. Por bulerías
es francamente genial y remata su intervención con
absoluta profesionalidad poniendo al público en pie
por primera vez esta noche.

Córdoba queda lejos de
Jerez pero Pele tiene su particular ‘ange’ y conecta
con el público

Parece
que ningún festival queda redondo sin la presencia
de Aurora Vargas. La guapa festera entra directamente charlando
con el público provocando sonrisas y aplausos: “¿tenéis
alguna rebequita?” Pero es ella misma que calienta el
ambiente con sus alegrías, soleá y soleá
por bulería reposaíta, cantando algún
que otro estilo que no suena a ninguno conocido. Los tientos
tangos ¿hace falta decirlo? y todo es pretexto para
sus apoteósicas bulerías con Diego Amaya de
escolta guitarrística.

A las cuatro de la madrugada, tenemos frío pero no
sueño, y Manuel Curao solicita la presencia de Pansequito
para un fin de fiesta como en los tiempos antiguos, espontaneo
y divertido, llevándose la palma por su pataíta
el cantaor Manolo Sevilla.

Écija ha apostado fuerte y puesto ejemplo con su Noche
Flamenca, el esfuerzo de un pueblo no necesariamente puntero
en el flamenco, por conservar su herencia, no como reclamo
turístico sino un deber y un privilegio cultural.

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