Su madre, “Pepita la del Carabinero”, despertó en él la afición flamenca de muy niño. Estamos ante un gran cantaor ortodoxo que destaca por su fuerza en la ejecución. Es además un inquieto estudioso de la cultura flamenca. Seguidor y muy digno discípulo de Antonio Mairena. Domina con maestría los palos considerados «fundamentales o matrices», como soleá, seguiriyas y tonás. Cantaor admirado y muy querido en nuestra peña, donde se valora su cante clásico y cabal.
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