Resumen: VERANOS DEL CORRAL3ª semana: Sergio Pamies, Diego Amador, La Susi, Pastora Galván, Mariana Cornejo, El Choro, Gabriel Moreno, Rafael del Carmen
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VERANOS DEL CORRAL 3ª semana:
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Texto y fotos: Antonio Conde Continuando con las noches veraniegas y más que calurosas del Corral del carbón, se cumple la tercera semana de actuaciones programadas. Un ciclo intenso que poco o nada tiene que envidiarle a festivales de gran envergadura, pues a pesar de no tener una continuidad diaria cumple con creces las espectativas de un formato de estas características. Quince días de actuaciones, que salvando las distancias, y sin entrar en comparaciones, pues hablamos de formatos diferentes, son los mismos que dura el Festival de Jerez y la mitad que la Bienal sevillana. En definitiva una cita obligada para los amantes del flamenco. Patricia Guerrero ha sido la maestra de baile que ha redactado los fundamentos del baile por tarantos y bamberas en el Carmen de las Cuevas. Una propuesta ésta, la de clases magistrales que ha enriquecido el ciclo. La diversificación musical del flamenco apareció la noche del lunes de las manos de Sergio Pamies y Diego Amador. De las manos porque ambos son pianistas y tanto el granadino y el sevillano apostaron por las teclas para recibir el calor del público. Por otro lado el cante de La Susi es otro cantar, valga la redundancia. Hizo un recital clásico, sin aditivos. Toná, seguiriyas, malagueñas, tangos, vidalita, y bulerías. Pero esa noche, o no se encontraba a gusto o el calor no la dejaba expresarse, porque no acabó de encontrarse. Sólo en los tangos y bulerías apareció la Susi de inspiración. La guitarra de Manuel de la Luz y sobre todo el compás de Bobote y Mercedes Amador aliviaron a la cantaora que tuvo una noche de querer y no poder. Cara y cruz.
La segunda parte fue la cara de la noche. El baile de Pastora Galván es otro bailar. Con miramientos permanentes a Israel la sevillana está hecha en el baile. Continuos guiños al público, desplantes y “burlerias” en unas seguiriyas que se fusionaron con fandangos y sevillanas. Fue David Lagos el que derivó su cante por malagueñas, cante con el que se nota que se siente a gusto, y la guitarra de Juan Campallo le hizo las veces de respaldo musical. En las alegrías Pastora fue escueta en el tiempo; más que suficiente para, con mantón y bata blanca emplearse a fondo. Sus continuos contoneos embelesan. Sus conocimientos le dan carta blanca para hacer lo que quiera. Su mirada, sus brazos lo dicen todo. El contenido de un baile clásico aunado con la vanguardia bien entendida nos hizo vibrar. José Valencia sentenció en el cante por tarantos y levantica. Pastora escogió tangos para despedirse, y un bis en el que la alboreá hizo acto de presencia.
Noche del miércoles para la gaditana Mariana Cornejo. Con mucha frescura y ganas de agradar el cante de Cádiz queda claro que no se pierde. La herencia de los grandes de la bahía queda consolidada en esta más que artista. Comenzó con cantiñas y rosa, con letras prestadas de Antonio Murciano, para continuar con bulerias salerosas de su tierra que remató en jotilla aragonesa. En las seguiriyas Mellizo y Aurelio siempre presentes. En los tangos hizo un viaje que partió de los cantes de la Niña de los Peines, pasando por Triana, hasta quedarse en Cádiz y Granada. Con bulerías que declinaron en el cuplet Ojos verdes y Si tu me dices ven finalizó, no sin antes y a pesar de estar en el escenario cerca de una hora, entonarse en tanguillos hablados con los que conquistó a un público que llenó el aforo. La siempre versatil guitarra de Pascual de Lorca y el compás de Diego Amaya acompañaron justamente a la gaditana. La juventud del bailaor onubense Antonio Molina El Choro le aporta la fuerza necesaria para intentar cumplir su cometido. Un bailaor que basó su argumento en un acopio de fuerza y taconeos que sobrepasaron los limites de lo imaginable. Muy al estilo de Farruquito, su composición de lugar en el baile de tarantos no fue otra cosa que tirar del efectismo atronador de sus pies. Nervioso, su cuerpo fingió ser un bloque de hormigón. Cante de Javier Rivera en fandangos por bulerias para dejar tiempo al Choro a volver a demostrar su fuerza. En la seguiriya volvió a ser agresivo en exceso. Interludio de cante en la voz del joven Juan José Amador y la guitarra de Juan Campallo, para finiquitar el baile de nuevo del onubense que siguió en la misma linea. Soleá por bulerias, con incontables remates y de nuevo más efectismo.
El cierre semanal del ciclo veraniego de Los veranos del corral puso de relieve el cante de Gabriel Moreno. Un artista al que nunca he escuchado en directo y me sorprendió. En su veterania destila flamenqueria por doquier. Se acompañó de Rafael Santiago a la sonanta, y aunque fue corto en el tiempo, el resultado fue grato, sobre todo para el público. Su cante me recordó a Juan Valderrama, asi su estética tambien. Cantaor sui generis destiló malagueñas, seguiriyas, tangos y taranta con dedicatoria a la madre. Rafael de Carmen es fiel a su estilo. Cuando conocí su baile no acabó de gustarme. Muy efectista y lineal, abusando de la fuerza, propio de la juventud que poseía y ganas de arrasar. Su baile ahora es algo más calmado, aunque no deja de ser electrizante por su técnica en los pies. Energia que no siempre dominó y le restó armonia al producto que quiso vender. Tanto en tangos, como en soleá y en alegrías las acrobacias no faltaron, un sinfin de remates que deslucieron su figura pero que al público gustaron y como se sabe este es el que manda. Juan Requena deleitó sutilmente con el toque de granaina mientras que Jose Valencia, que estuvo en días anteriores ejecutó una seguiriya muy personal, con voz tronía. Meritorio el cante de Manuel Tañe que fue el encargado de complementar el cante de atrás.
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