La Tremendita en Amsterdam, un rugido de placer

La Tremendita Flamenco Biennale

La Tremendita Flamenco Biennale

Flamenco Biënnale Nederland 2019 Programación

Texto:  José Manuel Gómez Gufi / fotos: Marjon Broeks

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La Tremendita sale de escena dejando a Pablo Martín Jones golpeando la batería con un compás foribundo y rabioso mientras el bajista Juanfe Pérez intenta encontrar las cuerdas y las escalas de Jimi Hendrix. El público sale por primera vez del mutismo -o del pasmo- y se levanta de sus asientos con un rugido en consonancia con el concierto que acaban de ver.

Tres horas antes aterrizo en Amsterdam y nieva, mi viaje a la VII Flamenco Biënnale comienza en clave de comedia, he confundido mi maleta con la de otro pasajero y al borde del ataque de nervios la novia del susodicho ha deshecho el entuerto. Después de eso, me pongo en manos del señor Google Maps para llegar al Bimhuis la sala de conciertos donde actúa la Tremendita. Hay poca gente por la calle, de vez en cuando pasa un coche y alguna bici. Los copos de nieve dan una sensación de calma evanescente. De pronto me asalta un aroma familiar procedente de un Café que traslada más a Jamaica que a las tierras de Juan Valdés. Atravieso calles de cuento, canales y una estación de tranvías, aparezco en una zona de naves industriales, subo una escaleras metálicas y al otro lado de la carretera lo veo escrito en la pared con unas letras enormes BIMHUIS. Se ven las luces de un escenario. El lugar es enorme en la cafetería hay bullicio, supongo que es un descanso y cuando llego a la sala correcta Rosario está en la de “Enemigo que huye puente de plata”.

Al rato se dirige al público con acento de Triana y va desgranando cante a cante lo que ha ido interpretando; por las reacciones a los chistes calculo que menos del diez por ciento del personal habla español. La sala está casi llena y la gente asiste a la representación con un silencio casi religioso. La Tremendita ha triunfado varias veces en esta Bienal y ha estado presente en la inauguración con el “Quijote” de Andrés Marín. Así que aquí, en los Países Bajos, son más conscientes que nadie de la evolución (y las capacidades de Rosario).

Este año he visto a Rosario en cuatro contextos diferentes, le añadimos los videos de la grabación en directo de “Delirium Tremens” y la “tremenda” actuación en Canal Sur ante un piquete de abuelas que reaccionaron con un entusiasmo “casi punk” a la interpretación de “Valeriana” y nos encontramos una artista capaz de mutar con la música y los músicos, sin dejar de ser cien por cien flamenca. Deconstruye unos tientos que dedica a Enrique Morente y que resulta ser la misma composición que abre su apabullante disco “Delirium Tremens”. Es decir, a Rosario no le intimida experimentar con los sonidos porque lo hace todo desde dentro del flamenco (como Morente) y la ventaja que tiene respecto a los “Omegas” es que viaja ligera de equipaje aunque a ratos parece que se queja cuanto lleva el bajo y la guitarra al hombro y dice con mucha guasa arrastrando un maletón con ruedas: “Con lo tranquila que estaba yo con mi mantilla”.

Porteadores aparte, da la impresión que la Tremendita va a romper muchos techos (los del flamenco, los de cristal y los de los festivales pop) cuando se den cuenta de lo que tienen a su alcance). De momento, Amsterdam lo ha dejado claro, me quedo con ese rugido de placer.

Galeria fotográfica por © Marjon Broeks

Video La Tremendita – © Felix Vazquez

 

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