El Potaje de Utrera sigue cociendo a ebullición

El Pele - Potaje Gitano de Utrera

El Pele - Potaje Gitano de Utrera

LXII POTAJE GITANO DE UTRERA
Sábado, 30 de junio, 2018. 2230h. Colegio Salesiano, Utrera
Homenaje a Moncho

Cante: El Pele, Rancapino chico. “El compás lo da la tierra”: Macanita, Tomasito, Perico el Pañero, Inés Bacán, Tomás de Perrate, Luis de Chimenea, El Galli. Baile: El Farru, Pepe Torres, María Marrufo. Guitarra: Pedro María Peña, José Galvéz, Antonio Higuero, Niño Seve.  Palmas: José Rubichi, Luis Monje, Chícharo, Macano.

Texto & fotos: Estela Zatania

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Luego te dicen que los festivales de cante están acabados, desfasados, un anacronismo defendido por un puñado de veteranos nostálgicos e intolerantes.  ¿Pero quién me vuelve a colocar el vello de mis brazos en horizontal una vez levantado en momentos puntuales que se presentan sin previo aviso?

Hay cierta medida de nostalgia, vale, es cierto…los grandes artistas que ahora faltan, la juventud e ilusión de una misma que ya no vuelven ni pidiendo “por favor”.  Pero el flamenco es el valor constante que no te abandona.  De pronto te ves allí en el amplio campo deportivo del Colegio Salesiano de Utrera donde se aglutinan unas dos mil personas con sendas cucharas de madera repartidas a la entrada para el posterior consumo de los frijones.  Estamos sentados en grandes mesas redondas esperando las emociones fuertes habitualmente entregadas gentileza de artistas como El Pele, Rancapino chico, Macanita, Tomasito, Perico el Pañero, Inés Bacán, Tomás de Perrate, o el grupo de Luis de Chimenea con destacados intérpretes.

Rancapino chico ya no es tan chico, de hecho, es un artista comercial y artísticamente pulido, sabiendo estar y hacer.  Por soleá y alegrías, una voz que es terciopelo convertido en sonido, siempre sin empalagar.  Alonsito es el actual bum flamenco, y eso que antes ni había bumes.  Gritar delicadamente…¿eso cómo se hace?  Dosificando el ange, y derramando versos seudo biográficos geográficos.  Malagueñas y por bulerías dedicadas al añorado Gaspar de Utrera, y Antonio Higuero emplea las cuerdas de su guitarra para rebanar el aire en porciones tamaño compás.

El “cuadro de Luis de Chimenea” fue más bien una serie de intervenciones independientes acompañadas por Higuero y el lebrijano Pedro María Peña. Director musical de grupo.  Además del mismo Chimenea, cantó Perico Pañero recordando a los cantaores clásicos, aderezando la intervención con su sublime baile por fiesta. Tomás de Perrate e Inés Bacán espesaron el aire con su cante denso y altamente nutritivo, lejos de cualquier superficialidad.

Y llegó Macanita para encender al público fernandeando a gusto y largamente por soleá con su cálida voz flamenca que también le sirve para plasmar aires de la Paquera.

En el apartado del baile, María Marrufo cumplió, el Farru nos asombró y Pepe Torres de Morón triunfó con su sutil equilibrio que recuerda la elegancia de Rafael el Negro y la flamencura del Farruco viejo.

El tradicional homenaje que se ofreció en la media parte fue para el bolerista catalán, Moncho.  Hablaron autoridades, incluido el mantenedor, Chiquetete, rindiendo honores al querido cantante que, visiblemente emocionado, aceptó diversos trofeos, explicó que había estado enfermo y conmovió a todos los presentas con dos breves canciones.

Figurón de la noche, Manuel Moreno Maya.  Hace tiempo que despegó para Planeta Pele donde todo, absolutamente todo es posible.  Esa libertad tan amplia podría resultar desastrosa en otros intérpretes, pero el maestro Pele se apoya en conocimientos, instintos y vivencias que le marcan, infaliblemente y sin desviaciones, el camino al objetivo flamenco.  El cantaor se permitió acompañarse a sí mismo, con un aire fuerte al toque de Morón para una canción por bulerías.  El joven Niño Seve le puso el perfecto acompañamiento fresco y flamenco para todo lo demás.  Alegrías acancionadas sui géneris, y sus emblemáticos tangos “Vengo del moro” con violín para llevarse aplausos, oles y ovaciones.  Lo que vale, vale.

Fin de fiesta expansiva, frijones metidos y salimos enriquecidos espiritual y emocionalmente…no es poca cosa.

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