Acropol, el parque jurásico de la rumba

La exposición sobre el sello Acropol en el centro cultural Pilar Miró (Vallecas Villa, Madrid) enclavada dentro del ciclo Miradas Flamenkas es un espejismo. No existe. No es una exposición de arte. No hay vestigios arqueológicos, es un fake, como la reproducción de las cuevas de Altamira. La verdad de todo lo que se expone está ahí al lado. ¡Y da miedo!

Pasas por el umbral del centro y ¡zasca! Te encuentras con el careto de Tony el Gitano a tamaño grande con el corte de pelo a navaja (una técnica de peluquería de los años setenta, nada que ver con los indios navajos). Podría ser el antecedente de un parque temático sobre la rumba. Pongan un equipo de sonido cutre, una pista de coches de choque, una noria, el tren de la bruja y el puesto de algodón dulce y manzanas caramelizadas y tendrán asegurado la mitad de un viaje imaginario. Si quieren completar se pueden calzar unos pantalones campana (los del traje blanco de Elvis también valen).

No comprendí el verdadero alcance antropológico del recopilatorio de Sello Acropol realizado por Dani Gutiérrez hasta que me subí al Seat 600 con los que realizó las pesquisas necesarias para hablar con los protagonistas. Ahí es donde cobra sentido la reproducción de una casette de Antonio el Kalifa a tamaño soviético.

 
 

Algunos pensarán que remover ese pasado es tan innecesario como sacar al abuelo de la cuneta. Un recuerdo chungo, una pesadilla. De hecho este cronista pasaba de esos discos cutres, mal producidos y mal editados y pésimamente fotografiados. La rumba estaba mal vista por la intelectualidad hasta que un puñado de curiosos aterrizamos ante los cajones de discos de segunda mano en busca de los originales de Antonio González “Pesca”, Peret o Los Amaya. A su lado estaban los discos de Acropol a precios irrisorios. Era la infrarrumba.

Como casi todos los “antropólogos inocentes” vi la luz en una taberna. Fue en una edición del festival Madrirumba organizado por Juan Maltés que estuvo picando piedra durante varios años como el que clama su voz en el desierto, sin apoyo institucional, con un par. A Juan Maltés le debo el descubrimiento del “trap gitano” mientras que Moncho Chavea y Original Elías le deben la primera oportunidad para salir del barrio y encontrarse con los escasos periodistas musicales capaces de ir a buscar el talento rumbero.

Volvemos a la taberna donde vi la luz. Daniel Gutiérrez pinchaba un single de El Kalifa titulado “Mi vida” antecedente de una de las grandes obras maestras de Enrique Morente “A la hora de la muerte” que grabó un año más tarde con dos guitarrista de Caño Roto: Amador Losada y Manzanita. Me pedí otro botellín y me abalancé sobre El Kalifa que, por supuesto, estaba al corriente del asunto y me confirmó, whisky en mano, que Enrique Morente era un genio. “Cambió las cosas de sitio”. En las recientes conferencias sobre Enrique Morente se puso de manifiesto la capacidad de Enrique Morente para crear a partir de lo que cantaban los demás. En esos años la flamencología despreciaba a los rumberos por diversas razones, a la mayoría por tener éxito. En esos años Antonio el Kalifa era una de las atracciones de Canasteros, el tablao de Manolo Caracol. Por otro lado Camarón y Paco de Lucía eran admiradores de Las Grecas o Bambino.

-¿Tienes Youtube en el móvil? Me pregunta El Kalifa, al rato saca el suyo y me muestra una fiesta en su casa con Camarón y Tomatito grabada con una modesta cámara de video.

Ahí es donde se demuestra el valor documental de la exposición. Esas portadas de discos muestran lo que fuimos en la larga y oscura noche franquista y de dónde salieron algunos de los grandes éxitos de la rumba. Cómo el “Obi Oba” de El Principe Gitano que calcaron Los Gipsy Kings o “El fracaso” de Tony El Gitano, clarísimo antecedente del éxito de Los Chichos “La historia de Juan Castillo”.

El miércoles 18 se celebra la mesa redonda “Acropol, memoria de nuestros barrios” moderada por Paloma Concejero con Daniel Gutiérrez (Discos Templo), Patricia Godes (Periodista), Adrián Vogel (Discográfico y ensayista musical), Manuel Malou (Músico/ Los Golfos), David García “El Indio” (Músico/ Vetusta Morla) y Carmela Muñoz Barrull ( Música/ Las Grecas). Se puede seguir en directo (como todo el ciclo) por Streaming desde la web del ccPilar Miro.

Me gustaría destacar la presencia de David García “El Indio” un músico de hoy que no vivió la época rumbera y que se ha convertido en uno de los principales investigadores y divulgadores de la rumba con recopilatorios como “Gipsy Rhumba” (Soul Jazz) “El Noy” (la bomba gitana) en los que he tenido el honor de participar. David ahora prepara un recopilatorio sobre los orígenes de la rumba que no tiene precedentes.

Lo dicho, vayan a ver la exposición y háganse una foto con los rumberos de ayer como si no hubiera mañana.

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