Con claqueta y sin croqueta

El Turry y la orquesta de la Comunidad de Madrid ORCAM dirigida por Manuel Busto triunfan con “Alegro-soleá” de Antonio Robledo y Enrique Morente

Después de una primera parte flamenca el cantaor volvió a escena con otra chaqueta, una chaqueta brillante con lentejuelas como si hubiera pasado de cantaor a superhéroe. Hay que tener mucho coraje para ponerse delante de una sinfónica sin más apoyos que un atril con la partitura y el apoyo moral del director Manuel Busto, un tipo que subido en el podium demostró que tenía más compás en la punta de la batuta que muchos que van fardando por ahí de pureza de sangre y tal.

La música sinfónica y el flamenco no casan bien, es como pretender juntar a Kandisky con Munch, un desatino. Los músicos de un lado y de otro no ven la vida desde el mismo “lao”. Unos (los clásicos) estudian y estudian y su máxima ambición es sacar el alma de un compositor encerrada en un papel, los otros (los flamencos) estudian la vida y la interpretan y se entregan con el alma y le piden a las partituras que se lo canten bajito, como un susurro, sin molestar. Agua y aceite.

Estábamos en Londres en los estudios Abbey Road en 1989 y la orquesta no atinaba a pillar el tempo. Hubo varias discusiones sobre el uso de la claqueta que debía marcar el compás de una composición titulada “Soy gitano”. En unos de los parones me acerqué a Camarón y le pregunté ¿Qué te parece? El cantaor que estaba disgustado por tener que ir a Londres para una grabación que él ya había cantado. Levantó la cabeza, me miró con desgana y sentenció:
-Yo no entiendo ná.

Luego hicieron varias fotos de Camarón en los estudios donde grabaron los Beatles. Nacho Sainz de Tejada lo publicó al día siguiente en la portada de El País. Y nos mandaron para el hotel. El disco sonaba resultón y yo me quedé con una angustia de claqueta, así que le pregunté a Raimundo Amador que me disipó las dudas.
-Nosotros toquemos con croqueta y sin croqueta (risas).

En circunstancias semejantes Enrique Morente utilizaba su sonrisa y la frase que lo contaba todo, todas las veces:
-¡Estamos vivos de milagro!.

Siempre era cierto, porque Enrique se jugaba el tipo cada vez. Aquello se transformó en costumbre y eso tampoco le gustaba demasiado así que en los momentos de bajón se preguntaba:
-¿Por qué siempre me tocarán los raros? 

Era un superpoder, así que sus conciertos se llenaban de bichos raros, tanto que nunca llegábamos a ponernos de acuerdo. Todos bichos y todos raros, incluidos los flamencos.

El raro del turno es alemán se llama Armin Janssen que por amor al flamenco, y a Morente, se rebautizó como Antonio Robledo para componer “La Fantasía para cante jondo para voz y orquesta” que se estrenó en 1986 en el teatro Real de Madrid con la orquesta sinfónica de Madrid dirigida por Luis Izquierdo. El detalle chungo es que Morente tuvo que cantar a pelo sin micro. La siguiente composición de Robledo y Morente “Alegro-solea” se estrenó en Sevilla (en la Vietnam, perdón la Bienal de 1990). Y esa es la obra que pudimos escuchar en esta suma flamenca. Ambas composiciones fueron publicadas en 1995 por la compañía del cantaor, discos Probeticos.

ALERGIAS PARA CANTE Y ORQUESTA

Reconozco que el Teatro Real me da repelús (debe ser una alergia a los Borbones). Confieso que no he seguido la carrera sinfónica de Morente con la misma intensidad que el resto de sus facetas que son poliédricas por cada cara. Así que ha tenido que ser un cantaor de Granada el que ha rescatado esos 21 minutos esenciales del “Alegro soleá”. Salio El Turry a escena por un lado con los palmeros, por el otro el guitarrista y el cajonero… y estaba uno sopesando si la primera era cante o canción cuando entonó: “Vidalita, Vidalita” y la cosa quedó clara. Antonio Gómez “El Turry” presentó a sus colegas con mención especial al guitarrista Marcos de Silvia y luego anunció una muy especial en contra de las guerras. Si hubiera hecho la soleá en la que cuenta: “Cuando llames a mi puerta, no llames con el puño, llama con la mano abierta…” también hubiera valido que una imagen cantada vale más que algunos telediarios. Cerró esta intro cien por cien flamenca por tangos tal y como los ha grabado en su disco “Nazarí” en el que está grabada en directo “Alegro-soleá en las que se cuentan fruslerías como “Las gitanas de hoy en día lo mismo juegan al tenis que bailan por bulerías” y luego hace un homenaje a Morente. Ahí abandonó el escenario para que entrara la orquesta y el pianista Juan Carlos Garvayo, los palmeros y el percusionista se fueron “al jondo… que- hay-sitio” y entró la batuta de Manuel Busto en una primera composición en la que tuvimos algunas dudas. 

¿Cómo te llevas a un orquesta entera a una juerga flamenca para que le vayan pillando el aire al compás?.

Total que ahí salió nuestro superhéroe a deslumbrar (y lo de las lentejuelas fue lo de menos). El Turry no esconde su pasión por la obra de Morente, pero su voz y sus condiciones son distintas. Acompaña el cante con los brazos y las manos exagerando los gestos de Enrique. Manuel Busto coloca a la orquesta en lugar apropiado para que se encadenen la voz y el compás. ¡Y es muy emocionante ver a tanta gente de acuerdo! aunque no sean capaces (ni lógico) de ir a una juerga todos a la vez.   

Hubo momentos de jondura por parte de la orquesta cuando la primera violinista llenó de armónicos su solo para darle la réplica al cantaor y así llegamos al momento cumbre: 

-“Támbale, támbale, támbale. El iba solo tambaleandose, borracho de amor, borracho de hambre”.

Y toda la orquesta arropó en momento tan memorable al cantaor hasta que estallamos de alegría. A la salida nos saludamos los raros de otro tiempo con una sonrisa para Enrique y otra para el Turry.

 
 

SUMA FLAMENCA 2025. teatros del Canal. Sala Roja 

Alegro Soleá de Enrique Morente y Antonio Robledo
Para voz flamenca, piano y orquesta de cuerda
Antonio El Turry, cantaor solista
Juan Carlos Garvayo, pianista solista
Marcos de Silvia, guitarrista
José El Indio y El Moreno, palmas
Carlos Merino, percusión
ORCAM, Orquesta de la Comunidad de Madrid
Manuel Busto, director musical

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