Triana de Azulejo – Rocío Díaz
1 marzo 2024 – 20.30h
Teatro de los Remedios – Triana
A raíz de la llegada al Nuevo Mundo (1492), Sevilla se convirtió durante todo el siglo XVI y parte del XVII en el centro económico mundial, así como en un indudable referente artístico. Aunque el trabajo con barro y arcilla comenzó en la época islámica, en la que el vidriado se instaló en techos, zócalos, etc., una de las actividades más destacadas en esa época fue la cerámica, cuyos hornos estaban asentados principalmente en barrios a las afueras de la ciudad, y de la muralla, donde supuestamente todos esos humos tóxicos de la fabricación no afectaban a la población. Es la Triana alfarera.
También en el siglo XVI, parte del pueblo gitano se estableció en Triana donde trajeron el trabajo de la herrería, la fragua. Ese encuentro de culturas cristalizó en un barrio caracterizado principalmente por su forma de vivir.
En el siglo XIX florecieron en Triana las casas de vecinos o corrales, que se solían construir sobre edificios anteriores como hospitales, cuarteles, casas de hospedaje…. Estos corrales fueron sin duda uno de los gérmenes del flamenco trianero, aunque no el único.
Siempre se ha dicho que Triana es una de las cunas del cante. Y una de las causas es la convivencia e integración que durante mucho tiempo ha habido entre payos y gitanos. De hecho, en Triana se habla de la Cava de los Gitanos y de la de los Civiles. Tanto la aportación de los gitanos (Manuel Cagancho o el Titi) como la de los payos en los cantes del Zurraque (Ramón el Ollero o Antonio el Arenero), han contribuido a crear una serie de estilos por tonás, seguiriyas, soleares, tangos…. que caracterizan a este barrio. Figuras del cante como Frasco el Colorao, Manuel Oliver, Pepe de la Matrona, Naranjito de Triana, Paco Taranto o Remedios Amaya; del baile como Milagros Mengíbar o Manuela Carrasco; de la guitarra como Rafael Riqueni; de la copla y la canción como Marifé de Triana, María Jiménez o Chiquetete, o familias como los Montoya o los Fernández, hacen de Triana un lugar irrepetible.
Rocío Díaz nació y se crio en ese ambiente al lado de una de las más grandes figuras del flamenco de todos los tiempos, Matilde Coral, también trianera. Junto a ella, su marido Rafael «El Negro» y su hermano «El Mimbre», Rocío se fue empapando de ese barrio. Acompañada del tocaor Manolo Herrera y la colaboración especial de la bailaora Luisa Palicio, el Ciclo de Conciertos «Manuel de Falla», en colaboración con la Peña Flamenca Duende, quiere homenajear a este barrio sevillano que tanta gloria le ha dado al flamenco.