Todo es mentira, incluso la paradoja flamenca.

Pedro G Romero & Sebastián Cruz SUMA FLAMENCA

Comienza la SUMA FLAMENCA en el Ateneo. Pedro G Romero reflexiona sobre la tradición y la vanguardia mientras Sebastián Cruz ofrece una selección de su álbum Zarabanda.

La ponencia de Pedro G Romero comenzó dubitativa con una cita a José Bergamín: «buscar las raíces es solo la forma subterránea del aéreo irse por las ramas». Luego explicó que en principio iba a hablar de por qué el cante no ha alcanzado el grado de “libertinaje” que tienen la guitarra y el baile flamenco en la actualidad… mientras tanto en la web la cosa se anuncia como “El flamenco antes y después del flamenco”.

Pensarán ustedes/vosotros que lo escuchado fue un disparate. Para nada. La charla de Pedro G fue la más contundente comunicación sobre la historia del flamenco, su tradición y su vanguardia. Claro que la primera sensación es que hay quemar la mayoría de los libros sobre flamenco; la segunda sensación es que eso de quemar libros es cosa de nazis -¡viva Palestina libre!- y que lo más interesante es considerar a la gran parte de la bibliografía flamenca como un anexo de las “1001 y una historias de Pericón de Cádiz”. ¡Ojalá la flamencología escrita tuviera la misma gracia de Pericón y de El Poeta, José Luis Ortiz Nuevo!.

Pedro G comenzó coplero contando que le señalan con el dedo y le gritan y le susurran por las esquinas que ÉL es el culpable de todo lo nuevo que le pasa al flamenco. Pedro G se sacude la responsabilidad como el que se quita la caspa de los hombros, “eso no es cosa mía” ¿o sí?.

Para meterse en harina sobre la jugosa relación entre tradición y vanguardia, empezó por reconocer que había metido la pata con Israel Galván en su primer espectáculo “Los zapatos rojos” (1998) al hacer la farruca de una manera que luego desmintieron posteriores investigaciones.

Total que, de esta manera., Pedro G sitúa a la flamencología en el terreno de la ficción y aquí es donde Pedro G nos narra SU cuento que consiste en demostrar que nos han colado como TRADICIÓN lo que antes era VANGUARDIA y viceversa. Pedro G desmonta las interpretaciones que se han hecho de Lorca y cómo habla de la pureza en las dos conferencias que alternaba en los años veinte, una sobre arte y otra sobre el cante y en ambas hablaba de pureza, un concepto que fue interpretado malamente por los flamencos que en el arte pictórico habla de la pureza de líneas. Nada que ver con la sangre o la tradición.

Y así llegamos al cuento que desarrolla Pedro G que distingue tres periodos en el arte occidental:

1) La Bohemia definida como los personajes que van desde esa región de la actual República Checa que viajan a París detrás de los gitanos a finales del siglo XVIII.

2) Las Vanguardias desde finales del XIX en el que los artistas escudriñan los extremos de lo nuevo.  

y 3) La contracultura después de la segunda guerra mundial. Alan Lomax se empeña en la tarea de rescatar las raíces de cada pueblo empezando por el blues. 

Quizá sea el caso de Vicente Escudero el más paradójico de todos. Triunfó en París entre surrealistas, el expresionismo alemán y el dadaismo adaptando una visión vanguardista del flamenco que cuando llegó a España no llegó a gustar entre los bailadores. Según Pedro G ahí cambió su discurso y comenzó a contar que lo suyo venía de la tradición y que era deudo de sus maestros. Después dictó su célebre decálogo del baile de hombre que sería adoptado por la siguiente generación donde Pilar López tiene un papel esencial. En resumen, la suma de Antonio el bailarín más el decálogo de Escudero nos ofrece el baile de Mario Maya, El Guito y Antonio Gades, a los que el conferenciante añade a Farruco el hombre que supuestamente encarna el primitivismo.

Pedro G avanza que a los punkis el cante que gusta es el cante salvaje de El Agujetas, un tipo de cante inconcebible a finales del siglo XIX, imposible de subirse a los escenarios de los cafés cantantes o de los teatros. El resultado de la construcción primitivista.

En la sala de exposiciones del Ateneo se puede repasar la obra fotográfica de Claudia Ruiz Caro. Unos retratos flamencos impactantes que parecen extraídos del expresionismo alemán.

El concierto de Sebastián Cruz remató la velada con un repertorio escogido de su último álbum zarabanda que ha sido editado por un sello alemán dedicado a la música antigua. Comenzó Raúl Cantizano dando vueltas a la manivela de una zanfona y el contrabajo de Marcos Serrato. A estas alturas el repertorio sonaba renovado a lo escuchado en el festival de música religiosa del pasado año.

¡A mí las vanguardias, que los arrollo! – Revista DeFlamenco.com

Por razones que aún no sé explicar, la música de Sebastián Cruz me pareció más compleja de lo habitual. A ratos tan cerca de Morente como de las músicas imaginadas en otros siglos. Todo explotó por seguiriyas y finalizaron estrujando los instrumentos en un momento de delirio paradójico que hubiera podido finalizar tipo héroe-del-rock con Pete Townsend destrozando la guitarra contra el suelo. Algo que descartó de inmediato Cantizano aludiendo al precio que cobran los luthiers por el artefacto de seis cuerdas. 

 
 
Salir de la versión móvil