María Toledo / Lole Montoya – Suma Flamenca 2011

Texto: Pablo San Nicasio
Fotos: Sergio Nagore

“Flamencas de hoy en día”


FESTIVAL SUMA FLAMENCA 2011

María Toledo /
Lole Montoya

18 de junio, 2011 – Teatros Canal – Madrid

Texto: Pablo San Nicasio
Fotos: Sergio Nagore

“Del origen a la Unión”. Cante: María Toledo. Guitarra: Jesús de Rosario. Percusión: Lucky Losada. Contrabajo: Yelsi Heredia. Violín. David Moreira
“Metáfora”. Cante: Lole Montoya. Guitarras: Manuel Morao y Ricardo Moreno. Percusión y coros: Luis Carrasco.

Flamencas de hoy en día

El teatro de la Abadía es un espacio peculiar, con personalidad. Una nueva incorporación en los destinos de los aficionados flamencos en esta Suma que avanza con mucho que contar.

La noche del sábado se acartelaban dos mujeres de otras tantas generaciones que, a la postre, deben ser trascendentales en la evolución flamenca. “Vainilla y Chocolate” eran los sabores que las adornaban en sus propósitos y, al final, hasta los más escépticos pudieron relamerse.

María Rodríguez del Álamo, para los aficionados María Toledo, es una de las artistas más habituales en las últimas Sumas Flamencas. Cantaora de lozana juventud y ambiguos pero amplios estilos vocales, ecléctica; para el aficionado a la ortodoxia podría ser un potencial blanco de críticas. Aunque lo cierto es que simplificar así la cuestión sería imprudente, porque de la cabeza de esta manchega salen elementos que pueden valernos a todos. Tengamos el amor que tengamos por los valores de la tradición.

Su apuesta, la de anoche, consistió en un flamenco, ayer prevaleció frente a la canción aflamencada o el pop, en el que los encuentros multiinstrumentales adornan su voz, de rajo quizá excesivo. Agitanado dentro de lo payo, pero a la postre bastante personal.

Comenzó muy intensamente, por siguiriya y tangos de vivo metrónomo. Variedad de estilos, predominando los de evocación a Pastora Pavón. Hasta aquí un flamenco de calidad, con mucho gusto por la gestualidad y cierto coqueteo con lo populista, pero sin sobrepasar el límite. Mientras, el extraordinario grupo instrumental en su sitio.

Es al sentarse al piano, cuando María Toledo da un giro a su estampa flamenca y donde se adivina la personalidad, su búsqueda por ese lugar propio en el arte jondo y donde sus espectáculos cobran una fuerza que le puede dar mucho. De momento, ya tiene su particular legión de seguidores, farándula incluida, que siguen sus conciertos más allá de las citas imprescindibles, lo cual es mucho.

En constante diálogo con el público, María se acordó de su niñez en la que Lole, su compañera de escenario, ponía a todos de acuerdo. A ella y a otras mujeres, Pastora, la Paquera… se notaba que iban sus pensamientos e intenciones flamencas de la noche.

Era una cita de responsabilidad, lo sabía, y esa canción por fandangos, la taranta abandolá, las muy logradas alegrías y mirabrás, la soleá… tuvieron un peso adecuado, categoría.

Se intercalaron con momentos más superficiales pero sin llegar a frívolos, “María la Portuguesa” incluida. Esas “Imprudencias” que alguien se pudo temer sobre el papel, pero en las que no cayó una María Toledo que estaba dando un buen espectáculo, con recursos.

Ella y su corte que hacía grupo, con un Yelsi Heredia y David Moreira para enmarcar dentro de una soberana actuación general.

Con un recuerdo a la “Estrella” de Morente de despidió una exuberante artista que anoche subrayó sus posibilidades en este difícil mundo.

Lole Montoya llegó en la segunda parte para, de una manera mucho más sobria que su “fan” toledana, recordar viejos laureles y ponernos en nuestro sitio. A nivel moral, con esas letras y poesías que recita con una jondura como sólo ella es capaz y a nivel musical, con una condiciones para el flamenco que no serán descubiertas aquí y ahora.

Sus interesantes guitarras colorearon primero con mucha dulzura y, finalmente, con un soberbio aire jerezano un recital de temas cortos y cierto declive cuando la letra se hizo incesante predicación.

Al final nos quedamos con la recreación del mítico “Todo es de Color” entre las dos mujeres que el sábado llenaron el calor de la noche. Las dos actuales, de su tiempo, flamencas sin complejos que improvisaron el hermanamiento de dos épocas que tuvieron, y tienen que ser de cambio.

 

Más información:


Salir de la versión móvil