José Menese & Laura Vital . Jardines de Sabatini, Madrid

Texto: Pablo San Nicasio Ramos
Fotos: Rafael Manjavacas

ALTERNATIVA EN EL MANO A MANO

José Menese
19 de agosto 2010. Jardines de Sabatini – Madrid

 

 

José Menese y Laura Vital: cante.
Antonio Carrión y Eduardo Rebollar: guitarra.
Inmaculada Ortega: baile.
Concha Carrión y Rafa: palmas.

La ortodoxia flamenca prometida llegó a los Veranos de la Villa. Con el recital de José Menese se daba el lugar merecido a la veta mairenista del flamenco y, de paso, se tomaba la temperatura a uno de los maestros más grandes del cante. Aderezándose además con la invitación al escenario de una joven realidad de acreditada valía: la gaditana Laura Vital.

No era mal cartel y por eso, a pesar del frío, los cabales respondieron en masa. Público que se entregó desde el principio. Agradeciendo de entrada por ejemplo el gesto de Menese quien, dolorido y con el brazo en cabestrillo por un reciente percance, no dudó en comparecer ante la “ciudad que tanto le ha dado”. A otros con menos no se les ve en un mes, mientras que el ya anciano maestro no se escondió en ningún momento.

Con todo el elenco en las tablas desde el arranque, el espectáculo fue un toma y daca entre el metal más gitano que han dado los payos, y el poderío de Laura Vital. Artista que, si bien ya ha recorrido la geografía flamenca con su cante, no es menos cierto que anoche tomó la alternativa como cantaora central en Madrid.

Con el título de “Yunque y Sal”, la idea fue ir alternando el cante recio, ortodoxo y sereno de Menese, con el más rítmico y festero de Vital. Con lo cual a las mermadas facultades del de la Puebla de Cazalla les vino que ni pintado el programa. Pudiéndose, en definitiva, saborear mejor la propuesta de ambos.

Aunque irregular en el interés, el recital no perdió nunca un mínimo de flamencura y no faltaron nunca los detalles para los aficionados.

Por un lado las dos guitarras resultaron brillantes. La contundencia y técnica del genial Antonio Carrión, contrastó con la flamencura y el buen aire de Eduardo Rebollar, quien levantó a la gente por momentos.

Por otro, el baile de Inmaculada Ortega, dignísima sustituta de “La Talegona”. Importante con el mantón en la petenera y con una gracia sobresaliente en las alegrías. Muy completa esta bailaora. Para verla más por aquí.

José Menese acusa ya la edad, pero como suele pasar con los maestros, gana en las distancias cortas. Excesivo por nanas, su metal subió en la petenera y llegó a su cenit en la taranta y la soleá.

Su despedida por siguiriya tuvo momentos que nos hicieron recordar al cantaor omnipresente de hace treinta años. Todo un regalo para los que empiezan.

Entre Menese y Menese, las raciones de Laura Vital ofrecieron más poderío que gracia. Con una voz entre afillá y raspada, la de Sanlúcar se sintió siempre muy a gusto, sin acusar escenarios, ni presiones, ni categoría del elenco. Tangos, malagueña, bulerías y alegrías fue su oferta flamenca. Vimos a una cantaora ortodoxa pero sin complejos, con facultades y notable capacidad comunicativa.

Fin de fiesta con intercambio de papeles. Donde Carrión la armó al cante, su hija Concha pegó una más que estimable patá y hasta Inmaculada Ortega añadió su granito con su quejío.

Epílogo trabajado que cerró por alto un recital para aficionados gustosos de la sobriedad.

Al final la etiqueta de “artista invitada” se quedó corta y el papel de Laura fue tan vital como su estirpe. Alternativa a los pies del Real en un mano a mano auténtico. Como si no hubiera cabestrillos.


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