Javier Barón reabre la sevillana Torre de Don Fadrique

Javier Barón

Javier Barón

Texto: Sara Arguijo

Fotos: Antonio Acedo

Baile: Javier Barón Cante: Antonio Campos y Miguel Ortega Guitarra: Juan Campallo Bajo: José Manuel Posada Percusión y palmas: Israel Katumba y Roberto Jaén

El cielo como ciclorama

Javier Barón reabre la sevillana Torre de Don Fadrique que servirá de espacio para ‘Septiembre es flamenco’.

Como antesala del nuevo ciclo ‘Septiembre es Flamenco’ que pretende cubrir los años de no Bienal y en el que se hace especial hincapié en la puesta en valor del patrimonio histórico-artístico de Sevilla, el bailaor y coreógrafo Javier Barón reabría anoche la Torre de Don Fadrique, que ya había formado parte de la cita flamenca hace décadas.

La edificación del siglo XIII, situada en el patio del convento de Santa Clara, se erige impertérrita en un espacio al aire libre en el que el escenario queda enmarcado en lo que sería el estanque y las doscientas localidades se disponen alrededor en un jardín donde los naranjos completan este mágico decorado. 

Para la ocasión, el artista recuperó piezas de sus propuestas anteriores en un programa que incluyó martinetes, seguiriyas, tangos y alegrías y donde el Premio Nacional de Danza tenía como único objetivo mostrar la esencia de un baile en el que brilla por su masculinidad, su creatividad y su maestría. Sin embargo, quizás por la peculiaridad del escenario, a Barón ayer se le percibió perdido en casi toda la propuesta, lejano ante un público ciertamente frío.

Pese a las proyecciones sobre la torre al inicio de este encuentro, este ‘Encuentro en el Baluarte’ no mantuvo diálogo alguno con el entorno ni en iluminación ni en puesta en escena con lo que tuvimos la sensación de que podríamos estar en cualquier teatro y tuvo que ser el cielo el que nos lo recordara en un anochecer que superó a cualquier ciclorama. En definitiva, echamos de menos la complicidad con el artista y nos perdimos en interludios eternos. Es difícil construir arte sobre el arte y esta vez la propuesta del alcalareño se esfumó intramuros. 


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