Gregorio Moya presenta un recital dedicado a la faceta clásica de Enrique Morente acompañado de Paco Cortés.
No creo en las bandas tributos en el rock. Eso no existe en el flamenco aunque todos conocemos a varios artistas capaces de reivindicarse sin ningún rasgo de originalidad.
-“Canta como Morente” me dijeron de Gregorio.
-Imposible, para cantar como Enrique Morente hay que ser Enrique Morente.
Eso lo sabe hasta Gregorio Moya, cantaor de Argamasilla de Alba (Ciudad Real) y flamante ganador de la Lámpara Minera en La Unión 2025 que se presentó a la hora de la despedida: “aquí el único maestro es Paco Cortés, yo soy un simple aficionado”.
Ah… la afición que se puede definir por lo que sabe o por lo que ignora. Un ente que sirve para definir al sabio y al ignorante. Enrique se definía a sí mismo como un aficionado, también se definían como aficionados los que le arrojaban piedras porque presuntamente no había hecho los cantes de manera canónica y luego le llevaron a los tribunales.
-mmm
..y delante del señor juez Enrique Morente cantó y explicó cante por cante todo lo que había engarzado aquella noche.
En 1981 vi a Morente en París acompañado por Paco Cortés; lo pasé mal, estaba casi desmayao por el hambre y no sabía distinguir el duende con las ganas de comer. Fue la primera vez que Morente me cambió la vida, ocurrió dos días más tarde en el talgo París-Madrid. Yo le conté mis dudas sobre mi carrera de Antropología… no recuerdo qué me contó, pero 12 horas después tenía la sensación de que Enrique sabía escuchar. Yo abandoné la carrera y me dediqué al periodismo.
Escucho a Gregorio Moya con los ojos cerrados y no se parece a Morente, puede que cante lo mismo, puede que tenga mejores facultades y que se acerque a su manera de entonar y puede que Paco Cortés saque lo mejor de sí mismo y un puñado de nostalgias y… no, no es lo mismo.
Para parecerse a Morente te tienes que sentar cuando Mairena canta de pié, levantarte cuando todos los cantaores cantan sentados. Te tienes que ir unas semanas a México porque has cantado que no te vas a quitar el sombrero delante de ese coche funeral y vas y te quedas unos meses en México porque has cambiado tus horizontes en el cante.
Para parecerse a Morente te tienes que peinar el pelo alborotado de la playa para luego descubrir que Pat Metheny no ha visto un peine en décadas, tienes que recorrerte las universidades sin saber cuanto te van a pagar y si te van a pegar los grises. Tienes que jugar al ajedrez por las noches en el Candela y salir de un garito con Calamaro y Jerry González para murmurar cuando el sol te ciega los ojos: ¡Y yo sin sombrero! (gracias Juan Verdú). Y así hasta recorrer el alfabeto griego desde el Alpha hasta el Omega.
Para parecerse a Morente tienes que denunciar el genocidio hasta quedarte ronco y denunciar cada guerra, cada vez, y volverte a quedar ronco, otra vez, porque no puedes entender que tus compañeros de profesión no levanten sus afinadas voces contra cada injusticia.
Gregorio Moya canta por Miguel Hernández “Sentado sobre los muertos” y me relajo cuando se sale del camino que cantó Morente en aquel disco de Hispavox, luego canta por seguiriyas a Lorca y a Machado, no se atreve con “Guernirak” ni con nada de ese disco. Tengo un montón de amigos morentianos que nunca hablan del disco de Picasso, el último que grabó y es como si no lo hubieran escuchado. Quizás es su disco más cercano al pop, me encanta pinchar “Angustia de Mensaje” una pieza en la que Enrique intenta rapear pero lo que le sale es una obra magistral (arreglada por Carlos Jean) que remite a Leonard Cohen. No es flamenco ni lo parece, pero a mí me encantar llenar o vaciar la pista de baile con Morente; y en ambos casos es un ejercicio muy estimulante.
Gregorio Moya sigue reinterpretando al Morente más clásico y anuncia unos tangos que aborda con aires de Caño Roto, un coro que viene y va que Enrique compartió con los rumberos del barrio especialmente con Amador Losada de los Chorbos y con Manzanita. Y ya no sé si me gusta que se parezca o qué. Me dejo llevar. Remata con “La estrella” y la gente acaba por despegarse de la silla para aplaudir… lo que nunca sabrá Gregorio es si aplaudimos por lo que se parece a Morente.
Fotografías & vídeo: @Manjavacas.flamenco
SUMA FLAMENCA. Madrid. Teatros del Canal, sala Negra.
Morente siempre
Gregorio Moya, cantaor
Paco Cortés, guitarra
