Gala Inaugural ? Homenaje a Manolo Sanlúcar'Tu oído es más viejo que tu abuelo'

XV BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA

Gala Inaugural – Homenaje a Manolo Sanlúcar
“Tu oído es más viejo que tu abuelo”

10 de septiembre, 2008. Plaza San Francisco. Sevilla

 

ESPECIAL BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2008

Concertista y compositor: Manolo Sanlúcar. Baile: Cristina Hoyos, Israel Galván, Juan de Juan. Cante: Arcángel, José Valencia, Luís el Zambo, Fernando de la Morena. Guitarra: Moraíto, David Carmona, Miguel Ángel Cortés, Daniel Méndez. Percusión: Agustín Diassera. Palmas: Chícharo, Carlos Grilo, Bo, Lúa, Bobote.  “El misterio de las voces búlgaras”: Coro Femenino de la RTV de Bulgaria. Orquesta Joven de Andalucía dirigida por Michael Thomas.  Autor y director artístico: Isidro Muñoz.

Texto: Estela Zatania
Fotos: © Archivo Bienal de Flamenco, Luis Castilla

A la especie humana nos encantan las efemérides.  Anoche, en la céntrica plaza San Francisco de la capital de Andalucía, se celebró la primera noche de la décimo quinta Bienal de Flamenco de Sevilla, su trigésimo año de existencia y la conmemoración de cincuenta años de profesión de uno de los guitarristas más importantes del género.  La gala inaugural del maratoniano evento, la madre de todos los festivales de flamenco, tomó la forma de un extravagante espectáculo al aire libre, de acceso gratuito, para homenajear a Manolo Sanlúcar.

Como han destacado otros, ha habido importantes aniversarios de artistas imprescindibles para el género que han pasado desapercibidos para la organización; el mismo Paco de Lucía no recibió semejantes honores cuando le fue otorgado el premio Príncipe de Asturias hace dos Bienales.  Pero no vayamos a empezar el mes, con sus 55 espectáculos, con odiosas comparaciones, y limitémonos a comentar lo acontecido.

Manolo Sanlúcar
Cristina Hoyos & Manolo Sanlúar

Un festival de dimensiones grandes exige una inauguración grandiosa.  Y como suele ocurrir con la grandiosidad, a lo primero te impresiona, pero el efecto global es de más envoltura que contenido.  La amplia plaza estaba abarrotada, más de dos mil personas tuvieron la suerte de ocupar las sillas plegables, y calculando a ojo, otras dos mil pudieron disfrutar del espectáculo desde la calle.  Durante 80 minutos controlaítos, alrededor de cien artistas permanecieron en el enorme escenario delante de la fachada plateresca del Ayuntamiento; la Orquesta Joven de Andalucía y las 22 mujeres del Coro Femenino de Bulgaria, además de los artistas principales.

A un extremo de la pista, Jerez.  Moraíto, Luis Zambo, Fernando de la Morena y palmeros a juego.  Al otro extremo, las búlgaras, veintidós muñequitas folclóricas. Entra Manolo Sanlúcar y el público se pone en pie.  De esta manera empezó la cuidada pero acartonada producción.  Una composición lírica de la grabación “Tauromagia” es seguida por las voces búlgaras, y el hipnotizante lamento es roto sin miramientos cuando guitarra, voces y palmas, con mesa de tabanco y nudillos incluidos, nos recuerdan el aroma del flamenco festero jerezano.  La pataíta de Moraíto, en esta ocasión la antítesis de la espontaneidad, conduce a un bellísimo extracto de la obra Medea, con el baile de Cristina Hoyos y la guitarra de Sanlúcar, autor de la música.

Juan de Juan

Israel Galván

Y nuevamente, el orientalismo de las voces búlgaras, una especie de “coro griego” que con su onírica armonía paralela narra musicalmente los acontecimientos flamencos.  Manolo Sanlúcar interpreta una composición por soleá con la segunda guitarra de David Carmona, y Juan de Juan y José Valencia adornan la música con su baile y cante respectivamente. 

Arcángel, con el acompañamiento de Daniel Méndez y Miguel Ángel Cortés, queda mejor parado porque es un cantaor acostumbrado a trabajar con elaboradísimos arreglos, y su cante por alegrías, a ratos susurrado, a ratos dinámico, invoca la lejana brisa de la bahía de Cádiz, sin que huela a salitre.  Nuevamente las búlgaras, que ya resultan repe para el oído andaluz.  Otra composición de “Tauromagia”, interpretada por Sanlúcar y David Carmona, y llegamos al momento quizás más logrado de la velada.  Porque Israel Galván es absolutamente autosuficiente, su baile y su personalidad están por encima de cualquier música y quedamos fascinados hasta la última gota de su intervención.

El valiente cante por martinete, una “ronda” de tonás unipersonal realizada por José Valencia, no acaba de poner la guinda a este acto preeminentemente institucional instrumental, pero el rígido formato no admite bis, ni mucho menos el fin de fiesta que pedía el público.   

 


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