Farruquítame otra vez

Farruquito - La Bienal

Farruquito - La Bienal

“¡Qué viva el flamenco para siempre…sólo flamenco!” manifestó Farruquito en el saludo final de un espectáculo fresco, apto para aficionados al flamenco clásico.

Texto: Estela Zatania

Especial – La Bienal de Flamenco – toda la información

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Baile: Farruquito, Gema Moneo. Baile y palmas: Barullo. Guitarra: Yerai Cortés. Cante: Mari Vizárraga, Antonio Villar, María Mezcle. Bajo y piano: Melchor Santiago. Flauta: Juan Parrilla. Percusión: Paco Vega.Baile, percusión y palmas: Polito. Invitados especiales: Pitingo, Jorge Pardo. Teatro de la Maestranza, sábado 8 de septiembre, 2018. 20.30h.

 

Llego al teatro de la Maestranza, me tomo las habituales cervezas con los amigos en el bar de al lado, me dirijo a mi asiento y echo un vistazo al programa, escrupulosamente evitando cualquier texto que pudiera definirse como “libreto”, porque lo que no me puedes contar a través de tu arte, no tengo interés en que me lo cuentes con palabras.

Y hay texto, sí.  Pero no habla de dioses griegos ni la esencia del ser humano ni de opresiones.  De hecho, no es más que datos biográficos de Juan Manuel Fernández Montoya y una declaración de la intención de entregar el flamenco sin artificio.  El título de la obra… cuesta decir “obra” para este tipo de espectáculo medio improvisado… es “Farruquito”.  Sin más.  Como antiguamente, que se anunciaba la actuación del principal y te apuntabas, no a ciegas sino sabiendo lo que ibas a ver: en este caso, al mayor y más consumado intérprete de una escuela de baile flamenco que encabeza la lista de favoritos de muchos.  Farruquito es un genio que ha sabido destilar esencias del baile de patio de vecinos, cruzado con el brillo y disciplina del baile de escenario, dando lugar a un producto irresistiblemente flamenco.

Una vez más, Farruquito llegó con pellizcos nuevos.  Si sigues sus actuaciones, ves como empieza a jugar con ciertos movimientos, los desarrolla, los exprime y los descarta para encontrar otros en un proceso permanente de búsqueda.  El flamenco no le limita nunca.  Al contrario.  Le da alas.

Artistas invitados (léase reclamos) han sido dos, Pitingo y Jorge Pardo;  Diego el Cigala no ha podido acudir según Farruquito “porque se quedó en el ensayo”.  La presencia de mayor peso, la espiritual del abuelo Farruco mediante bastones, un sombrero, una silla vacía o su soleá evocada a contraluz.

Brillante la guitarra de Yerai Cortés, aunque le costó acomodar las voces de mujer y hombre en una misma pieza.  María Vizárraga, cantaora que lleva décadas con Farruquito, excesiva para algunos, deliciosamente flamenca para otros, incluida servidora.  María Mezcle y Antonio Villar también al cante, supieron dejarse llevar por la comunicación establecida por Farruquito con el cante, y la energía generada por este bailaor: el hombre remueve tanto el ambiente, que emocionan los vítores del público casi más que el baile.  Donde habitan los Farrucos es un mundo paralelo de compás, en el que la vida no se entiende si no es a intervalos rítmicos.

Otros elementos: siguiriyas, un taranto estilizado…el farruquismo luce menos en medidas de dos…una gran mesa redonda como mini escenario, la dulcificación gentileza de la flauta de Juan Parrilla, un solo original de percusión de Paco Vega, muy aplaudido, además del compás y baile de Barullo y Polito, y el bajo y piano de Melchor Santiago, un cuadro bien construido y coherente.

La bailaora jerezana Gema Moneo en bata de cola blanca, interpretó unas alegrías cantiñas acancionadas, moviendo la bata como antiguamente, con elegancia y sutileza.  Un lírico paso a dos con Farruquito me resultó poco convincente, pero gustó bastante al numeroso público.  De hecho, los públicos han evolucionado paralelamente con el flamenco: anoche había algunas quejas a la salida de demasiado «flamenco flamenco», demasiado cante, baile y guitarra…y yo que estaba tan agradecida por los mismos motivos.

Lo mismo que no tiene sentido acudir a una obra “arriesgada experimental vanguardista” (ojo con esos calificativos) en busca de los duendes, el que se dispone a ver un espectáculo de Farruquito esperando conceptualismo gratuito se va a llevar una decepción.


Fotos : Óscar Romero -La Bienal

 

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