Adiós al fotógrafo flamenco René Robert

René Robert - foto: Prisca Briquet

René Robert - foto: Prisca Briquet

Michel MOMPONTET
Periodista de televisión, escritor y aficionado.

Foto portada: Prisca Briquet

El fotógrafo franco suizo de flamenco René Robert ha fallecido en la noche del 19 de enero en Paris. Tenía 84 años. Nos deja una obra visual potente y sensible que recorre más de 50 años con el arte flamenco como brújula artística y centro de gravedad estética.

Que el nombre del fotógrafo René Robert fuera poco conocido del gran publico solo se debe a su legendaria modestia y a su perpetua discreción, pero sus fotografías flamencas, siempre en blanco y negro, inspiradas y esplendidas, ocupan desde hace más de 50 años una posición de honor en el gran libro de las imágenes de la historia del arte flamenco, alcanzando a veces la cualidad de imagen icónica, conocida y famosa para todos los aficionados flamencos.

¿Quién, siendo aficionado, no conoce su foto de Camaron, rompiéndose en el cante, de un blanco y negro salvaje, que sirvió de cartel a los míticos conciertos del de la Isla en 1986 y 1987 en el Cirque d’Hiver en Paris?  Quién no se emocionó delante del retrato que hizo de Agujetas, o las fotos bordando la belleza de una pintura del bailaor Manolo Marín, Aurora Vargas o del baile inspirado de María del Mar Moreno.

“Espero el momento”, decía Robert, cuando se le preguntaba por los secretos de sus increíbles fotos. Hombre de pocas palabras, no le gustaba explicar. Solo estaba en el buen momento, en el buen sitio, nada más. Y luego viene la magia, o no.  El arte de la fotografía, también tiene su duende.

Sus profundos claroscuros cuentan y enseñan como pocas imágenes, recogiendo la potencia dramática del arte flamenco. Si se pudiera comparar su trabajo al de un pintor, sería sin duda a Caravaggio, el retratista italiano que pintó hasta el extremo las penas y las tragedias humanas.

El primer artista que fotografió fue Manolo Marín en el año 1967 después de invitarle a su casa. Esas fotos ya pertenecen a la historia. Es con este legendario bailaor que se enamoró del flamenco, una pasión que no lo abandonó ni flaqueó hasta el último día de su vida.  Su primera universidad flamenca fue un tablao, EL Catalán, bar tablao y restaurante refugio de la diáspora española en Paris. Durante décadas, allí se podía escuchar hasta las últimas horas de la noche, lo mejor y lo peor del flamenco. Picasso fue cliente. René Robert, en un rincón, discreto y callado, los ojos bien abiertos.

A pesar de tantas horas con artistas flamencos, hablaba bastante mal el español. Pero los artistas españoles lo entendían, lo querían y lo trataban como uno más de la cuadra.

Tenía a Paco de Lucia en lo más alto de su altar personal. Una auténtica devoción. Imposible de imaginar un concierto del genial guitarrista sin la presencia, de René Robert, su sombrero ensombreciendo su mirada, su dulce sonrisa de satisfacción, su cigarrillo español en los labios como una firma discreta irónica y personal.

René Robert ha publicado tres libros que están desde hace años en todas la bibliotecas de los aficionados cabales: Flamenco (1993), La Râge et la Grace (2001) y Flamenco attitudes en 2003.

El año pasado, decidió dejar su inmenso legado a la Biblioteca Nacional Francesa en Paris, un fondo fotográfico de miles de fotos, auténtico tesoro para los amantes del flamenco pero también para todos los aficionados a las artes gráficas. En estos archivos encontraremos los retratos de todos y todas los artistas a los que fotografió su arte y hasta el alma: Camarón de la Isla, Paco de Lucia, Agujetas, El Chocolate, Chano Lobato, Fernanda de Utrera, El Torta, La Susi La Yerbabuena, María del Mar Moreno y tantos más.

El flamenco es una familia con muchas ramas. Todos conocemos la del cante, baile y guitarra. Pero Rene Robert nos ayudó a no olvidar, gracias a sus esplendidas imágenes de arte, que los fotógrafos, como los poetas, pueden ser también parte de esa familia sensible.

Nuestro pésame a su familia.

Michel MOMPONTET
Periodista de televisión, escritor y aficionado.

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