Un alegato al flamenco íntimo en un tablao singular.

Casa del Arte Flamenco - Granada

Casa del Arte Flamenco - Granada

Texto y fotos: Antonio Conde

La Casa del Arte Flamenco. Granada

 

Un nuevo concepto de tablao flamenco alejado de la estética local propia de las cuevas del Sacromonte se abre espacio en el centro de la capital andalusí.

Granada cuenta, probablemente, con la mayor nómina de tablaos de toda España. Si incluimos las ventas y zambras (cuevas del Sacromonte) que programan espectáculos todos los días, de seguro, que se posiciona com la primera a nivel nacional. Desde hace décadas, programan principalmente las zambras autóctonas. Sin embargo, los tiempos cambian y la visión costumbrista que se tenía del flamenco en esta ciudad ha derivado a la creación de nuevos espacios cuyos objetivos distan tangencialmente de la herencia del baile de las cuevas.

Así nace 'La Casa del Arte Flamenco' que representa todo aquello que un buen aficionado siempre ha querido disfrutar, de una forma profesional a la par que visceral. Ambos términos van de la mano cuando uno visita este local. A priori, todo apunta a un tablao flamenco, pues tanto el diseño como el formato así lo confirman. Sin embargo, el concepto que se aprecia nada más entrar es otro.

Apenas lleva cuatro años funcionando y el resultado no puede ser más óptimo. El concepto que quieren trasladar los propietarios, Antonio Outeda y su socio, es el concepto de las peñas flamencas al visitante, ya sea nacional o extranjero. Cuatro artistas en el escenario sin amplificación y con profesionales de renombre, para que no quede 'desnudo' el escenario. Se alejan de vender un producto exportado para turistas. Por ello, este lugar no tiene ni barra, ni sirve comidas; su uso es exclusivamente flamenco.

Se encuentra en pleno centro de Granada, en la cuesta de Gomérez, a apenas cincuenta metros de Plaza Nueva, centro neurálgico de la capital que colinda con el barrio del Albaicín. Este espacio, se encuentra situado en un edificio antiguo, presidido por cuatro columnas a modo de cuadrilátero.

La disposición del tablao, en forma de bancada de sillas a diferentes alturas, es íntimo. Con una capacidad media de 60 asistentes, ampliables hasta los 80, en lateral, que no hace perder la visibilidad del escenario, posibilita estar a apenas dos metros de los artistas. La caja escénica, es pequeña, acorde con el aforo. Decorado con fotografías de artistas flamencos, permite al público hacer un recorrido histórico por las grandes figuras  del cante, baile y toque de las útlimas décadas.

 

Espectáculo.

Este el verdadero valor de este emplazamiento flamenco. No cuentan con un cuadro flamenco definido, estático, que muestra un espectáculo una y otra vez cada día. Cada noche, podemos encontrar diferentes artistas, que, a lo sumo, repiten cuatro-cinco noches a lo largo del mes, de tal modo, que quien quiera acudir más de una noche en poco tiempo, se va a encontrar con algo novedoso cada día. Y en esas repeticiones (de artistas, no de repertorio) nunca encontraremos la coincidencia del mismo elenco; así será algo distinto cada velada. Otra de las novedades con las que cuenta La Casa del Arte Flamenco es que, con cierta frecuencia, incluye en sus filas a artistas traídos de otras ciudades: Pastora Galván, Choro, José Núñez y un largo etc. que redunda en la calidad de lo que ofrecen, dejando de lado el localismo imperante en otros tablaos. No es sino una apuesta por la calidad y la diversidad. A pesar de ello, entre los artistas locales que son frecuentes en estas tablas encontramos a Luís Mariano, Rafalín Habichuela, Fuensanta La Moneta, La Repompa, Juan Ángel Tirado, Sergio el Colorao, Javier Martos, Eva Esquivel, Antonio Campos etc.

Una noche cualquiera, como la que acudimos, nos encontramos como formantes del cuadro al cantaor Antonio Campos, al guitarrísta Rafalín Habichuela, de la saga familiar de los 'Habichuela', y a los bailaores Saray 'La Pitita' y Adrián Sánchez.

El diseño musical suele dar al público un poco de todo: cante en solitario, toque en solitario y baile. De este modo, la noche que estuvimos, vimos un recital que principió Antonio Campos con la guitarra de Habichuela por tangos de Málaga, que dieron paso al baile de Saray 'La Pitita'. Por liviana y seguirilla, la bailaora es toda fuerza, alternando la sutileza de su braceo con la energia de sus pies. La guitarra, ahora en solitario, mostró la creatividad y personalidad que ha dado la ciudad de Granada y sus guitarrístas a la 'granaina'. Falsetas de cuño propio alternadas con las clásicas. De nuevo, paso al baile para Adrián Sánchez, un bailaor local, con una técnica depurada, cuyos tarantos y tangos son un enroque al buen gusto. El fin de fiesta, por bulerías, deja al visitante el sabor de boca de un postre nada efímero cuya posdata nos dice 'quiero más'. Y es que el flamenco así exportado, sabe mejor.

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