Pepa Vargas – Memoria de una mujer flamenca (libro)

Prólogo de Ángeles Cruzado

Pepa Vargas, libro - Athenaica

Pepa Vargas, libro - Athenaica

La mayoría de las biografías de artistas se centran en los de más proyección, aquellos que han triunfado y alcanzado el reconocimiento. Sin embargo, el flamenco se ha fraguado con la contribución de cientos de personas procedentes de las capas populares, muchas de ellas mujeres, que han quedado en el anonimato y que constituyen un sustrato que hace posible el desarrollo del flamenco, cuyo papel es necesario destacar y analizar. En este contexto se sitúa Pepa Vargas.

En la historia de este género, el rol jugado por las mujeres ha quedado en segundo plano. Su contribución se ha minimizado, cuando no invisibilizado. La vida de Pepa Vargas sirve como un hilo conductor que permite reconstruir el lugar de la mujer en el flamenco desde los años cincuenta hasta la actualidad. Siempre tuvo una presencia discreta a pesar de sus cualidades. Su marido (Curro Fernández) y sus hijos (Esperanza, Paco y José) eran artistas mientras ella continuaba con las labores domésticas. La necesidad de la familia la empujó a lanzarse al mundo artístico profesional, para sorpresa de todos. Lo dijo ella, rotunda, un día: «¡Ahora voy yo!». La Familia Fernández, dirigida por Curro pero aglutinada en torno a Pepa, escribió páginas imborrables en los escenarios flamencos. Esto es posible porque hay toda una historia detrás: el papel de su padre Quintín, el de su pueblo, Lebrija, el del tío Lagaña, el de Bernarda de Utrera, Antonio Mairena… Esa historia llega hasta el presente, incluso al futuro. La voz de Pepa Vargas, singular y colectiva a la vez, nos ayudará a entender mejor el complejo mundo del flamenco. Desde la trastienda, que en el fondo es un lugar privilegiado.

 

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