VV.AA – Tributo Flamenco a Don Juan Valderrama

VV.AA -  Tributo Flamenco a Don Juan Valderrama

VV.AA - Tributo Flamenco a Don Juan Valderrama

– Juanito Valderrama y Paco de Lucía: A mi tierra de Linares (Taranta).
– Potito: Torrecampeño (Fandangos de Huelva).
– Vicente Amigo y El Pele: El emigrante (Bulería).
– Miguel Poveda y Juan Habichuela: La rosa cautiva (Milonga).
– Montse Cortés: El cantaor (Tientos).
– Pepe de Lucía y Paquete: De polizón (Zambra).
– Guadiana: Tengo el gusto tan colmao (Soleá por Bulerías).
– Arcángel y Juan Carlos Romero: La novia de Reverte (Serrana por Tangos).
– Carmen Linares: Garbo malagueño (Malagueña-Verdial).
– Diego el Cigala: Madre Hermosa (Bulerías).
– José El Francés y Niño Josele: El emigrante (Pasodoble).

UNOS PASAN Y OTROS QUEDAN
José Manuel Gamboa

Cosas de mi España querida: «El que aguanta, gana». No hay que ser Nobel o doctor en metafísica del tiempo, que es la medida de todas las cosas porque lo pone todo en su sitio, para verificarlo.

Y después de las batallas,
toíto el campo está florido,
y en medio de tantas flores
Valderrama, con su sentío.

De Torre del Campo, Jaén, es nuestro tenaz venerable. Nació Juan Valderrama Blanca el 24 de mayo de 1916. El nombre, con su diminutivo, figura en las enciclopedias. Una biografía inabarcable.

Tomaría la alternativa en 1932 de manos de la Niña de la Puebla, debutando en los carteles en una sesión de Ópera Flamenca celebrada en el cine Metropolitano (después Europa) de Madrid. Su primer guitarrista fue Lusito Maravilla, quien le puso el tono; y afinó para los restos en divina compaña: Sabicas, Ramón Montoya, Esteban de Sanlúcar, Pepe Martínez, José María Pardo, Alberto Vélez, Ramón de Algeciras, Juan y Pepe Habichuela, la orquesta, y Niño Ricardo… El Niño Ricardo, su cómplice de la melodía oportuna; una monumental pareja de creadores. Al responsable de que el cante de las minas siga en el candelero, hoy le ofrece en el pórtico sus cuerdas mineras Paco de Lucía. Por cierto que Juanito Valderrama le brindó la ansiada oportunidad a Camarón de la Isla, presentándolo a toda España en «Fantasía Flamenca» (1970). Le acompañaba a la bajañí Juan Habichuela, que nos habla: «¡Eso es muy fuerte! Salió Valderrama: Señores, tenemos al futuro del cante, el cantaor moderno que ha salido este siglo. Este va a ser el mejor, mejor que todos nosotros, y yo quiero que ustedes lo escuchen».

Valderrama o España bolo a bolo. A lo largo del camino, aprendiendo, Juanito ha conocido mejor que nadie cómo canta y llora Andalucía, cómo respira nuestro pueblo, y todo el pueblo sabe de él. Valderrama es un referente, de la corte a «cinedebarrio» un icono principal del imaginario patrio.

Consideremos el itinerario a vista de pájaro: En Barcelona, su primera grabación; en Jaén, los tiros y los quejíos; evocaciones granadinas; en Madrid el Pastor Poeta y un «Romance del cante jondo» para cantar y recitar, el triunfo; a Sevilla con Pepe Pinto al cincuenta por ciento, y un «segundo bachillerato flamenco» a la vera de la dinastía flamenca de los Pavón; en 1943 con Conchita Piquer y, como empresario, «Los niños del Jazminero», aquellos números de El Cristo de los Faroles, La muerte del Piyayo, En la cruz de los caminos; con Niño Ricardo, El Emigrante, la aventura mexicana del 49; en 1955 el estreno de la primera película, y «Mi vida es el cante»… con Lolita Caballero, que a sugerencia de Juan pasará a anunciarse como Dolores Abril, y un abril en París, el amor; giras con Antonio Machín, Pepe Marchena, y con Dolores por Venezuela, Chile, Argentina; la década prodigiosa y las «peleas en broma» o ese «Café del Burrero» junto a Pepe Pinto, Fosforito y El Güito; el mundo camp de los setenta, compañeros de ayer y para el mañana, de Rafael Farina a El Fary; los ochenta, un grave accidente automovilístico, la Medalla al Mérito en el Trabajo, y el aplauso de esa flamencología que pasó años criticando y murmurando; los noventa, don Juan, los honores; gracias al llorado maestro Freire, en el día de su onomástica, el 24 de junio de 1994, un impar homenaje en la Plaza de Toros de las Ventas, que colgó el «no hay billetes» para escuchar «Pena mora» por el maestro y su alumno Joan Manuel Serrat… El corazón dice al gentío y la multitud entrega su pasión. Se ha formao el alboroto. Después, la mano real, la Medalla de Andalucía… Y el siglo XXI.

Ahora, de los flamencos espejo, Valderrama recoge lo sembrado. No tempestades, sí temperamentos que le dan canela fina. Cuatro puntales que sostienen el flamenco que disfrutamos: Paco y Pepe de Lucía, Carmen Linares -su ajhijada artística- y El Pele -¡compartiendo cante con Vicente Amigo!-. Y los centelleantes frutos de la nueva sementera: Arcángel, Miguel Poveda, El Cigala, Guadiana, Montse Cortés, El Potito y José El Francés. Una escuela de ruiseñores evocando a un jilguero. No están solos, dialogan con esa orquesta celestial que atiende a los nombres de Juan Habichuela, Vicente Amigo, Niño Josele, Juan Carlos Romero, Paquete, Eduardo Cortés y Paco. Ya saben, Paco… Bien dispuesta la ceremonia de la recreación, desde prismas varios, diferentes tempos y colores, bajo el diestro control de Javier Limón, tus flamencos, inteligentes, y apasionados siempre, te devuelven el cariño recibido con lo mejor de sus adentros, conjugando en libertad el milagro de las melodías eternas que nos has dejado.

Juanito Valderrama, romance del cante flamenco, el talento y el saber bajo un eterno sombrero de ala ancha. Su vida es el cante, Dolores, los hijos, su gente y lo demás son tonterías. A tú lado, por corta que sea la atalaya, nadie se tenga por grande. Maestro Juan, tú ya eres historia… que a otros el tiempo los hace pequeños.

Créditos:
Paco de Lucía, Diego el Cigala, Montse Cortés, Paquete, Vicente Amigo, Arcángel, Miguel Poveda, Niño Josele, Guadiana, Carmen Linares, Potito, Pepe de Lucía, El Pele, José El Francés, Juan Habichuela, Juan Carlos Romero

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