Originalmente estas fiestas se hacían sólo con palmas, cantes, jaleos, etc., pero sin guitarra, lo cual resulta ser lo más difícil y, al mismo tiempo, lo más divertido. Decimos lo más difícil porque hoy en día no todo el mundo sabe “marcar” los compases, sobre todo en momentos tan espontáneos donde ni siquiera los artistas saben cómo y qué van a cantar en cada momento.
La fiestas flamencas surgen de cualquier manera; de pie, sentados, en una escalera, en la cocina … Cualquier sitio y cualquier momento son buenos para “formarla”.
Es muy difícil, también, cantar o bailar sin el acompañamiento de una guitarra que normalmente marca el compás de cada momento. Sin embargo, es más improvisado porque los artistas no tienen que preocuparse de “coger el tono”, pudiendo lanzarse a cantar uno detrás de otro con su tono preferido. En realidad no deben guiarse por la melodía sino por los compases.
Esta es la gran diferencia entre la música en general y el flamenco. En el flamenco “los compases están por encima de la melodía”. Si llega a disfrutar bailando o cantando de esta forma, será ya flamenco puro, auténtico.