XVII Festival de Caja Madrid 2009. Paco del Pozo, Argentina, Miguel Poveda

Resumen: XVII Festival de Caja Madrid 2009. Paco del Pozo, Argentina, Miguel Poveda

XVII Festival Flamenco
CAJA MADRID 2009

Paco del Pozo & Argentina & Miguel Poveda

Teatros del Canal
Jueves 26 de febrero. 21:00 h

Cante PACO DEL POZO con ANTONIO CARRIÓN, guitarra; JOSÉ SALINAS y RAFAEL PERAL, palmas
Cante ARGENTINA con JOSÉ QUEVEDO “BOLITA” y EUGENIO IGLESIAS, guitarras; PAQUITO GONZÁLEZ, percusión; TOROMBO y LOS MELLIS, coros y palmas
Cante MIGUEL POVEDA con JUAN GÓMEZ “CHICUELO”, guitarra; PAQUITO GONZÁLEZ, percusión; CARLOS GRILO y LUIS PEÑA “CANTAROTE”, palmas

Texto: Manuel Moraga
Fotos: Paco del Pozo por Paco Manzano / Argentina – Miguel Poveda por Rafael Manjavacas

ARTE Y ARTISTAS FLAMENCOS

Atrás quedaron muchas noches de arte en el Teatro Albéniz. Los recientemente inaugurados Teatros Canal sirven ahora de escenario para el desarrollo del XVII Festival Flamenco Cajamadrid. A juzgar por las opiniones del público, el cambio no ha sido a mejor. Pero lo importante es que el arte encuentre un cauce de expresión, sea donde sea. De momento, la primera velada, protagonizada por flamencos de nueva generación, no pudo empezar mejor.

Noche intensa y extensa la que inauguró el XVII Festival Cajamadrid. En el escenario tres artistas con el denominador común de la juventud, pero con estilos y propuestas diferentes. El madrileño Paco del Pozo no tardó en calentar el ambiente y sorprendió a buena parte de la concurrencia: “¡La de cantaores buenos que hay y que no conocemos!” y otras frases similares se escuchaban entre las butacas de un extraño teatro parecido más a un tugurio carcelario y futurista de “Mad Max el Guerrero de la carretera”, que a una sala de conciertos.

Paco del Pozo tiene un paladar muy especial. Su voz es dura, con peso, pero él es capad de moldearla y ajustarla a las exigencias expresivas de los diversos estilos. Transmite una extraña sensación de madurez casi impropia de su edad. El directo, además, le hace crecerse y demostró no sólo conocimientos, sino también tablas en el manejo del escenario. Y tuvo también la virtud de la justeza a la hora de gestionar su tiempo de exposición. Supo ser artista y dejó, desde luego, muy buen sabor de boca y él agradeció a Madrid su afición. Es una lástima que artistas madrileños como Paco del Pozo  tengan tantas dificultades en demostrar su valía en otras coordenadas de la geografía flamenca, y sobre todo en Andalucía. El público le despidió en pie.

 

 

También en pie despidieron a Argentina, que tuvo asimismo una gran actuación, si bien su gestión del tiempo fue manifiestamente mejorable. En contenidos, Argentina alternó piezas más medidas y ensayadas con otros espacios para la inspiración, como sus soleares o sus seguiriyas. Es bueno que los artistas dejen este tipo de ventanas abiertas a las sensaciones que se viven en el momento, porque el flamenco debe tener siempre esa parte inquietud y espontaneidad. Como ocurre en los toros, es bueno que el artista lidie según lo que se encuentre en el ruedo.

Argentina ha ganado enteros en su cante y en sus modos. Hoy es mucho más artista que hace un par de años, sin ir más lejos, cuando todavía mostraba una cierta timidez en las tablas. Aún así, creo que hubiera dejado mejor huella si hubiera reducido algo su actuación, teniendo en cuenta que era la segunda de un cartel de tres artistas. Y no puedo dejar de mencionar al Torombo, que es un fenómeno no solo bailando, sino también dirigiendo el compás y jaleando.

Los cierto es que tras Paco del Pozo y de Argentina, el listón estaba muy alto, pero Miguel Poveda se parece a Nadal no solo en ciertos rasgos fisonómicos, sino también en el pundonor a la hora de afrontar retos. Salió con una voz algo más grave que en otras ocasiones, quizá por algún leve catarro, pero a mí particularmente me gusta mucho ese registro medio-bajo en la voz de Poveda, normalmente alta. Un Poveda que tuvo una noche absolutamente agraciada.

La progresión de este artista es espectacular. No hace tanto, era a penas un chaval empeñado en repetir moldes. Después empezó el compromiso con su búsqueda y hoy –sin interrumpir ese proceso- denota una madurez encomiable. De cantar ha pasado a interpretar. De dibujar líneas está pasando a buscar pellizcos y en medio de su limpieza tonal cobra cada vez más protagonismo la rotura de la voz. Además, su dominio escénico es importante y sabe ser artista. Espléndido en la malagueña y taranta, magnífico en su amplio recorrido por  cantiñas y tangos, quizá menos redondo en su versión de la soleá de Charamusco, pero siempre con entrega absoluta en todo lo que hizo.

En definitiva, tres grandes recitales de cante a cargo de tres jóvenes flamencos que demuestran su estatus de artistas y que el día de mañana serán sin duda tres grandes maestros.

Especial XVII Festival Flamenco Caja de Madrid 2009

 

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