XVI Bienal de Flamenco. 'ASÍ SE CANTABA Y ASÍ CANTAN' – AGUJETAS / MENESES / 'FLAMEN-PURA' – NIÑO de PURA / 'PERET & LOS CHICHOS & KIKO VENENO

Resumen: XVI Bienal de Flamenco. 'ASÍ SE CANTABA Y ASÍ CANTAN' – AGUJETAS / MENESES / 'FLAMEN-PURA' – NIÑO de PURA / 'PERET & LOS CHICHOS & KIKO VENENO

XVI BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA
“ASÍ SE CANTABA Y ASÍ CANTAN” – AGUJETAS / MENESES / “FLAMEN-PURA” – NIÑO de PURA / “PERET & LOS CHICHOS & KIKO VENENO”
Viernes, 17 de Septiembre 2010

 


Fotografías: Luis Castilla / Bienal de Flamenco

Especial XVI Bienal de Flamenco 2010. Toda la información. Programación, reseñas, fotos…

“ASÍ SE CANTABA Y ASÍ CANTAN” – AGUJETAS / MENESES
Teatro Lope de Vega – 21.00h

Texto: Estela Zatania

La música, toda la música, tiene el extraño poder de transportarnos psíquicamente a otros tiempos, dimensiones o lugares.  La noche de viernes me tocó dos trayectos de viaje hacia el pasado, a dos ambientes radicalmente diferentes.  La experiencia me dio la oportunidad de reflexionar sobre la polémica de que si puro, impuro, intransigencia, evolución o ausencia de la misma. 

Para muchos aficionados jóvenes o de mediana edad, “una voz y una guitarra” es un planteamiento flamenco caduco que les inspira el respeto hacia Torre o Chacón, pero que no consideran relevante en el nuevo milenio.  Pero entonces, ¿qué le vamos a hacer con José Menese y Manuel Agujetas?  Pues nada, meterlos en metafóricas sillas de enea al lado de estupendos guitarristas como Antonio Carrión o Antonio Soto para que “chocheen” a gusto sin hacerle daño a nadie.  Y si un público paga dinero para llenar el Teatro Lope de Vega y tiene ganas de aplaudir, jalear o ponerse de pie, allá ellos.

Y así fue.  Las facultades disminuyen, la voz se desgasta y el poder físico se pierde con los años, leyes de la vida, pero el cante de calidad no caduca.  Y si en algunos momentos del recital de José Menese hemos tenido que rellenar algún que otro vacío técnico con el recuerdo auditivo de cómo era su voz hace tres o cuatro décadas, el inconfundible decir mairenero morisco, ahora reducido a otras esencias, todavía levantaba el vello. 

Menese se presentó luciendo un cabestrillo de lunares muy flamencos; “estoy un poco lesionado” explicó antes de entregar una serie de cantes que pudo haberse organizado de manera más provechosa.  La granaína no es su fuerte, y luego, tres palos binarios y anímicamente parecidos, mariana, farruca y tientos, uno tras otro, se restaron impacto mutuamente.  Por fin se le abre la voz y el ‘ange’ cuando entrega siguiriya y soleá, cantes siempre “repetibles” debido a la amplia variedad de ambos, y que domina tan bien el hombre de La Puebla.   

A Manuel Agujetas que se ocupó de la segunda parte del recital, sí que no le importó insistir en la soleá, la siguiriya y los fandangos, todo con sabor plazuelero pasado por la admirable estirpe que es la suya.  Este individuo no anda con tonterías, y sabe donde está su poder, que ya no es la voz sino el sabor acre de su decir, y la controlada anarquía de todo lo que canta.  Cortante y cáustico en su palique con el público, Agujetas es un paquete completo que impacta y convence. 

Todo terminó con la sorprendente ronda de tonás de los dos viejos leones, el gitano y el que no lo es, cada uno a su manera, abrazándose y dándose la mano.  Otro momento inolvidable e histórico que nos brinda la Bienal.

“FLAMEN-PURA” – NIÑO de PURA
Teatro Central – 21.00 h

Ficha artística: Guitarra : Niño de Pura; Artista invitado voz: Churumbaque hijo; Segunda Guitarra: Juan María Real; Percusiones: Agustín Henke, Patricio Cámara; Baile: David Pérez; Palmas: Mª José Álvarez, David Pérez.

Texto: Gonzalo Montaño Peña

“Flamen Pura Velocidad”

El guitarrista sevillano Niño de Pura llenó anoche el aforo del Teatro Central para ofrecer al público algunas de sus más célebres composiciones de su último trabajo “Pozo y Caudal” y también para adelantar algunas de lo que será su próximo disco, que saldrá a la luz en la primavera.

¡Hay que ver lo rápido que toca este guitarrista!, ¡es impresionante!, anoche llegó y parece que antes de sentarse ya había empezado a tocar. No dio tiempo a digerir siquiera que el músico estaba en escena cuando ya llevaba dos minutos tocando, ¡ que velocidad!.

El comienzo para mí fue lo mejor, las Granainas “El Pañuelo”, y eso que empezó un poco frío quizás, algunos picados le sonaban sucio, pero es cuando le oí más musicalidad en los fraseos y más bellas las melodías.

Siguió solo ante el peligro cuando comenzó por Soleá, la alzapua vuela y el pulgar martillea las cuerdas a velocidad de vértigo, los trémolos y arpegios suenan redondos a pesar del tempo. ¿Que quieres que te diga? Para mí, demasiado acelerada como para poder saborearla, el público tampoco parecía reaccionar de modo plausible con ¡Olés! o ¡así se toca! (digo yo) todo en silencio y, hay que decir que, tanto el sonido como la iluminación estaban perfectas.

En las Alegrías “El Puerto” sentí la sensación de parecerme que estaba escuchando a Vicente Amigo, y no sólo por compartir el corista y también el concepto de coros, sino que el sonido y el fraseo me recordaron bastante. En este tema presentó al cantaor que le acompañaba “Churumbaque hijo”, ganador de la lámpara minera del año pasado, una voz muy flamenca, de registro alto y con gran potencia que, sin embargo, para mi gusto es en los bajos donde más bello sonaba.

En los cantes por Soleá y Abandolaos de Churumbaque pudimos disfrutar del Niño de Pura con el afán de acompañar y encontramos su vertiente más paciente y dialogadora con el cante, a la par que rellenaba con las más finas ornamentaciones, gracias a la de-pura-da técnica que posee.

“A Piñón” se titulan las Bulerías que interpretó anoche y desde luego el nombre está más que justificado, ya que la guitarra iba a toda mecha, impresiona la capacidad de subdividir el tiempo en notas muy pequeñas y, desde luego, meterlas a compás, todo un don. La voz busca el alto rememorando a Camarón, las percusiones marcan el tiempo y la presión musical del concierto va en aumento. Empiezan a oírse algunos oles en el teatro.

El último tema del repertorio, con el que además suele cerrar sus recitales Niño de Pura es un Fandango de Huelva titulado “Punta Umbría”, que dedicó a Curro Romero, que estaba presente. Y si con lo anterior nos había (al menos a mí) impresionado, este guitarrista se guardaba un as bajo la manga,  era el picado más vertiginoso de toda la noche, que cerraba el Fandango y con el que levantó a todo el mundo de la silla.

Todo un despliegue técnico el que nos ofreció Niño de Pura, quizás demasiado técnico, quizás tantas notas pueden llegar a apabullar y no decir claro el significado de las frases, de todos modos está claro que es un concepto de toque, y que en esto él es uno de los mejores y así lo demostró.

“PERET & LOS CHICHOS & KIKO VENENO”
Auditorio Rocío Jurado 23.30h

Texto: Estela Zatania

No sé si hace cuatro décadas, antes de que existiera la Bienal de Flamenco de Sevilla, cuando tuvo lugar el bum de Las Grecas, aquella pareja de hermanas que arrasaron con sus canciones aflamencadas, dichas gitanas hubieran sido incluidas en la programación de ningún festival de flamenco.  Pero en el año 2010, todo es posible en lo que al flamenco se refiere, y muérdase la lengua el o la que se atreva a proponer definiciones.

Y no es que la rumba no sea pieza legítima del flamenco.  Allí quedan Pepe de la Matrona, Pericón y Manolo Vargas, Bernardo de los Lobitos, la misma Pastora, o más tarde, ¿quién negaría la legitimidad de Juan Villar con su “Quiero pronunciar tu nombre” o el maestro Fosforito con su “Libre quiero ser” entre muchos otros ejemplos que se podrían citar?

Pero allá por finales de los años setenta o comienzos de los ochenta, respondiendo a la apertura de aquella época, la rumba coqueteó, se hizo novia y finalmente se casó con la música pop rock internacional más al uso.  Sería complicado marcar la frontera donde acaba una cosa y empieza la otra, y los artistas protagonistas de “Rumbeando” habitan ese terreno indefinido entre ambas.  No obstante, la puesta en escena respetó el formato más convencional de un concierto de rock en toda regla.  El amplio lugar al aire libre, los mega vatios de sonido que te agitan las tripas, la gente de pie al borde de la pista, los quiosquitos de perritos calientes y hamburguesas dentro del área de la actuación, animadores, abundancia de juventud pasota y máquinas de humo haciendo horas extra.  No es lo que soñó Antonio Mairena, ni tiene por qué serlo.

Pero no.  No me ha gustado ver esto en una Bienal de Flamenco de Sevilla.  A pesar de tanta supuesta contemporaneidad y concesión al gusto popular, costó reunir a dos mil personas para este viaje nostálgico a una música que me resultó francamente demodé. 

Desde el bochorno atmosférico de hace sólo dos noches en la plaza de toros, hemos pasado al primer frío del sevillano otoño.  Pero siempre había la opción de bailar que fue la tomada por la gran mayoría de los presentes.

En la actuación de Kiko Veneno, destacable fue la participación del gran músico Raúl Rodríguez, ex Son de la Frontera, que puso su sabiduría musical con la guitarra flamenca a los temas más queridos del prolífico Kiko, junto con otros de la reciente grabación de éste.

El momento más emocionante, y sí, más flamenco, fue la intervención del gran rumbero Peret, el que hace medio siglo cogiera el testigo del Pescaílla, mayor artífice de la rumba catalana, logrando ponerla en circulación nacional e internacional.  Desde entonces, decir “rumba”, es decir “rumba catalana”, y decir “rumba catalana” es decir Peret.  Eso es lo que consiguió este hombre con el son “cuáno” cruzado con la movida del barrio de Gracia y su propia creatividad musical.  Armó el revuelo general en el sentido más positivo con su elocuente protesta: “¿Cómo os lleváis con los gitanos aquí en Sevilla? ¿No nos vais a deportar?”

Después de casi cuatro horas, la noche terminó con la nostálgica actuación del legendario grupo los Chichos que gustaron igual o más que los anteriores a juzgar por la incontenible euforia del público relativamente reducido pero feliz.  Las canciones históricas, más notablemente “Todo lo que piensas tú son ilusiones” y “Para que tú lo bailes (son son)”, con su inconfundible armonía, volvieron a vivir su gloria pasada, a la vez que confirmaron la caducidad de la música pop en general.

Especial XVI Bienal de Flamenco 2010. Toda la información. Programación, reseñas, fotos…


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