XV BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA . La Macanita

XV BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA

“Aires de Jerez” – La Macanita
12 de septiembre, 2008. 2300h. Hotel Triana.

ESPECIAL BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2008

Texto: Estela Zatania
Fotos: © Archivo Bienal de Flamenco, Luis Castilla

En medio de una programación cargada de vanguardismo, experimentalismo, jazzismo y demás ismos que al aficionado de a pie le cuestan asimilar, nos han colocado el perfecto antídoto:  dos partes las hermanas Méndez, una parte cada de Manuel Parrilla, Chícharo, Gregorio y Bo, una generosa ración del baile de María del Mar Moreno, (sin aditivos), agrega Tomasa Guerrero “Macanita” a gusto, y remover bien para conseguir el inconfundible sabor jerezano por excelencia.

A pesar de que el espectáculo de Farruquito en el Auditorio se había alargado, no se han notado huecos en el amplio patio de vecinos del Hotel Triana, espacio normalmente reservado por la Bienal de Sevilla para las propuestas más tradicionales.  Los vecinos de arriba adornan las barandillas con mantones de colores, como una declaración colectiva, no sólo de su aprobación e interés, sino de cierta añoranza para tiempos pasados cuando las noches trianeras se llenaban de las voces del Titi, el Sordillo, Oliver, el Teta y tantos otros.

El flamenco clásico es el hijastro humilde de un festival que se refiere al género como “industria cultural”, pero no preocuparse; como dijo Bogart, “siempre nos quedará Jerez”.  No por mejor ni peor, ni por número de artistas siquiera, sino porque no se rinde.  Los jerezanos se cuentan una bonita historia y luchan para hacerla realidad, porque otra cita a tener en cuenta es la de Kurt Vonnegut: “Somos lo que pretendemos ser”.

Y Jerez pretende ser el guardián del compás, del flamenco rancio y de la ausencia de trampa y cartón.  A menudo es más pretensión que realidad, pero con Macanita y séquito, sabes que el aroma auténtico del flamenco siempre estará presente.  La guapísima Tomasa empezó por martinete – no es cante habitual de mujer, pero cada vez más se está cultivando – luego, soleá y alegrías.  Un solo de guitarra de Parrilla y Pepe Morao, con la garantía que ambas dinastías ofrecen, y María del Mar Moreno nos entrega su baile predilecto, la siguiriya, con toda la enjundia que corresponde, con el cante de Macanita a la que no es habitual ver cantar para baile.

A continuación, Paca y Manuela, sobrinas de la gran Paquera de Jerez, evocan esa fuerza, ese compás bestial y esa flamencura que tanto echamos de menos desde que se nos fuera la reina de la bulería.  Macanita interpreta malagueñas con final de Frasquito (no se suele hacer en Jerez, pero no queda mal), y redondea su recital con bulerías de cuplé y cortas con esa irresistible voz tostada.  El apoteósico fin de fiesta no podía faltar, y la bonita historia sigue intacta.


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