XV BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA. ‘KAHLÓ CALÓ’ Amador Rojas, El Choro, Ana Morales, Eduardo Guerrero, María Moreno, Christian Lozano,…

XV BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA

‘KAHLÓ CALÓ’
Amador Rojas, El Choro, Ana Morales, Eduardo Guerrero, María Moreno, Christian Lozano, Encarnación López y Alejandro Peña.
Director artístico: Rafael Estévez
Programa de mano (PDF)
Teatro Lope deVega – 21:00 horas

ESPECIAL BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2008

Texto: Gonzalo Montaño Peña
Fotos: © Archivo Bienal de Flamenco, Luis Castilla

Ficha Artística: Baile: Amador Rojas (Frida Kahlo), Antonio “El Choro”, Ana Morales, Eduardo Guerrero, María Moreno, Christian Lozano, Encarnación López; Actor: Alejandro Peña; Músicos: Eugenio Iglesias, Paco Iglesias, Agustín Diassera, Alejandro Cruz, Ángel Morilla; Cante: Roberto Chamorro “El Roto”, Inma “La Carbonera”; Cantante: Lalah Domínguez.

Grande era la expectación que precedía al inicio de esta obra que recrea la vida de la pintora Frida Kahlo. Y es que un reclamo tan comercial como la artista Mejicana tiene mucho tirón, aún cuando llega a Sevilla un año después de estrenarse.

La obra intenta de buscar vínculos entre la pintora y lo caló, sin conseguirlo ya que lo gitano y más aún lo flamenco apenas existe. Sin embargo nos ofrece el baile de Amador Rojas, un joven bailaor de Los Palacios que está genial en el papel de Frida y que está perfecto en el baile. Es sin duda su protagonista lo mejor de una obra que a través de colores nos muestra los diferentes sucesos que marcan la vida de la artista.

Como homenaje a la artista el espectáculo es entretenido, quizás un poco largo con un incomprensible descanso que rompe el ritmo de la obra. Las coreografías son simpáticas y hechos como el accidente de autobús en el que la pintora pierde la posibilidad de tener hijos o sus estancias en Nueva York o París están bien representados. Pero como obra flamenca la cosa flojea, ya que domina la sensación de estar viendo un musical de éxito como los que se hacen para homenajear las canciones Abba, Mecano o el conocido Cats.

Los bailaores se convierten en actores, con cierta naturalidad pero no dejan de parecer artificiales las coreografías que muestran. Se nota la calidad técnica de estos pero parece ser este dominio técnico el fin mismo, en lugar de ser el medio que nos lleve en la búsqueda de los sentimientos.

 


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