XIII Festival de Jerez. Mercedes Luján / María José Pérez – Mercedes Ruíz – Soraya Clavijo

Resumen: XIII Festival de Jerez. Mercedes Luján / María José Pérez – Mercedes Ruíz – Soraya Clavijo

XIII FESTIVAL DE JEREZ 2009
Mercedes Luján / María José Pérez –
Mercedes Ruiz “Mi último secreto”
Soraya Clavijo “Por la carreterita vieja”
Miércoles, 11 de marzo, 2009. Jerez de la Frontera


Especial XIII Festival de Jerez 2009 – Reseñas / Previos / Noticias / Fotos

Fotos: Ana Palma

MERCEDES LUJÁN, Mª JOSÉ PÉREZ
Palacio de Villavicencio, 1900h

Texto: Manuel Moraga

1ª parte: Guitarra: Mercedes Luján.
2ª parte: Cante: Mª José Pérez; Guitarra: Miguel Ochando

Debe ser una mujer con mucha personalidad, no sólo por dedicarse a la guitarra, sino por que se le percibe en la manera de dirigirse al público y liderar su puesta en escena. Mercedes Luján comenzó su recital por soleá recordando a las víctimas del 11-M. De su guitarra salían ecos de Morón, de Melchor y de Jerez. Es, por tanto un estilo muy clásico el que profesa esta joven murciana moldeada en Jerez. Comenzó algo insegura, pero fue rehaciéndose a lo largo de su actuación con una rumba (corta y botina), unos fandangos, tangos y bulerías. Otra característica suya es la delicadeza en la ejecución y en el dibujo de sus falsetas. El cajón estorbaba, ya que en una sala sin sonorización, este instrumento tapa casi todo. En cualquier caso, a esta joven guitarrista le hacen falta más oportunidades para ir consolidando un estilo propio e ir ganando tablas.

Tablas le sobran a la almeriense Mª José Pérez, a pesar de su juventud. Es una artista muy curtida, con una voz privilegiada y una manera personal de expresar el flamenco. Despegó con la granaína de Chacón y se elevó a las alturas con la media granaína, que fue magnífica. Es en esta escuela donde probablemente más se reconoce la cantaora. Conoce bien los cantes y no se conforma con ejecutarlos a la perfección apoyándose en las posibilidades de su voz, sino que busca terrenos comprometidos, porque al fin y al cabo el flamenco ha de situarse en los límites: límites de las formas y límite de la emoción. Así lo hizo, por ejemplo, en la seguiriya y fundamentalmente en la cabal de cierre. Cerró por bulerías, metiendo también en este compás coplas y un par de fandangazos. Espléndida la guitarra de Miguel Ochando. Buen broche para finalizar el ciclo de los conciertos del Palacio.

Mercedes Ruiz “Mi último secreto”
Teatro Villamarta, 2100h

Baile: Mercedes Ruiz, Vanesa Reyes, Carmen Herrera. Cante: David Lagos, Londro. Guitarra: Santiago Lara, Javier Ibáñez. Violín: María López. Violonchelo: Juan Díaz. Contrabajo: Paco Lobo. Percusión: Perico Navarro, Paquito González.   Palmas: Javier Peña.

Texto: Estela Zatania

Este año en el Festival de Jerez la introspección y la autobiografía están de moda.  Yerbabuena, María Pagés y Javier Barón en el Teatro Villamarta, Alfonso Losa, María José Franco y Rosario Toledo en formato reducido, y hasta los guitarristas Juan Antonio Suárez y Javier Patino…todos han planteado su trabajo como un descubrirse a sí mismo, o reflexionar sobre sus respectivas trayectorias.  No sabemos si tanto producto freudiano viene provocado por la crisis económica, pero anoche otro espectáculo buscó inspiración desde el interior de su protagonista.  ¿No será que todo empeño artístico sale de dentro, y son las obras basadas en elementos ajenos que deberían de sorprender?

En el programa de mano de “Mi último secreto”, Mercedes Ruiz afirma: “Este espectáculo me ha dado la oportunidad de mirar dentro de mí y descubrir esos espacios internos, vacíos y extrañamente apacibles, donde nunca antes había buscado”.   Es una buena bailaora, con buena formación, técnica, conocimientos, ganas de trabajar y aquello tan importante, afición.   Pero lo que hemos visto en este nuevo trabajo, es a una Mercedes más distante, menos comunicativa…¿más profesional?… puede ser.  Es como un pacto con el diablo, las coreografías meticulosamente estudiadas y las producciones muy preparadas pierden en calor lo que ganan en vistosidad.

No hay una tradición de baile en Jerez, y la escasez de figuras de primer nivel, especialmente de mujeres, lo confirma.  No obstante, la plaga de localismo que infecta todas las comarcas del flamenco hoy en día, no deja opción: Mercedes Ruiz debe asumir la corona de “la bailaora jerezana”.  Un atrás de ocho músicos y dos bailaoras han contribuido a este objetivo.  De hecho, “Mi último secreto” es un espectáculo que puede viajar sin problema a los mejores escenarios del mundo.  Hay buena música de la mano, de ambas manos del guitarrista Santiago Lara, y el excelente cante de David Lagos y Londro.  Instrumentos clásicos de cuerda apoyan la guitarra.

El programa es variado e interesante: farruca (ya convertida en moda después de una larga etapa en desuso), pregones mano a mano entre los dos cantaores, bulería por soleá, granaína y rondeña, todo bailado, pero sólo en los caracoles (renovados y con versos originales), Mercedes Ruiz nos permitió vislumbrar un poco de su magia.  Su estilizada figura le permite dibujar formas fascinantes, bellísimas.  Maneja la bata de cola sin trucos ni efectismo.  Rechaza el tremendismo jerezano, optando por el comedido estilo sevillano, aunque evoca creíblemente las formas de la temperamental Carmen Amaya.  Un trabajo admirable, si algo falto de calor.

Soraya Clavijo “Por la carreterita vieja”
Sala la Compañía, 2400h.

Texto: Estela Zatania

En la Sala la Compañía, otra bailaora jerezana quiso plasmar su perspectiva.  Soraya Clavijo siempre ha demostrado su admiración por lo antiguo o añejo, y hasta el título de su discreto espectáculo evoca imágenes de un tiempo pasado que Soraya no puede haber conocido siquiera. 

Pero la presencia del veterano cantaor, Fernando de la Morena para abrir y cerrar, pone el detalle de autenticidad que se pretende desarrollar.  Entre ambos puntos, la bailaora que ganara el premio “Carmen Amaya” en 2004 en Córdoba, despliega todo su cariño y conocimientos con una plantilla de buenos profesionales.  Su jerezanismo es templado por los años que ha vivido y estudiado en Sevilla, donde asimiló la escuela sevillana, adaptándola a su forma.

Hermosas cantiñas (del Pinini y romeras) despacha la utrerana María Peña para Soraya en bata de cola con lunares rojos y andares garbosos.  Romance a lo lebrijano, sin acompañamiento, y Soraya baila con las vivencias de mil batallas; la ausencia de guitarra aporta un peso añadido.  La bailaora interpreta un taranto vestida de pantalón y traje corto, con el cante de Juan José Amador hijo.  Un baile por tangos, con el cante de los tres cantaores, María, Juan José y Ezequiel Benítez, y después del cante final de Fernando de la Morena, todo acaba por lo sencillo con Soraya sentada en una silla, sola, medio bailando a su propio compás.

En la Peña Antonio Chacón la fiesta siguió a la una de la mañana con el grupo Sabor Jerez.

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