Vicente Amigo en la Suma Flamenca de Madrid 2016

Suma Flamenca. Vicente Amigo

Suma Flamenca. Vicente Amigo

Texto: Rufo

Fotos: Rafael Manjavacas

Vicente Amigo, acompañado de Añil Fernández (segunda guitarra), Paquito González (percusión), Ewen Vernal (bajo) y Rafael de Utrera (cante), Los Mellis, coros y compás.

Vicente, amigo de las adversidades

Hay veces que luchar contra las adversidades parece inútil, que a un improperio se une otro y así sucesivamente, y que lo mejor en estos casos es tirar la toalla. Pues parece que ayer, se alinearon algunos astros y algún que otro cirrostrato para hacer del día una serie de acontecimientos cuanto menos raros. Del calor pasamos al frío y la lluvia sirvió de telón de fondo para un día gris. Así lo dijo el maestro: “he llegado a Madrid y se ha puesto a llover”. Me refiero a Vicente Amigo, cuya actuación inauguraba la undécima edición de la Suma Flamenca de Madrid, que por cierto, estrenaba nueva directora (Aída Gómez) y con ella nuevos cambios. De ahí también algunas de las rarezas del día: acreditaciones para prensa muy limitadas –muchos compañeros se quedaron sin poder cubrir el evento- mientras que algunas de las butacas de protocolo estaban vacías u ocupadas (caso de mi vecino de atrás) por individuos que no sabían ni a quien iban a ver. Creo que son aspectos que se pueden y se deben limar. 

Ya metidos en faena y con el público que llenaba la Sala Roja de los Teatros Canal bastante frío, hizo su aparición el genio, porque Vicente es de los pocos que alcanza esa distinción. Su perfección, creatividad, velocidad y dominio exhaustivo de la técnica lo hacen un músico incomparable, e incluso me atrevería a decir que digno sucesor del maestro de maestros. De Paco hasta el chaleco y las hechuras tiene. 

Luz cenital y dio comienzo el maestro con esos sones de taranta. Aún andaba inquieto y despistado, más centrado en que no recibía la señal adecuada en su monitor. Tras varios gestos con la cabeza desistió y entró en vereda para dar un sutil giro hacia una majestuosa soleá y aumentar la velocidad hasta convertirla en bulería. La salida de dos de sus músicos a hacerle compás fue inútil, los micros seguían cerrados.

El descontento de los músicos fue la tónica general del concierto, hasta que el maestro dijo: “esto me recuerda a cuando yo empezaba y tocábamos todos con un micro y a lo que saliera, pues hoy igual”. Despertó al público y él se soltó la melena para cambiar la dinámica torcida del día. Sus fandangos de Huelva son realmente piezas de museo, más si están aderezados con la percusión de Paquito González, el bajo de Ewen Vernal, la segunda guitarra de Añil Fernández, los coros de Los Mellis y el cante de Rafael de Utrera. Pero realmente donde el maestro llega a cotas inalcanzables para el resto de los mortales es en los temas de compás binario (rumbas, tangos, tanguillos), ahí saca la artillería pesada. Hipnótica precisión acompañada de una velocidad vertiginosa. Inhumano. Quiso regalarnos el cordobés dos bulerías, una de ellas digna de mención, porque la estrenaba en directo y formará parte de su próximo disco. Flamenquísima y con aires jerezanos. Se le empezaba a notar a gusto.

Sólo los genios se ríen de las adversidades, sólo ellos prevalecen. De más a menos consiguió e objetivo marcado nada más empezar: “a ver si conseguimos que nuestro arte duela un poco”. Y aún perdura. El público quería un bis, y el maestro estaba dispuesto a concederlo. Sabía que había ganado la batalla y todo lo que quedaba eran festejos. Cuentan que incluso salió el sol y la lluvia escampó mientras Vicente dio vida a su guitarra. Desde luego escampar escampó.


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