Con aires festeros se quiso cerrar esta X edición del
Festival Caja de Madrid y lo cumplió con creces la ultima
actuación de la jornada, la del jerezano Diego Carrasco.
En más de una ocasión daban ganas de levantarse de
la butaca para seguir el tremendo ritmo que impone el artista en
el escenario. Cantó temas tanto de su nuevo disco como de
sus anteriores trabajos discográficos con una gran banda
compuesta por Tino di Geraldo a la batería, Diego del Morao
al guitarra, bajos, percusiones y los coros femeninos de Ana Mari
González y Lucía Montoya.
Diego Carrasco es todo un espectáculo al decir, cantar,
recitar y bailar a su modo esas letrillas con ese talante de coplilla,
que se basan tanto en letras y temas tradicionales como en asuntos
del mundo en el que nos hayamos, póngase como ejemplo los
temas “Química” e “Inquilino del mundo”
este último también con un carácter social
añadido. Además siempre dota a su interpretación
de un toque nuevo y distinto. El humor en todas sus ramificaciones
es la máxima de su actuación, todo siempre impregnado
del estilo propio y genuino del artista jerezano: alegrías,
tangos, bulerías son una recreación continua. Nadie
como él para armar jarana y llevar esta al mayor exponente
como cuando sacó a dos colegas que contemplaban el show desde
el patio de butacas: Enrique Pantoja y Tomasito. Diego Carrasco
les pidió que contaran su mili particular y lo hicieron con
mucha gracia y salero. Todos se fueron haciendo un paseillo militar
por bulerías para deleite del público. Siempre es
una gozada disfrutar de Diego Carrasco que ha creado un flamenco
propio con gran maestría, que parece no tener limites y que
evidentemente ha dejado escuela.
Marina Heredia abrió el espectáculo por tonás
y soleá, tiene una cálida y bonita voz. Quizás
le falte un poquito más de chispa, pero se agradeció
su esfuerzo en los tangos a los que puso mucho sentimiento, pero
sin duda lo mejor de su repertorio fueron sus bulerías, especialmente
las que cantó a capela basadas en coplas tradicionales con
patadita incluida.
La Susi es una cantaora netamente temperamental que destaca
fundamentalmente en los palos festeros, aunque su voz llena de flamencura
también le permite cantar con genio malagueñas o tarantos.
No es a veces fácil crear el ambiente que uno desea, la Susi
lo intentó, con sus bulerías y esos arranques de baile
tan típicos en ella. No estuvo tan lograda como en otras
ocasiones, pero siempre derrocha arte en el escenario.
