Rancapino / Manuel Moneo / Manolete – Festival Bankia Flamenco 2012

Texto: Isaac Rodriguez
Fotos: Rafael Manjavacas

ARTE GITANO SEXAGENARIO

XX FESTIVAL BANKIA FLAMENCO 2012
Rancapino / Manuel Moneo / Manolete
Clásicos intemporales de puro arte”
Miércoles, 8 de febrero 2012 – Teatro Circo Price (Madrid)

 

 

 

Cante: Rancapino, toque: Fernando Moreno
Cante: Manuel Moneo, toque: Manuel Moneo (El Barullo)
Compañía de Baile MANOLETE. Cantaores: Pepe Jiménez, Leo Triviño, Juañares. Guitarras: Felipe Maya, Basilio García. Bailaores: Kelián Jiménez, Jesús Carmona. Dirección y Coreografía de Manuel Santiago Maya “Manolete”

ARTE GITANO SEXAGENARIO

Segunda noche en el Price con un cartel que rebosaba gitanería –y no es frase hecha–por los cuatro costados, tanta que al final de su número se cayó Manolete por uno de los laterales del escenario. Espero y, con fuerza, deseo que no tenga dolencia alguna. Por su bien y por el nuestro, porque no abunda el arte de tantos quilates.

Abrió Rancapino , risueño y juncal, esta noche fría de febrero para ofrecernos sus cantes de siempre (nunca fue muy aplicado en los estudios, en la seguridad de que el flamenco se escribe con fartas dortofrafía): soleá, alegrías a lo Chano y para Chano, malagueña, la seguiriya del Torre y bulerías gaditanas. Todo correcto y echando el bofe, pero sin pellizcar demasiado. (En la Casa Encendida, hace unos días, tuvimos el placer de disfrutar con los cantes de su hijo Alonso: entre otros, una soleá apolá y unos fandangos de Toronjo sencillamente magistrales. Me da que Alonso padre ya piensa más en ser el padre de Rancapino hijo). Volviendo a la actuación de esta noche, sólo me resta decir que Fernando Moreno, su guitarrista, estuvo muy locuaz pero un poquito resfriado de las manos, dicho sin rodeos.

Y de Chiclana a Jerez, con el cante poderoso y verdadero de Manuel Moneo, muy bien acompañado por la guitarra casera, limpia y serena de “El Barullo”. Solamente hizo cuatro cantes, pero fueron suficientes para certificar, una vez más, su valía cantaora y su inconfundible sabor jerezano. Con absoluta solvencia desentrañó las bulerías de allí, la soleá, la seguiriya y unos fandangos recortados y muy valientes que sonaron a Farina, a Caracol y al genial Carbonerillo. Contar con Manuel Moneo es disponer siempre de un valor seguro.

Tras un breve descanso, volvemos a las butacas para saborear el baile de Manolete, magistralmente acompañado por un grupo de veteranos profesionales que son maestros de este oficio. Los cantaores, primeramente, nos dedican un cante por martinete que… cuántos quisieran. Fueron Pepe Jiménez, Juañares y Leo Triviño quienes lo dijeron, a cual mejor. Y sin darnos tregua, se pusieron a bailar dos aventajados discípulos del maestro. Siguiendo los compases de las bulerías por soleá y la bulería, Kelián Jiménez y Jesús Carmona demostraron que merecen acompañar a su tutor granadino. A ratos al alimón y a ratos luciéndose por su cuenta, los dos exhibieron arte y facultades por arrobas; preámbulo impecable para recibir a Manolete, quien comenzó su número, con un traje blanco inmaculado, bailando sentado, majestuoso, soberano, grave. Tras ese prólogo por soleá, nos regaló un espacioso baile por alegrías que nos tuvo en tensión lo que durara. Está claro que sus sesenta y tantos años ya no le permiten brincos ni revoleras, pero sus manos, y sus paseos, y sus desplantes tienen tanta elegancia que nos besan el alma y nos tienen en vilo. No hace falta ser muy joven, y las tres figuras de hoy lo certifican, para ratificar que el flamenco sigue implacablemente vivo.

 


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