Rafaela Carrasco. Vamos al tiroteo.

Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma

Resumen: Rafaela Carrasco. Vamos al tiroteo.

FESTIVAL DE FLAMENCO DE NIMES
Rafaela Carrasco “Vamos al Tiroteo”
Jueves, 20 de enero, 2011. 2000h.
Téâtre de Nîmes (Francia)

 Galeria fotográfica Ana Palm

Danza: Rafaela Carrasco, Ricardo López, José Maldonado, Jonatan Miron, David Coria. Voz: Antonio Campos, Gema Caballero. Guitarra: Jesús Torres, Juan Antonio Suárez “Canito”. Piano: Pablo Maldonado. Violonchelo: José Luis López.

El Festival de Nimes sigue su camino hacia la recta final.  A pesar de algunas peripecias por el camino, han llegado las tres “Mujerez” que esta noche dejarán constancia del empaque del cante femenino jerezano, y todavía nos falta Diego Carrasco y Navajita Plateá entre otros.  El interesante programa de conferencias ayer incluyó el tema del baile flamenco en el cinema, a cargo de Julio de Vega, y hoy hemos tenido a Cristina Cruces que hablará de la mujer en el flamenco.  También dentro de las actividades paralelas, nuestra fotógrafa Ana Palma expone su trabajo mediante proyección nocturna sobre la histórica Maison Carrée.

El programa de actuaciones en el teatro anoche acogió a Rafaela Carrasco con su obra “Vamos al Tiroteo”.  Habiéndola visto anteriormente en la décimo quinta Bienal de Sevilla del 2008, acudí a la cita decidida a mantener la mente abierta como fuera.  Si en aquella ocasión no logré detectar rastro de flamencura ni calor, sería porque estaba agobiada con las cuarenta y tantas actuaciones que me tocaba reseñar o por otras deficiencias exclusivamente mías.

Para el crítico, no hay nada más difícil que reseñar un trabajo que no le ha comunicado nada.  Entonces, tengan piedad de mí mientras intente explicar, desde una postura de máxima honestidad y objetividad, por qué este espectáculo nuevamente me ha resultado menos que disfrutable. 

Antes que nada, destacar que parece haber gustado sobremanera a los demás.  Y yo me pregunto: ¿porqué con determinados artistas debo proponerme conscientemente disfrutar con su trabajo, cuando con otros me limito a ocupar la butaca y dejar que fluyan las emociones?   No tengo la respuesta, pero mi oficio me obliga a insistir en los detalles.

Punto primero.  No hay cante en esta obra.  Hay voz, hay canciones lorquianas y hay dos cantaores excelentes como son Antonio Campos y Gema Caballero.  El primero hace lo humanamente posible para aportar algo de calor con su hermosa voz flamenca, y la segunda presta la fascinante dulzura de sus interpretaciones apoyada en el piano del excelente músico Pablo Maldonado.  En determinados momentos, el melancólico sonido del violonchelo de José Luis López hace las veces de cante.  Pero no hay cante.

Punto segundo.  El obsesivo taconeo de Rafaela que no da tregua, molesta a más no poder.  Sabe moverse estupendamente de cuerpo entero, pero prefiere no hacerlo sin el discurso percusivo de los pies.

Punto tercero.  No hay compases flamencos.  Hay música libre, y hay medidas de tres o de dos que casi insinúan bulerias o tangos, sin que en ningún momento se sientan como tales.  De hecho, hay una constante desconexión entre la música y la danza que debe ser intencionada. 

Unas sevillanas clásicas de los cuatro bailaores en bata de cola fue el número que aportó algo de luz y que más reacción del público suscitó. 

Vuelvo a entonar el mea culpa por buscar elementos que no hay intención de exhibir.  Si no hay calor, es porque Rafaela Carrasco busca la frialdad y la austeridad, posiblemente como una declaración contemporánea.  Si no hay cante, debe ser porque le parece indecoroso o simplemente no le conduce al destino deseado.  Si la obra proyecta una deprimente oscuridad, será porque el mensaje es intencionadamente oscuro.  Y si la habitual energía del flamenco está ausente, es porque así lo ha dispuesto Rafaela que firma el trabajo como directora artística y coreógrafa.

 


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