Pansequito y Antonio Reyes'Recital'. Flamenco Viene del Sur. Teatro Central

Resumen: Pansequito y Antonio Reyes'Recital'. Flamenco Viene del Sur. Teatro Central

Pansequito y Antonio Reyes
“Recital”

Teatro Central Sevilla. 24 de Marzo de 2009.
Flamenco Viene del Sur

Ficha artística: Cante: 1ª parte: Antonio Reyes, 2ª parte : Pansequito; Guitarras : 1ª parte : Manolo Herrera, 2ª parte: Diego Amaya; Palmas :Diego Montoya, Pedro de la Chana.

Texto : Gonzalo Montaño Peña

El Ciclo Flamenco Viene del Sur nos ofrecía una sesión de cante al estilo de los Puertos con dos artistas de generaciones diferentes a los que de una manera u otra ha influido determinadamente la figura de Caracol, en el caso de Pansequito porque fue quien lo descubrió para darle la oportunidad darse a conocer y en el caso de Antonio Reyes por la influencia que el legado sonoro de Caracol ha tenido en su forma de cantar.

La primera parte de este “Recital” correspondió a Antonio Reyes que se presenta con un parco “Buenas Noches, voy a cantar un poquito por Soleá”. Con la mirada puesta en el suelo y el pensamiento en el cante Antonio va recorriendo los estilos desde Alcalá a los Puertos con sabiduría, pero sin la seguridad del que se siente cómodo, no en vano esta es una oportunidad de dar el salto al siguiente nivel cantaor, al nivel de los solistas consagrados. Sin embargo Antonio parece un poco intimidado por la grandeza de las circunstancias. 

Mostrando el dominio del ritmo que el cantaor tiene mezcla cantes como los fandangos a compás por tangos, todo esto con una cuidada afinación y precioso eco que a veces trae a la memoria los mejores tiempos cantaores de Chiquetete.

La comunicación con el público es escasa y se reduce a decir el cante que va a hacer a continuación, lo cual reduce la posibilidad de sintonía que los presentes puedan tener con un cantaor. El cantaor de Chiclana se acuerda de Manuel Torre por Siguiriya con buena afinación y respiración portentosa para alargar los tercios pero sin llegar a conmover a nadie, ni siquiera él parece estar más que diciendo el cante, en lugar de sentir el cante que hace.

 En general toda la parte dedicada a Antonio Reyes, que continuó por Bulerías  y terminó por Fandangos, siguió esta tónica de inexpresividad quizás debida a la gran responsabilidad que el cantaor sentía esta noche ante un público que se suele mostrar bastante exigente, a veces. Mención a parte merece la guitarra de Manolo Herrera que se mostró en todo momento sabia, paciente y sobre todo muy solvente en todos los cantes que acompañó.

Ante una pequeña desilusión de esta primera parte, la segunda adquirió aún más expectativa durante el descanso que precedió a la actuación de José Cortés “Pansequito”, uno de los grandes del cante gaditano en activo.

“Panseco” abre por Alegrías un cante donde él puede “mandar” con la capacidad que tiene de aguantar el cante a placer. Son las Alegrías unos cantes que resultan difíciles de modificar o al menos eso parece ya que casi todo el mundo los hace iguales y es aquí donde Pansequito saca su personalidad y su fuerza creadora para darle un matiz nuevo a estos estilos, volviendo y revolviendo los tercios y sacando los bonitos bajos que su garganta posee.

Por Soleá sigue mostrando su torrente cantaor y expresivo en las melodías que saca a medio camino del llanto y la queja, aunque repite los estilos y no los concluye debidamente en alguna ocasión.

Su repertorio pasó por el Taranto con una guitarra de Diego Amaya que se mostró por momentos escasa en el acompañamiento basándose en apuntar armónicamente los cantes. El cante con mayúsculas volvió al escenario en el momento de las Bulerías para mostrar la facilidad de alargar los tercios que posee José Cortés haciendo el cante barroco, conmovedor, previsible pero efectista y quedando solamente al alcance de quienes tienen una gran voz y un metrónomo interno.

Salimos del teatro con la impresión de que pudo ser y no fue, una noche que levantó expectativas dada la personalidad  y posibilidades de los cantaores, pero que no terminó de cuajar como hubiéramos querido, la próxima vez será.


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