Pansequito / Mariana Cornejo / Niño Josele. Bankia Flamenco 2012

Texto: Isaac Rodriguez
Fotos : Rafael Manjavacas

LA VARIEDAD Y EL GUSTO

Niño Josele / Mariana Cornejo / Pansequito
XX Festival Bankia Flamenco 2012
10 de Febrero 2012 – Teatro Circo Price (Madrid)

 


También fue esta noche una noche grande en muchos sentidos, donde hubo variedad y, a ratos, buen gusto. Viajamos en el espacio que separa Almería de Cádiz; alternamos la guitarra, el cante y el baile en caricatura; y transitamos por la belleza, la vulgaridad, la gracia y el misticismo. Noche de cante bueno y de guitarras magistrales, aunque antípodas, como gualdrapeadas.


Foto: Paco Manzano

Comenzó la noche con la entrega del Galardón Calle de Alcalá al maestro Pansequito; con el cabal panegírico de Manuel Ríos Ruíz y la presencia testifical del venerable jurado: Velázquez-Gaztelu, Álvarez Caballero, Gutiérrez Carbajo, Félix Grande, Caballero Bonald y Alejandro Reyes. Primeros compases del buen gusto.

Y salió el joven guitarrista almeriense Niño Josele, para interpretar una taranta colmada de duende. Este fue, creo, el mejor tema de su actuación, junto con la seguiriya airosa que hizo luego, arropada con el buen cante de David de Jacoba y Cristo Heredia. El resto, ya monocorde en bulerías y con todo el grupo que habitualmente le acompaña, no pasó de ser un mero acompañamiento servicial y sombrío por parte de Josele. Mención especial, por lo bajini, merece el baile metralleta de Juan de Juan: veinte minutos, arriba o abajo, taconeando y haciendo piruetas grotescas lo único que demuestra es que Juan de Juan no adolece de juanetes. Ya lo dijo Baltasar hace casi cuatrocientos años: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y aún lo malo, si poco, no tan malo. Más obran quintas esencias que fárragos”. Sentencia fundamental.


Con la guitarra, siempre efectiva, virtuosa y perita de Antonio Carrión, la veterana Mariana Cornejo nos hizo pasar un buen rato con su cante festivo, preñado de gracia y henchido de luz. Alegrías bien alegres, bulerías por soleá, bulerías gaditanas con jota aragonesa particularmente ensamblada, más bulerías y unos tanguillos de las salinas bien salerosos, constituyeron sus  credenciales y confirmaron que su inclusión en el cartel estaba plenamente justificada. Que su cante no es tan jondo como el de… bueno ¿y qué?

Para cerrar la noche nadie mejor que el recentísimo galardonado: José Cortés Jiménez, “Pansequito”. Este otro curtido cantaor gaditano está claro que merecía el “Calle de Alcalá”, por su madurez cantaora, su experiencia y su larga relación profesional con Madrid. Y en la noche que comentamos certificó, con creces, ese merecimiento. Comenzó por alegrías, muy lentas, casi contrarias a las que poco antes hizo su paisana, poniendo de manifiesto, ya desde el umbral, su temple y su buen gusto. Después hizo una soleá como para servir de molde al cante por soleá. “¿Qué es lo clásico?”, le preguntaron a Marcial Lalanda. “Lo clásico es lo que no se puede hacer mejor”, respondió el maestro. (Esta anécdota me la contó en el descanso Félix Grande, a quien se la pido en prenda). El taranto que vino luego, las bulerías siguientes y los fandangos al cabo, los dijo Pansequito con la misma parsimonia y la misma templanza que gastó en la soleá, acariciando los tercios, rozando el clasicismo. Claro, que todo esto no sé si hubiera sido lo mismo sin la guitarra de Diego Amaya, tan encariñada con el cante, tan de caramelo.

 

 

 


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