Baile: Javier Barón Cante: Juan José Amador Percusión: Manuel Soler Guitarra: Javier Patino Recitador: José Luis Ortiz Nuevo Artista invitado: Diego Carrasco
El buen teatro no está reñido
con el buen flamenco.
Después del recital de guitarra en el
Museo Taurino a cargo de El Bolita, nuevamente nos dirigimos al
Villamarta para la actuación principal del sexto día
del Festival de Jerez. El espectáculo más galardonado
en la última Bienal (mejor dirección escénica,
guión y acompañamiento) empezó tan discretamente
como una brisa de verano por la Huerta de San Vicente, “un
lugar mítico en la infancia de Lorca y en su faceta profesional”.
¿Qué hace este hombre descalzo de mediana edad, José
Luis Ortiz Nuevo, hablándonos como en el salón de
su casa? Hemos venido a ver flamenco y estamos hartos de tanta pretensión
teatral, así que más les vale entregar el producto
ya. Y sobre la marcha, pasito por paso, el reducido pero polifacético
reparto nos va ganando sin que queramos ofrecer resistencia siquiera.
No hay papeles bien definidos – el público es cómplice
de travesuras y partícipe de meditaciones desde el comienzo.
La buena y sorprendente noticia es que el buen teatro no está
reñido con el buen flamenco.
El espectáculo más
galardonado en la última Bienal
En
las palabras de Pepa Gamboa, la directora de la obra: “la
idea fundamental era presentar a un grupo de artistas que se reúne
una tarde con el poeta en su casa”. Javier Barón
es un bailaor digno y competente que nada tiene que ver con las
despampanantes estrellas que encabezan las compañías
grandes hoy en día. De hecho, a pesar de su indudable dominio,
más que proyectar la imagen de 'superstar' del baile flamenco,
vemos sencillamente a un hombre que baila. Y lo hace con absoluta
naturalidad, integridad y sinceridad… a los ojos del espectador,
nada es calculado y todo es fácil. En lugar de experimentar
la profunda sensación de incompetencia e inferioridad que
habitualmente provocan las actuaciones de los 'monstruos' del baile,
nos sentimos invitados por Barón y los demás componentes
del grupo a pasarlo bien con ellos… ¿no debería
de ser eso la esencia de una experiencia teatral?
A Diego Carrasco le basta y le sobra
con hacer Diego Carrasco.
Hay cante y baile de lo más tradicional, pero el espectáculo
de '5 hombres traviesos 5' cometiendo sus pequeñas locuras
es lo que gana al público. ¡Y qué hombres! Ortiz
Nuevo, escritor especializado en temas de flamenco, se envuelve
en una absurda falda verde chillón para fingir el baile de
la Cachucha… el cantaor Juan José Amador se coloca como
el mismísimo Pericet para ofrecer su 'pincelada' de fandangos
del Albayzín… Javier Barón, también con
faldita de colores encima de su ropa de calle no se queda atrás
y nos regala otra pataíta granadina con la Mosca. A Diego
Carrasco le basta y le sobra con hacer Diego Carrasco. Manuel Soler
pasa a mantener una conversación entre sus dos manos haciendo
las vocecitas de ambas… Pido disculpas a los que han visto
la obra en la Bienal, pero esta corresponsala la ve por primera
vez y ha quedado debidamente impresionada y encantada.
El fin de fiesta sabía a auténtico, como no pudo
ser menos, teniendo en cuenta los recursos humanos disponibles.
En resumen, una obra vanguardista sin pretensiones, fresco y flamenco
a más no poder. El saludo final fue acompañado de
una lluvia de papelitos declarando “Flamenco contra la guerra”,
mensaje también proyectado en el telón de fondo.
La noche quedó redonda con la actuación del cuadro
de baile de Miguel Angel Heredia y Gema la Cantarrota en la peña
El Pescaero.
