Cuarta jornada del madrileño festival “Flamenco
pa’ tos”, en una noche en la que con las entradas agotadas,
Niño Josele, Duquende, y Manolete cerraron una cita flamenca
caracterizada este año por su calidad artística.
Tras la presentación de Juan Luis Cano y Guillermo Fesser,
con intervención añadida de Juan Verdú para
anunciar el regreso radiofónico de Gomaespuma para septiembre,
el escenario se quedó en oscuridad para recibir en su soledad
al almeriense Niño Josele. La cálida y débil
iluminación ofrecida dotaba de solemnidad a la interpretación
de la granaína, con un toque limpio y elegante, que dio paso
a una soleá. Entrada en escena del percusionista Piraña,
con quien haría una bulería por soleá. Sencilla
y colorista rueda de acordes al final del tema, acompañado
del estruendo del cajón que hacía preguntarse si fuera
más correcto que hiciera menos ruido o si por el contrario
quizás fuese esa la razón sentimental del momento.
De todos modos, el resultado quedó bastante bien, y resultó
del agrado del público. Posteriormente, el músico,
cantante, y compositor cubano ahijado artístico de Celia
Cruz e hijo de Gradelio Pérez, Alain Pérez, entró
en escena para, situándose a la izquierda del guitarrista
almeriense, acompañar con su habitual buen gusto con el bajo
eléctrico. Interpretación de esa maravilla de tango
titulada “Madera negra”, gran tema en la línea
de Paco de Lucía que por su calidad podría pasar hasta
por una composición del maestro de Algeciras. Precisamente
cabe destacar que todos los músicos en escena actualmente
acompañan a Paco en su gira internacional. Resaltar los matices
del acompañamiento de Piraña, utilizando como base
principal en cada compás un agudo y tres graves, es habitual
en este percusionista el uso con profesionalidad de la difícil
sencillez escapándose de efectismos. En definitiva, una buena
actuación de Niño Josele y sus músicos.
Duquende, Niño Josele, Alain Pérez
Duquende, el cantaor catalán de potente voz, entró
al escenario acompañado por Niño Josele para empezar
por taranto con la cejilla al cinco. En esta ocasión demostró
estar mejorando ostensiblemente después de muchos años
en escena su forma de cantar, librándose más de la
marcada influencia camaronera y mostrando un estilo que ya se puede
definir como bastante propio. Llegada al escenario de Piraña,
para interpretar una soleá de aligerado compás con
cejilla ya en el cuatro para el resto de la actuación, reseñable
respecto al cajón por el uso de puño cerrado para
marcar los graves provocando un efecto de golpe seco bastante interesante.
Entrada al escenario nuevamente también de Alain Pérez
para hacer unos tangos de gitana voz, a los que seguiría
una bulería bastante aplaudida y una tanda de fandangos.
Duquende estuvo a la altura de las circunstancias, haciendo una
actuación bastante digna.
Tras
el descanso, la esperada actuación de Manolete. Empezando
por una toná cantada a trío por Manuel Malena, Johnny
Cortés y Bocadillo con buen resultado. Posteriormente saldría
el veterano bailaor para bailar una soleá empezando el número
sentado en una silla con su bastón, acompañado de
las mismas voces de la toná y con la guitarra de Basilio
García y Felipe Maya. Entrada en escena de Judea y David
para hacer una seguiriya a la que siguieron unas alegrías
bailadas nuevamente en solitario por Manolete. El baile y formas
de este artista hacían al espectador transportarse al ambiente
de tablao hace varias décadas, con su pretérito estilo
en el cual quizás residía el encanto del momento.
Destacable la personalidad de Manolete, con un aire de seriedad
que hacía poner las cosas en su sitio. A pesar de que se
notó un poco por varios errores la falta de ensayos del conjunto,
pudieron terminar dignamente la actuación.
De este modo terminó la quinta edición de “Flamenco
pa’ tós”, con la recaudación destinada
a proyectos educativos en países del tercer mundo, convirtiéndose
ya prácticamente en un evento imprescindible en el calendario
flamenco madrileño.
