Festival de Jerez: María Jose Franco / Zapatero & Carpintero

Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma

Martes, 26 de febrero, 2013. Jerez de la Frontera

 

Especial XVII Festival de Jerez – Toda la información

BAILE QUE ABRE PUERTAS, Y EL SABOR DEL CANTE VIVENCIAL

MARÍA JOSÉ FRANCO “ABRIENDO PUERTAS”
Ciclo: Solos en Compañía
Sala Compañía, 2100h  

La tarde de martes en el Festival de Jerez se hizo descanso del Teatro Villamarta, pero seguía el programa de actuaciones en dos escenarios habituales como son la Sala Compañía y el Palacio Villavicencio.

La gaditana bailaora María José Franco (Cádiz, 1977), goza de la condición de jerezana honoraria debido a su formación temprana de la mano de Angelita Gómez, su exitosa colaboración artística con el admirado Antonio el Pipa, o sus lazos familiares con los Moneos, familia flamenca por antonomasia en una ciudad donde estas cosas siguen teniendo su importancia.

Lleva desde que dejara la compañía del Pipa buscando camino propio a través de diversos experimentos de discreto resultado, proyectos anteriormente presentados dentro del marco del Festival de Jerez donde también es solicitada anualmente como profesora de baile para los cursillos asociados.

El título “Abriendo Puertas” de esta nueva propuesta, parece reflejar el deseo todavía sin consumar, de llegar más lejos.  No cabe duda que tiene la capacidad técnica para ello, y un cuerpo de tallo largo que le acompaña para el empeño.  Hizo una presentación contemporánea por siguiriya, vestida de negro riguroso y empezando en el suelo.  Se convierte en un paso a dos con la colaboración del bailarín Ximo Llorents y el cante de Luis Moneo.

La cantaora Carmen Grilo resucita el zorongo que desemboca en tangos para el baile de la Franco que se merece una puntuación elevada aunque sólo fuera por tener el “valor” de vestirse de blanco, y más tarde de azul turquesa o de rojo para otros bailes.  

Después de la malagueña de Luis Moneo, María José deja fluir su gaditanía con unas alegrías de corte clásico, con momentos de cante armonizado del Moneo y la Grilo que dan un aire retro, y el espectáculo se despide con el palo más jerezano, la bulería por soleá.

 


 

 

MÁRQUEZ “EL ZAPATERO” Y ANTONIO RUIZ “EL CARPINTERO”
Ciclo:  Los conciertos de palacio
Palacio Villavicencio, 1900h.

En el Palacio Villavicencio, “palacio del cante” para lo que al Festival de Jerez se refiere, dos veteranos nos regalaron una hora y cuarenta minutos de cante acústico mediante formas que ellos mismos han tenido que haber escuchado a personas nacidas en el siglo diecinueve.   Si eso es bueno o malo depende exclusivamente del gusto de cada uno, pero no es algo al que se tiene acceso todos los días.

Márquez “El Zapatero” (Villanueva del Ariscal, c. 1930) y Antonio Ruiz “El Carpintero” (Morón de la Frontera, 1948), proporcionaron un punto de realismo a este festival que a veces parece una sucursal de Disneylandia, de las propuestas experimentales o vanguardistas que se presentan.  Con estos dos no hay artisteo, ni ropas especiales, ni fin de fiesta por bulería.  El cante para ellos es una forma de vivir, aquello que se hace en casa o con los amigos, alguna fiesta o actuación, pero siempre como parte del hilo continuo que es la vida.  

El salón no se llenó, pero los que acudieron han sabido apreciar el valor de este humilde recital.  Los cantaores subieron juntos al escenario…con intérpretes más nuevos sería lo que se dice un “mano a mano”, pero con estos dos fue la amistad, el apoyo mutuo y el recuerdo compartido de tiempos más sencillos.

Admirablemente, el joven fenómeno de la guitarra, Dani de Morón, supo acompañar estas formas cantaoras como si no hubiera escuchado jamás una armonía moderna ni supiera picar, como si aún viviera Diego del Gastor y la pandilla estuviera ahora mismo haciendo nudillos sobre la barra de Ca’ Pepe.

El Carpintero empezó por tangos “con un aire especial, el de Grazalema” como explicó.  Con el acompañamiento de guitarra en Mi, fue un sabor muy fuerte que nos ubicó en el tiempo, en el lugar y en la voz del maestro Joselero de Morón.  El Zapatero siguió con bulerías por soleá “de Tomás Pavón” como decía, y no se refiere a ningún CD.  Una delicia de interpretación de alboreá del Carpintero que explicó como Joselero y su cuñado Diego se escandalizaron cuando les pedían que grabaran este cante de boda.  Recuerdos enriquecedores.  Bulerías recordando a Gaspar de Utrera, tan querido en Morón, y luego el Zapatero (hay que ver con estos motes) lanzó sus cantes del Zurraque, los de los alfareros de Triana que este cantaor cultiva y conserva como oro en paño.  

Más cante por soleá, que es el alma del flamenco sevillano como lo es la siguiriya del gaditano.  “Voy a cantá la soleá de Manuel que he escuchado a su hijo Tomás”, y el gran Torre hizo acto de presencia espiritual cuando sonó la voz del Carpintero por estos cantes.  Había mucho más: el Zapatero por malagueña de Chacón y Mellizo con abandolao, el Carpintero por siguiriya con el eco de otros tiempos, la “soleá grande” de Triana por el Zapatero y los dos cantaores que remataron el largo recital turnándose por martinete.

¿Nostalgia?  Claro que sí.   En el cante, “sabor” es el recuerdo de algo bueno que has podido disfrutar hace años y que llegó a faltar.  En el Festival de Jerez hay lugar para todo.

 


 

 

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