Festival de Jerez. La Farruca, Belén López Manuel Valencia, Kina Méndez

Resumen: Festival de Jerez. La Farruca, Belén López Manuel Valencia, Kina Méndez

XIV Festival de Jerez 2010
La Farruca, Belén López
Manuel Valencia, Kina Méndez
Martes, 9 de marzo, 2010. Jerez de la Frontera

 

 

Texto: Estela Zatania
Fotografías: Ana Palma

La completísima jornada de martes día 8, empezó con la tradicional rueda de prensa a mediodía para presentar las citas del día siguiente con Luis el Zambo, Fernando Romero y Adrián Sánchez siendo los principales protagonistas. 

La primera cita musical tuvo lugar en el Palacio Villavicencio con un recital acústico en dos partes.  La primera mitad fue para el joven guitarrista jerezano Manuel Valencia, guitarrista habitual que fue de su tío, el muy añorado Fernando Terremoto a cuya memoria está dedicado el festival.  Con un sonido marcadamente jerezano, aires de Manuel Morao, las falsetas más emblemáticas y armonía tradicional, empezó por taranta y soleá.  La siguiriya que dedicó a Terremoto hijo, procedía de su disco según explicó.  Parece que queda establecida la costumbre de actuar en Villavicencio después de sacar nuevo disco.  La bulería con cajón y palmas que sirve de cierre, sigue en la línea clásica.

La segunda mitad del recital dio la oportunidad a la cantaora, también jerezana, Kina Méndez.  Abre caracoleando con teclado sintetizado (no sé si podría llamarse “acústico”), guitarras y expansivos gestos histriónicos que quedaron fuera de lugar en la discreta intimidad del salón del Villavicencio.  A veces las ansias de triunfar son el peor enemigo del artista.  Llegan cuatro jóvenes trajeados, con corbatas de raso de colores vivos para hacer palmas para cantiñas, y nuevamente es excesivo.  Bulería por soleá, fandangos, tangos y bulerías completaron la intervención de la cantaora.


LA FARRUCA. Sala Paul. 2100h.
Baile: La Farruca. Cante: Mara Rey, Rubio de Pruna, Pedro Heredia. Guitarra: Juan Requena

Hoy no había actuación en el Villamarta, pero emociones fuertes con la Farruca en la Sala Paúl.  La madre del bailaor Farruquito es artista por derecho, en el más amplio sentido de la palabra.  De hecho, si no fuera por su mediático hijo, la Farruca sería más reconocida por lo que hace que por a quién ha parido.  Después de una desafortunada caída justamente antes de salir al escenario, bailó el resto del espectáculo valientemente haciendo caso omiso del dolor, con ánimo de entregarse del todo.  El gran Farruco hubiera estado orgulloso de su hija, pues la Farruca bailó con toda la rabia y fuerza que caracteriza a esta saga bailaora. 

Empezando por alegrías – daría lo mismo que fuera soleá, tonás o guajiras – con emperifollado vestido, su presencia es una fuerza de la naturaleza que provoca una emocionada ovación antes de dar un solo paso.  Empieza a moverse al son del cante y la guitarra.  Cómo se nota la diferencia cuando una persona improvisa sobre la marcha; inevitablemente hay breves momentos desiguales, pero cuando la cosa se cuaja, va mucho más allá de los pulidos montajes a los que estamos acostumbrados.  Mucho.

Cante minero y tangos es el largo solo de cante que permite a la Farruca cambiar de traje, ahora de negro luto, cuello alto, manga larga y medias negras para la soleá, su baile más emblemático.  Después del cante de preparación en la voz tostada del Rubio de Pruna, llega la bailaora, esta vez en modo felino, con ese “peligro” que proyecta.  Luego, arranques, velocidades y paradas a la antigua, pero algunas cosas no pasan de moda en determinados artistas.   Se rompe una cuerda de la guitarra, pero nada detiene la marcha agresivamente jonda; el baile improvisado no será tan guay como el montado, pero late, respira, suda, se desvela y finalmente…emociona.

Bis de bulerías, y salen dos jóvenes a pegar sendas pataítas, espectacularmente en el caso del galáctico Carpeta que con unos 12 años, ya sabe todo y más.


TRES A UN TIEMPOBaile: Belén López, Carlos Velázquez.  Cante: Saúl Quirós, David de Jacoba. Guitarra: Carlos de Jacoba, Carlos Jiménez. Viento: Diego Villegas. Percusión: Rafael Jiménez “El Chispa”.

Vi a la catalana Belén López hace seis años en el Concurso de Córdoba cuando ganó un importante premio.  La vi hace cuatro años en el Festival de Jerez cuando fue presentada como joven promesa, y anoche pude contemplar el desarrollo de esta bailaora, todavía joven y todavía prometiendo.  La evolución ha sido impresionante, y ahora vemos a una artista experimentada, centrada en lo que hace.  Necesita sentarse todavía más, pero posee todos los elementos para llegar a máxima figura: personalidad propia, seriedad, intensidad, imaginación…

En este espectáculo, sigue la moda de reciclar el concepto de la pareja de baile, y el bailaor capaz de hacer frente a tan adrenalínica bailaora es Carlos Velázquez.  Soleá, luego un surtido de fandangos de Huelva para el lucimiento de los cantaores camaroneros que cantan armonizados a ratos.  Exceso de percusión.  Velázquez se presenta en el escenario vestido de blanco, con zapatos rojo eléctrico y un baile por soleá, farruquero a más no poder, con locas acrobacias que no convencen al respetable que se muestra extrañamente frío.

Belén por alegrías recrea la figura y aire de otra catalana, la diosa Carmen Amaya, a través de la visión de Rocío Molina que ya ha creado escuela teniendo prácticamente la misma edad que Belén López.

Después del fin de fiesta, sigue fluyendo la emoción en la Peña la Bulería cuando llevamos doce días de festival y seguimos al pie del cañón con las ganas subidas.


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