Ciclo A Corazón Abierto. Arcángel – Chocolate

 


Del fandango de Arcángel al de Chocolate

El ayer, el hoy y por consiguiente, el mañana del
cante flamenco, se unieron en la actuación que abría
el ciclo “A Corazón Abierto”, porque el veterano
Antonio Núñez, Chocolate”, es una de las
instituciones del cante que continua en la actualidad transmitiendo
su duende con su arte, y porque el joven Francisco José
Arcángel, realiza un cante que ha bebido de las fuentes
del pasado y sin salirse de la pureza, le aporta un aire nuevo,
con ecos de futuro.

Arcángel fue el encargado de abrir el recital, expresando
el orgullo que suponía para él cantar junto
a un maestro. También comentó que era ésta
su primera actuación tras la muerte de su padre, hace
apenas veinte días y que suponía para él
una prueba de fuego, que superó con la frescura de
su voz. La novedad en el cartel fue la presencia de Pepe Habicuela
al toque, lo que siempre es un aliciente más. Abrió
su repertorio con una trilla, con esa variedad de tonos que
posee el onubense, además salvó con soltura
la ausencia de megafonía, con su desgarrado cante,
a secas. Arcángel volvió a dejar patente que
renueva los palos que ejecuta y canto la caña con un
candor especial.

Por alegrías motivó los aplausos del público,
pues fueron muy personales y arrancó alguno de los
olés de su acompañante de lujo, Pepe Habichuela,
que en la seguiriya fue, el que, con su excelente guitarra,
se llevó esta vez el reconocimiento de los allí
presentes. Su toque siempre es muy flamenco y de gran riqueza
de registros, incluso acompañando al cante, ya que
Pepe desarrolla más su faceta como concertista. Arcángel
modula la voz como quiere y volvió a demostrarlo en
la seguiriya y en la soleá, pero, sin duda, su fuerte
son los fandangos de su tierra, Huelva, de los que hace una
recreación muy particular y con los que logra un gran
poder de transmisión.

 

 

Y esta capacidad de transmitir lo que se canta también
se extiende, de sobra, a Chocolate, que estuvo acompañado
por Antonio Carrión a la guitarra. Comenzó por
malagueñas, con esa voz tan genuina del cante gitano
de antaño. Chocolate templa lo que canta, le van los
cantes por derecho y no incluyó palos festeros en su
repertorio. Realizó minera, soleá y seguiriyas,
aunque su cante es clásico y lleno de sabiduría,
Chocolate lo hace de lo más asequible y para todos
los públicos.

La anécdota fue el pequeño olvido que el cantaor
tuvo en el martinete, lo comentó sinceramente, con
su gracia personal, pero volvió a retomarla y la remató
airoso. Pero en esta noche tuvo una especial presencia el
fandango, también una de las especialidades de Antonio
Núñez, pues lo impregna de pellizco y emoción
y logra que las letras de los mismos calen en el espectador,
al que agradecía efusivamente sus aplausos. Fue el
cante con el que este jerezano, en su bis, cerró esta
actuación, donde pudimos disfrutar de dos estilos muy
distintos, pero dentro de la jondura. Si en la variedad está
el gusto, con estos dos cantaores, salimos gustosos, podríamos
decir que con el dulce sabor a cabello de Arcángel
y de Chocolate.

 

 



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