Antonio El Pipa. Jueves Flamencos – Sevilla.

 

Compañía
Flamenca de
Antonio el Pipa

Jueves Flamencos de la Fundación
El Monte

Jueves, 21 de diciembre, 2006. Sala Joaquín Turina,
Sevilla

MUCHO
RUIDO Y ALGUNAS NUECES

Rubén Gutiérrez

Baile: El
Pipa
; Cante: Enrique El Extremeño, Morenito de
Illora y Manuel de Tañé, Guitarra: Pascual de
Lorca y Pepe del Morao; Artista invitada: Tía Juana
la del Pipa.

El ciclo de los Jueves Flamencos del Monte había
llegado a un punto difícil de superar tras las últimas
actuaciones de Barón y Poveda, y en esta ocasión
el bailaor jerezano Antonio El Pipa no ha estado a la altura
de sus antecesores. Un espectáculo que denota ser bastante
improvisado, o mejor dicho, poco ensayado, no terminó
de gustar en la Calle Laraña.

Aunque los mimbres parecían buenos, tanto por los
estilos que El Pipa iba a bailar, como el elenco artístico,
según se desprendía del programa, el resultado
del mismo fue algo pastoso, como ese arroz que se queda en
el fuego más de lo necesario.

La verdad es que el Pipa impresionó una vez más
con su fuerza de pies, típico de la escuela jerezana,
así como su braceo, típico de la escuela sevillana.
Pero también hay que destacar su colección de
trajes, una variada gama de terciopelos de distintos colores,
unos pantalones ceñidos que suben por el ombligo, y
de este modo el jerezano nos recuerda a esos majos que durante
el siglo XVIII ponían las primeras piedras de nuestros
actuales bailes flamencos en aquellos bailes de candil.

Aunque en estos momentos el espectáculo “De
Tablao” de la compañía flamenca de Antonio
El Pipa se encuentra recorriendo el mundo entero con gran
éxito de crítica y público, la pasada
noche no tuvimos la oportunidad nada más que deleitarnos
cuando la figura de la Tía Juana estaba sobre el escenario,
sus tientos tangos y sus bulerías pa’ escuchar,
evocan otros tiempos cuando la voz negra y profunda era el
pan nuestro de cada día en las gañanías
jerezanas. Una voz de ducas y escaseces que encontraba en
el cante su mejor alivio.

El resto del espectáculo consistió en unas
bulerías, unas alegrías y una soleá,
donde los tres cantaores se iban sucediendo sin alcanzar altas
cotas de éxito, y donde los jaleos de los intérpretes
interrumpían más que colaborar en el baile.
Manuel Tañé es joven y quería lucirse,
Morenito quería demostrar por qué estaba allí,
y El Extremeño, bastante que estaba, porque a este
ritmo acaban con él los bailaores y bailaores. Este
hombre trabaja demasiado, y así estaba, que tosía
mas que cantaba. Las guitarras tampoco anduvieron a la zaga,
Pascual de Lorca estuvo correcto, sobre todo en la parte técnica,
y Pepe del Morao, aunque está aprendiendo, es demasiado
joven como para lucir tan gran nombre artístico.

No obstante El Pipa es un gran profesional y ofreció
un recital donde supo darle al público lo que quería.
No tiene que demostrar nada, incluso se atrevió con
pasos de la vetusta escuela bolera, pero buscó en exceso
el recurso de la punta y el tacón, y el efectismo del
ruido del calzado sobre la chapa.

 

 



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