Ana Morales marca la diferencia

Ana Morales © Sandy Korzekwa

Ana Morales © Sandy Korzekwa

Espectáculo: Peculiar. Work in Progress. Creación, coreografía y baile: Ana Morales. Baile: Antonio Molina ‘El choro’. Espacio sonoro e interpretación: Miguel Marín. Lugar: Salle de L’Odéon. Festival Flamenco de Nimes. Fecha: Sábado, 22 de enero de 2022. Aforo: Lleno.

Diferente, distinto, especial, particular, algo que me gusta y no me gusta… Repitiendo en bucle esta secuencia comenzaba Ana Morales este sábado en Nimes la muestra del proceso de creación que dará forma a Peculiar, un proyecto coproducido por el Teatro Lavillette de París (donde se estrena en junio), la Bienal de Flamenco de Sevilla y el Festival de Nimes. Así, el espectáculo se presenta como una “catarsis” en la que la artista quiere disfrutar de la danza libre, dejando ver las imperfecciones, rompiendo con los patrones y lo uniforme, reivindicando la singularidad que nos hace únicos. De esta forma, como explicó ella misma, su intención es rodearse de “gente que se acerca al flamenco de una manera original” para enriquecerse de las diversas miradas que existen en torno a lo jondo.

Parte de esta búsqueda es la que pudo ver el público francés en primicia en este work in progress, esta vez junto al bailaor Antonio Molina ‘El Choro’ y el músico y actor Miguel Marín, aunque más adelante el elenco se completará con Tomás de Perrate (cuyo cante sonó en voz en off), Ana Crismán, Rycardo Moreno y Julia Amores.

Aquí, lo que propuso aquí Ana Morales fueron improvisaciones, chispazos e imágenes, en las que los tres van indagando en las sensaciones que aparecen cuando nos relacionamos (en este caso artísticamente) o sabemos que estamos siendo escuchados o vistos por el de al lado. Un juego participativo, y al mismo tiempo deslavazado, donde los artistas iban exponiendo aquello que les atrae y les repele del otro (“El Choro no aprendió a bailar flamenco, el flamenco habita en él”, “Miguel es una caja de música”, “Ana es la seguridad”, “Tomás es una cueva” … susurraban indistintamente).

En este observarse, tocarse y probarse, encontramos ideas jugosas que invitan a la desinhibición y permiten ver el baile con naturalidad, de manera limpia. En este sentido, resultó especialmente interesante la atmósfera musical de Marín, sobre todo en un inicio y un final palpitante. Igualmente, nos gustó ese Choro contenido, que exhibe su baile y su cuerpo con aplomo, pero sin prisa. Como una fiera que, en su mirada, avisa a ya de su fuerza. Por supuesto, del dominio de Morales sobre su cuerpo y la firmeza que transmite. Bailando para encontrarse, como si no estuviera siendo observada. Con nervio, pero serena. Echamos de menos, eso sí, ver más a la bailaora sola y una explosión que nos sacudiera y se saliera de lo esperado. Pero esto, como decimos, es solo un adelanto y Morales tiene cabeza, talento y seis meses por delante.

Fotos: Sandy Korzekwa

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