50 Festival Internacional del Cante de las Minas – Paco de Lucía – Arcángel – Poveda

Texto: Estela Zatania
Fotos: Rafael Manjavacas

Resumen: 50 Festival Internacional del Cante de las Minas – Paco de Lucía – Arcángel – Poveda

50 Festival Internacional de
Cante de las Minas de La Unión.

Paco de Lucía
Martes, 10th de agosto, 2010. 2300h. La Unión (Cartagena)


Especial 50 Festival Internacional del Cante de las Minas. Seguimiento diario, reseñas, fotografías, agenda cultural, concurso, videos…

 

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El martes en La Unión el programa de galas del cincuenta aniversario se clausuró espectacularmente con el recital de Paco de Lucía. 

Durante el día había habido otros eventos de peso.  A las siete de la tarde, tuvo lugar la inauguración oficial de la Calle “Miguel Poveda”, con la presencia del cantaor, el alcalde de La Unión, diversos representantes municipales y bastantes admiradores del artista que estaba visiblemente emocionado.

Poco después el trencito turístico nos llevó al Parque Minero donde descendimos a la gran bóveda de la mina Agrupa Vicente para un extraordinario recital acústico de Arcángel, con Miguel Ángel Cortés a la guitarra.  En ese marco privilegiado, con escasa iluminación, la voz fina y dulce del joven onubense creó un ambiente mágico.

Más tarde, en el escenario principal del Festival, el embajador japonés en España, Fumiaki Takahashi, recibió el premio Catedral del Cante por la labor de su país en la difusión del arte flamenco. 

 

Y por fin había llegado el momento de la aparición del mito…  “Paco de Lucía, el mejor guitarrista de la historia del flamenco” pregonaba la nota de prensa.  Pero la técnica que había dejado boquiabiertos a la afición y a los grandes maestros hace más de cuatro décadas, ha quedado algo anticuada comparada con el nivel actual, y las facultades de ningún sesentón son las que eran a los veinte años.  No obstante, los logros de Paco de Lucía van mucho más allá del virtuosismo.  El genio de Algeciras revolucionó y renovó la banda sonora del género; la guitarra flamenca había alcanzado la mayoría de edad, y tenía que hacer algo más que funcionar como percusión alternativa.  Paco ha trascendido su propio talento y persona para convertirse en el símbolo de la modernización y difusión del flamenco a nivel mundial, una hazaña que le ha valido numerosos reconocimientos, más recientemente el de Doctor Honoris Causa del Berklee College of Music de Boston, Estados Unidos.

Los que recordamos el flamenco antes del reinado de Paco de Lucía, y luego vimos su aparición, conquista y ascenso, ahora acudimos a sus recitales con nostalgia, recordando aquellos tiempos cuando todo era la aventura de la creación, y el descubrimiento del sinfín de posibilidades que el joven nos puso en bandeja.  Hoy en día encontramos pocas sorpresas en las actuaciones del maestro – tampoco Einstein hizo gran cosa después de sentar las bases de E=mc2 a los veintipocos años, ni falta que le hacía; los logros de los genios no caducan nunca.

En una serie de piezas destacadas de su repertorio más conocido, empezando en solitario por rondeña, y poco a poco incorporando a su sobrino Antonio Sánchez como segunda guitarra, Farruco al baile, David de Jacoba y Duquende al cante, Antonio Serrano con la armónica y teclado, Piraña en la percusión y Alaín Pérez al bajo, pudimos contemplar la evolución de la obra de Paco, desde el flamenco clásico hasta el repertorio jazzístico que habitualmente desarrolla en la actualidad.

No había palmeras esta vez para decorar el fondo, pero los rasgueados crujientes, los tonos como campanas y el característico compás por resorte no dejaban lugar a dudas del autor de los sonidos.  La voz de Duquende evocando a Camarón en cada instante completa el retrato nostálgico.

El poderoso baile de Farruco enciende aún más a un público encendido, y descubrimos la voz contemporánea del joven David de Jacoba.  Cuesta imaginar a otros maestros concertistas actuales acompañando baile y cante con tanta soltura; Paco no pierde de vista el objetivo flamenco del que claramente sigue gozando, porque el flamenco está en él a pesar de su affaire permanente con el jazz.

El motor del compás de la bulería mueve casi todos los temas, incluso cuando se disfrazan de otros palos.  En la segunda parte del recital hay que aguantar muchos ratos planos cuando este maestro de maestros se limita a rasguear un fondo anodino a la música que hacen los demás.  Pero todo se perdona, y el inevitable bis termina de enloquecer al público cuando apenas se insinúan unas notas de Entre dos aguas.

Ahora sólo quedan los cuatro días de semifinales y la final del concurso que para muchos es la fundamental razón de ser del Festival de La Unión, y la noche de sábado conoceremos a los ganadores de esta histórica edición de un evento histórico.


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