46 Fiesta de la Bulería

Fiesta de la Buleria

Fiesta de la Buleria

Texto y fotos: Estela Zatania

DEDICADA A LAS PEÑAS FLAMENCAS
Sábado, 7 de septiembre, 2013. 2200h. Plaza de toros, Jerez de la Frontera

¿Y SI DIERAS UNA FIESTA Y NO ACUDIERA LA GENTE?

O sería el precio de entrada, o sería la prohibición de entrar con comida o bebida (con registro agresivo en la entrada según contaban algunos), o que había llovido por la mañana, o simplemente la dichosa crisis, pero ni la presencia en cartel de la figura de culto Juan Moneo “El Torta” (que tuvo una actuación algo plana en los Viernes Flamencos de esta ciudad el mes pasado) pudo atraer a más de mil personas a la cuadragésimo sexta Fiesta de la Bulería.  En la  gran plaza de toros de Jerez, había un público diferente al habitual.  Personas de mediana edad, educaítas y sentaítas que no hacían compás ni bailaban y cantaban en las gradas.  Como dice el refrán, “cuidado con lo que deseas, porque se puede cumplir”.  Ya no hay botellón en la Fiesta de la Bulería, sino una triste frialdad.

Era un cartel digno, femenino en su mayor parte, sin que esto representara menor impacto.  El presentador Pepe Marín nombró de una en una a las componentes del cuadro telonero “Jerez es Flamenca”: Macarena Moneo, Ana de los Reyes, Rosario Soto, Rocío la del Mono y Carmen la Cantarota, de las grandes familias cantaoras de Jerez.  Casi fue lo mejor de la noche.  La típica escena de compás a nudillos “alreó” de la mesa, sin guitarra, como en los tabancos y gañanías de antes, turnándose por bulerías con cantes y bailes, cinco mujeres desplegaron el empaque jerezano en todo su esplendor.  Compás energético, personalidad y mucho sabor.  Y pensar que hasta hace no tantos años fue costumbre que las mujeres casadas no cantaran fuera del entorno familiar.

Pero estamos en el año 2013, el flamenco evoluciona y se transforma, y a la Fiesta de la Bulería  vino la joven onubense “Argentina” con el jerezano José Quevedo “Bola” a la guitarra, el cajón de José Carrasco y las palmas del Torombo y el Oruco.  Su voz luminosa y cristalina, tan dulce y veloz como la de una tonadillera, entregó un repertorio de peso: tientos tangos con estilos trianeros, bulería por soleá con aire jerezano gentileza del Bola, malagueña de Chacón con abandolao “de mi tercer disco”, terminando con un arreglo original de jabera, a velocidad variable.  Todavía quedaba la siguiriya, al 7 por medio señores, ejecutada con extrema pulcritud, como todo lo que hace la joven Argentina, terminando con una intensa interpretación de la de Juanichi el Manijero que puso en pie al público.  Cantiñas, bulerías con guiños para Paquera y Lole y Manuel y fandangos de su tierra para terminar.

Manuel Moneo, con toda su dignidad mairenera, su seriedad, aplomo y conocimientos, acompañado a la guitarra por su nieto Barullito, realizó su repertorio habitual de cante clásico.  Dicen por ahí que los cantaores jerezanos son cortitos, y en cierto sentido es cierto, pero son larguitos en otra dimensión que es suya exclusivamente.  Por soleá,  por siguiriya “porque estamos en Jerez”, luchando con su voz poco domable esta noche debido a un resfriado, fandangos y bulerías con el baile de su hija para rematar.

Después del descanso, la bailaora María del Mar Moreno se presentó con sus cantaores Antonio y Manuel Malena y “El Quini”, las guitarras de Santiago Moreno y Malena hijo, y el compás y baile de Fernando Jiménez, el Bo y Alex de la Gitanería.  Madura y pausada por taranto con tangos, seguido de un intermedio de bulerías con el baile de Fernando Jiménez, y vuelve María vestida de rojo eléctrico para un baile por soleá que desemboca en compás de romance y bulerías.  Hacía más de una década que la bailaora no pisaba este evento, y fue muy bien recibida.

Esperanza Fernández fue acompañada a la guitarra por el Bola que constantemente suelta detalles originales y sorprendentes.  Cantiñas variadas en Mi, un arreglo de malagueña con abandolao y siguiriyas, y a continuación un surtido de tangos…de Triana y de la Repompa, pasando por las Grecas y Granada.  Se cambia de zapatos para las bulerías, porque es una excelente bailaora, y siempre generosa con las pataítas.

A Juan Moneo “El Torta”, gran figura de la noche, le tocó clausurar.  Esta vez, con el público convenientemente controlado y reducido, no había jóvenes que corearan su nombre ni que gritaran.  No había chispa.  Después de martinete, le acompaña la guitarra de Paco Lara por malagueña, más cante libre con los fandangos (mucho rato sin cante de compás) y por fin las bulerías y bis de canción cuando son las tres y media de la mañana.


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