El Festival Internacional del Cante de las Minas ha vivido otra noche emotiva con la entrega del ‘Castillete de Oro’ a Pepe de Lucía, un artista cuya vida y obra encarnan el alma del flamenco. El galardón, máximo reconocimiento del festival, no solo celebra su trayectoria, sino que también rinde homenaje a su profunda conexión con la música y su familia, pilares fundamentales de su arte.
Pepe de Lucía recibió el ‘Castillete de Oro’ en una ceremonia cargada de emoción, donde recordó a quienes forjaron su camino: sus padres, Antonio de Algeciras y Luzía, y sus hermanos Ramón y Paco de Lucía, este último leyenda de la guitarra flamenca. «Este premio representa el alma del flamenco, la raíz, el esfuerzo y la verdad», compartió el cantaor, visiblemente conmovido.
En sus palabras, destacó la importancia del Festival del Cante de las Minas como un espacio donde el flamenco se vive con autenticidad. «Es un honor estar aquí, donde el cante se honra con alma y verdad», afirmó, agregando que este reconocimiento lo guarda «en el alma». La noche también estuvo marcada por anécdotas íntimas, como sus recuerdos junto a Camarón de la Isla y su hermano Paco, figuras que, según él, «rompieron el siglo de oro del flamenco».
Pepe de Lucía, quien confesó que desearía «morir en un escenario», sigue activo en la composición y producción, demostrando que su pasión por el flamenco permanece intacta. El presidente de la Fundación Cante de las Minas, Joaquín Zapata, subrayó la relevancia de que otro miembro de la familia De Lucía reciba este premio: «Ni Paco ni Camarón habrían sonado igual sin Pepe».
Fotos: Carmen «Jayam» – Fundación Cante de las Minas
Una placa en la Avenida del Flamenco
La emoción continuó por la noche, al finalizar el recital de Sara Baras, cuando Pepe de Lucía inauguró su placa en la ‘Avenida del Flamenco’ de La Unión, acompañado por la bailaora Sara Baras. Este paseo de la fama, que ya incluye a su hermano Paco, ahora luce también el nombre de Pepe, consolidando el legado de una familia que ha marcado la historia del arte jondo.
Momento mágico: entre palmas y olés, Pepe y Sara improvisaron con su cante y una pataíta con mucho sabor, regalando a los asistentes un instante de esencia flamenca. «Para mí es un doble regalo actuar y acompañar a Pepe hoy», expresó Baras, quien destacó el vínculo especial que los une. La placa no solo simboliza el reconocimiento a su carrera, sino también su lugar en la historia viva del flamenco.
