José Vargas Vargas 'Mono de Jerez'

1946-2006

Fotos: Estela Zatania excepto portada, Inma Puchal
Texto: Estela Zatania

No le gustaba que le gente le dijera “festero”. Pero
precisamente José Vargas el “Mono de Jerez” fue el
indiscutible número uno en esa subdivisión flamenca, dominada
por pocos actualmente, una especie de juglar que combina cante, baile
y buen humor en una sola personalidad expansiva.

En su adolescencia en las gañanías de Jerez y Lebrija,
ya tenía fama de bailaor simpático, pero no le gustaba el
trabajo de campo y se hizo artista muy joven, un camino casi igual de
duro en aquella época. Como otros jerezanos de su generación,
recibió el apoyo de Manuel Morao con el que inició su carrera.

con Parrilla de Jerez
con Luis el Zambo

Como ocurre a veces con los festeros, no fue un destacado bailaor ni
cantaor, pero compás, gracia, vivencias y los buenos instintos
flamencos coincidían en él de manera sublime, dando lugar
a un personaje absolutamente imprescindible para este arte. Lo veías
en fiestas, casetas de feria, reuniones de amigos, peñas, festivales,
algún espectáculo de teatro, siempre metiendo a la gente
en el bolsillo con la mayor facilidad. La imagen que más recuerdo
de él, casi su sello, es como hacía de saltar a una imaginaria
comba por bulerías.

Pero no todo fue chiquilladas a compás. El Mono también
conocía el cante por derecho, y por siguiriyas en particular a
veces era capaz de encontrar un inesperado filón emotivo. Le gustaba
que la gente le considerara un cantaor de verdad, y hacía años
que daba, cada otoño, en la jerezana peña flamenca Tío
José de Paula, un curso orientativo de cante. Entre otras colaboraciones
en disco, grabó en 1998 “Cayos Reales, Los Juncales de Jerez”,
con otro artistas emblemáticos de Jerez.

Mono de Jerez de joven
la gracia

Hace unos años, en un Viernes Flamenco en Jerez, le hice algunas
preguntas para una entrevista que nunca llegué a escribir. Una
de las preguntas fue, cómo le gustaría que la gente lo recordara,
y estaba segura que diría “como un cantaor de flamenco”.
Pero no. Con esa sencillez y gran humanidad suya respondió: “Sólo
quiero que digan que he sido una buena persona”.

José Vargas, el Mono de Jerez, fue un gran artista, único
en su especialidad, festero y cantaor y sí, una excelente persona
a la que la afición siempre echará de menos.

 

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