Precedido por el éxito alcanzado desde su estreno, el pasado mes de diciembre en el Teatro de los Campos Elíseos de París, llega al Gran Teatro de Córdoba Sabores, el último espectáculo del Ballet Flamenco Sara Baras.
Foto: Rafael Manjavacas
Con este montaje, la bailaora gaditana cierra la trilogía que
inició con Sensaciones y prosiguió con Sueños, un
bloque en la línea de espectáculos sin ningún hilo
argumental, sólo integrados por coreografías flamencas enmarcadas
en una sencilla estética. Sabores podrá verse en el Gran
Teatro mañana jueves 30 y el viernes 31 de marzo, ambos días
a las nueve de la noche. El espectáculo está incluido en
la programación diseñada con motivo del Año del Flamenco.
Para esta producción, Sara Baras ha contado con dos artistas
invitados, José Serrano y Luis Ortega, dos bailarines de marcada
personalidad escénica que colaboran también en algunas de
las coreografías. El cuerpo de baile, por su parte, está
formado por nueve bailarines. La música original compuesta para
Sabores, en la que ha colaborado José Carlos Gómez, está
interpretada en directo por seis músicos: dos guitarras, dos voces,
un violín y percusiones.
La bailaora gaditana ha querido rendir homenaje con este nuevo proyecto
a Concha Baras, su madre, y de paso a todos los maestros que considera
referentes en su carrera artística. En plena madurez creativa,
Sara Baras se atreve a asumir todos los papeles de la obra: dirige, baila,
coreografía, diseña el vestuario, la escenografía
y las luces. “Tengo mi manera de ver el flamenco”, explica,
y la hace patente afrontando todos los resortes de un espectáculo.
Aunque no cuente ninguna historia, Sabores gira en torno a un concepto,
más bien una sensación. “Aquí he pensado –dice
la bailaora- que cada palo del flamenco tiene un color, así que
vamos a colorear cada sentimiento. Y como ahora el mundo pasa una época
regular, necesitamos un espectáculo alegre. Claro que es profundo,
pero no triste. La verdad es que refleja todo lo bueno que nos ha pasado
a la compañía en los últimos años. Es como
transmitir que hay una parte del flamenco en la que disfrutamos”.
Sobre el escenario se suceden durante casi una hora y media tangos, seguiriya,
zambra, alegrías, taranto, tanguillos, jaleos y bulerías…
en una paleta de colores y sabores que transmiten emoción y alegría.
Una escenografía escueta, unas luces que huyen del tenebrismo y
un vestuario basado en la sencillez formal contribuyen a resaltar el protagonismo
del color y su relación con cada palo del flamenco.
Para la crítica, Sabores da un paso adelante respecto a sus anteriores
espectáculos no argumentales. Resulta una obra elegante, dinámica,
muy pulida y sin altibajos, en opinión de los expertos. Y destacan,
por otro lado, el hecho de que estén perfectamente compensadas
e hiladas las piezas solistas y las piezas corales, algo sobre lo que
llama la atención la propia Sara Baras, que se muestra especialmente
satisfecha del trabajo de grupo realizado por los integrantes de su compañía.
